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jueves, 7 de octubre de 2010

´Para nosotros hoy se ha acabado la guerra´


Una familia de Torrent localiza y recupera el cuerpo de su abuelo, que fue represaliado por el franquismo, y lo trae de vuelta a la ciudad para que descanse en el cementerio La ley de la memoria permitió sacarlo de una fosa común en Pamplona




´Para nosotros hoy se ha acabado la guerra´
´Para nosotros hoy se ha acabado la guerra´  
LAURA SENA TORRENT

José María Yubero Sevilla era un niño de corta edad que vivía en Casas de Benítez, en Cuenca, con su hermano Arsenio, cuando su padre, Miguel Yubero Mondéjar, fue reclutado por el Ejército de la República para combatir en la Guerra Civil. Al término del conflicto y ya de regreso en su pueblo, fue represaliado por el régimen franquista y condenado a muerte. La pena le fue conmutada por la de 30 años en la prisión del Fuerte de San Cristobal, en Pamplona.
No obstante, falleció al poco tiempo, en 1942, de tuberculosis. Sus hijos y hermanos, que se trasladaron a vivir a Torrent, nunca supieron qué pasó con él. Ni en el franquismo -"cuando buscar a un preso político suponía que te ficharan"-, ni en los primeros años de democracia pudieron averiguar donde fueron a parar sus restos mortales.
Tres años de trabajo con la colaboración de diversos grupos para la recuperación de la memoria histórica han permitido a los Yubero localizar el cuerpo en una fosa común de Pamplona y trasladarlo a Torrent, donde ayer recibió sepultura en el cementerio municipal, en la estricta intimidad. La ley de la Memoria Histórica ha hecho posible que Miguel Yubero descanse por fin en el camposanto donde también están su esposa y sus hijos fallecidos. La familia es también la primera de Torrent que logra localizar a un antepasado represaliado a raíz de la ley de la Memoria.

Colaboración altruista
La búsqueda que iniciaron los Yubero, instados por José María, el único hijo de Miguel que queda vivo, coincidió en el tiempo con los trabajos de la Sociedad de Estudios Aranzadi, la sociedad cultural Txinparta y la Asociación de Fusilados de Navarra. Con el apoyo y los fondos del Ministerio del Interior, y siguiendo las indicaciones de los papeles hallados por Roldan Jimeno de su padre, el historiador Jimeno Jurio, sobre una fosa común en la ladera de San Cristobal, en Pamplona, los grupos comenzaron las excavaciones y exhumaciones. La información de los textos de Jimeno Jurio había sido corroborada por las autoridades militares y eclesiásticas, a raíz de desclasificarse documentos con la ley de la Memoria Histórica.
En total había 131 prisioneros enterrados y todos ellos tenían una botella de cristal entre las rodillas, donde se había introducido un papel con su nombre. Sin embargo, la humedad había destruido el corcho, según explica la familia y no era posible identificarlos a todos. Las pruebas de ADN lograron localizar a Miguel Yubero Mondéjar y traerle "de vuelta con los suyos".
"Fue precisamente y gracias al esfuerzo de personas como Koldo Pla, Joseba Ereolaza, Paco Etxebarria y tantas y tantas otras que de manera altruista dedicaron muchas horas de su tiempo, por lo que hoy podemos tener a Miguel Yubero entre nosotros. Nuestra familia les estara siempre muy agradecidos", manifiestan.
Tras dar sepultura a los restos mortales de Miguel Yubero Mondéjar, su hijo José María se manifestó "tranquilo y en paz" porque "por fin para nuestra familia hoy se ha acabado la guerra". Su hijo José Miguel opina que "no ha sido un proceso de rencor sino de justicia para unir 70 años después aquello que la guerra civil separó".

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