Contacto por e.mail

Contacto por e.mail: fuertesancristobal.pamplona@gmail.com

jueves, 28 de noviembre de 2013

Dejad que los muertos callen


Dejad que los muertos callen


Los muertos callan
en silencios que estallan
lanzando a los cuatro vientos
sus verdades escondidas
como bien dice Lucía (*).

Los muertos callan
en silencios que narran
historias de libertad,
de injusticias y venganzas,
sueños rotos e ideales
para siempre vivos,
ahora mucho más actuales.

Dejad que los muertos callen
sus silencios explosivos
que nos salpican el alma,
nos esclarecen la mente
y nos motivan el habla.

Dejad que los muertos callen,
dejadlos con sus silencios.

Hora es ya la de los vivos,
la de gritar su mensaje;
ahora son nuestras voces
las que deben hablar alto
bien sea en prosa o en verso,
en letra escrita o en canto,
divulgando sus verdades,
sus recuerdos e ideales,
su lucha por la justicia.

Dejad que los muertos callen,
que sus silencios resuenen,
que se oigan en todas partes.

Silenciados fueron en nombre de Dios,
y otros dioses terrenales,
religión, poder, ambición,
envidias, venganzas  y odios,
todos igual de falaces.

Dejad que los muertos callen,
que su silencio se escuche
bajo el suelo y hasta el cielo,
silencio con tal estruendo
que ningún dios ya lo acalle.
.
                     Venancio Pla (Nov. 2013)
.
(*) Lucía Sócam, "Verdades escondidas"

martes, 29 de octubre de 2013

ARTURO TORRES BARRANCO. Memoria de una búsqueda. (2)


María Torres nos expone la historia de su abuelo, un republicano español, en la mesa de mujeres, secretaría de desaparecidos de la Gavilla verde,  en las XIV Jornadas El Maquis en Santa Cruz de Moya el 5 de Octubre de 2013




ARTURO TORRES BARRANCO. Memoria de una búsqueda.




"Cuando leí las palabras de Kafka que presiden este texto
(¿Qué llevo sobre los hombros? ¿Qué fantasmas me envuelven como una capa?)
entendí de qué se trataba, qué impulsos profundos me empujaban
a abordar unas cuestiones de las que nada sabía"

José Andrés Rojo
"Vicente Rojo. Retrato de un general republicano"
 _______________________________________________

Por María Torres
Nieta de republicano español

Lo que puedo contaros es todo lo que sé desde el dolor, y eso nunca se inventa…
Arturo Torres Barranco

Me enteré que mi abuelo había estado en la cárcel cuando tenía siete años. Por aquella época yo no sabía nada de la Guerra, la represión, ni de la mano del infame que meció ambas por el camino del desamparo y la tragedia.

37 años después inicié una investigación, que aún está inconclusa. Una batalla contra la desmemoria con el objetivo de averiguar cuándo, cómo, quién y por qué. La Memoria no puede desaparecer con los testigos.

Mi abuelo, Arturo Torres Barranco, nació en 1895 en Torrubia del Campo, un pequeño pueblo de Cuenca. Era agricultor, propietario de unas cuantas tierras, una galera y una pareja de mulas. Trabajaba de sol a sol con la ayuda de un jornalero y tenía muchas inquietudes políticas.

Con la llegada de la República ocupó el cargo de Recaudador del Impuesto de Utilidades y Consumos de la primera corporación republicana de la localidad. El 30 de junio de 1936, pocos días antes del golpe militar, presentó el último estado de cuentas.

En las elecciones del 16 febrero de 1936 apoyó al Frente Popular y tras la victoria de éste, fundó en su pueblo el Partido de Izquierda Republicana. Carezco de información de este periodo de la vida de mi abuelo. (Cuando solicité datos de su militancia a Izquierda Republicana, después de mucho silencio solo obtuve la desafortunada respuesta de que para ellos era prioridad la política y no la Memoria, regalándome el calificativo de “ignorante”).

Y llegó la sublevación fascista que desencadenó en la Guerra en la que mi abuelo no participó. La provincia de Cuenca se posicionó fiel al gobierno legítimo de la República hasta el 29 de marzo de 1939, fecha en que los franquistas ocuparon la capital.

Por testimonios que he podido leer en su expediente judicial, mi abuelo pasó el periodo de la Guerra ayudando tanto a personas de derechas como de izquierdas, y haciendo cuanto pudo para favorecer, amparar y aliviar la situación en que se encontraban unos y otros.

Pero hay un hecho que marca el futuro de mi abuelo. El 7 de diciembre de 1937 fueron detenidas en el pueblo tres personas por la Brigada Roja. Parece ser que desde Madrid se pidió informes de estas personas a Izquierda Republicana y que mi abuelo firmó los mismos, como así lo ratifica en su declaración posterior al Auditor de Guerra.

En la mañana del viernes 1 de septiembre de 1939, casi a la misma hora que Alemania invadía Polonia dando comienzo a la Segunda Guerra Mundial, mi abuelo era detenido y trasladado a la cárcel del municipio en prisión preventiva. Ese día cumplía 44 años y como tantos otros defensores de la República pasaba a engrosar el catálogo franquista de destrucción humana.

El 6 de septiembre de 1939 se cursa denuncia  contra mi abuelo por parte de Eugenio Espada Fraile, Ceferino Martínez Moreno e Isidro Barranco Plaza. Este último tío de mi abuelo, que posteriormente se desdice se la misma. El 9 de febrero de 1940, Eugenio Espada Fraile, más conocido como “El Cojo Tramillones”, vuelve a ejecutar la denuncia esta vez en el marco de la Causa General. Este individuo era un delator ejemplar que llenó la Causa General de denuncias hacia sus vecinos. Posiblemente esto le valió para conseguir dos puestos del Ayuntamiento, el de cartero y el de guarda del término municipal.

Ese mismo día la Auditoria de Guerra solicita informe de conducta social y política. Se recibe una primera respuesta por parte del Comandante de la Guardia Civil de Fuente de Pedro Naharro, Cuenca, fechada el 14 de octubre de 1939 que dice: “Arturo Torres Barranco no participó en desmanes de la Horda Roja. Tan solo elaboró informes contra la ideología de varias personas como directivo de Izquierda Republicana”; Una segunda por parte del Comandante del Puesto de la Guardia Civil de Cuenca el 15 de enero de 1940: “Arturo Torres Barranco es fundador de Izquierda Republicana. Se ignora el cargo que ostentaba. No tomó parte en requisas, incautaciones, destrucciones de la Iglesia ni detenciones. En los primeros días del alzamiento fue visto en la localidad armado de escopeta. Ingresó con carácter forzoso en el Ejército Rojo” y una tercera de la Alcaldía de Torrubia del Campo el 22 de enero de 1940: “Arturo Torres Barranco pertenecía a Izquierda Republicana de la que fue fundador y socio desde las elecciones de febrero de 1936, votando la candidatura del Frente Popular. Como directivo del partido emitió y firmó informes contra los denunciantes”.

A las tres de la tarde del 10 de septiembre de 1939 ingresa en la Prisión Provincial de Cuenca, cuatro días después asiste a la práctica de diligencias al S.I.P.M. (Servicio de Inteligencia de la Policía Militar), el 15 de septiembre pasa a disposición del Auditor de Guerra de la plaza y después es trasladado a la Prisión habilitada del Seminario de Cuenca.

Con fecha 18 de septiembre de 1939 la Auditoria de Guerra procede a instruir un sumarísimo de urgencia (1654/39). Cuatro meses después comparece ante el Juez para la lectura de cargos y el 4 de mayo de 1940 se le comunica que se llevará a cabo la vista del Consejo de Guerra, así como el nombramiento de defensor en la persona de Antonio Ruiz-Pérez Pérez. El instructor de la Causa considera que “el hecho perseguido se encuentra sancionado en el Bando de Guerra y Código Castrense, y se ratifica  el procesamiento de Arturo Torres Barranco  que se encuentra detenido en la Prisión del Seminario”.

Ser republicano, tener ideología de izquierdas y haber fundado I.R. en una pequeña localidad conquense era más que suficiente para que a mi abuelo le imputaran un delito de Rebelión. Pero, ¿Quién se rebeló contra quien? A media España se la castigó con el encarcelamiento y/o la muerte por no adherirse a la sublevación fascista.

El Consejo de Guerra tuvo lugar a las tres de la tarde del día 6 de noviembre de 1940. En el expediente judicial custodiado en el Archivo Histórico de Defensa, consta que se celebró en la Audiencia Provincial de Cuenca. El rastreo de información del Ministerio del Interior indica que tuvo lugar en Madrid. La acusación del Fiscal: culpable de un delito de auxilio a la rebelión, siendo condenado a la pena de doce años y un día de reclusión. Transcurrieron doce meses sin notificación oficial de sentencia, por lo que con fecha 14 de noviembre de 1941 mi abuelo escribe al Auditor de Guerra de Aranjuez suplicando le sean concedidos los beneficios de la libertad condicional o la prisión atenuada. Para ello se hacía imprescindible la presentación de un aval ante la Comisión Provincial de Clasificación y Excarcelamiento. Contó con un inmejorable aval fechado el 12 de noviembre de 1941 firmado por el entonces Alcalde de Torrubia del Campo, Ramón Salmerón Herráiz, y los jefes de Falange en el que manifiestan que “no ven inconveniente en que el convecino Arturo Torres Barranco recluido actualmente en la Prisión Seminario de Cuenca, como presunto responsable de algunos sucesos ocurridos en la localidad durante la dominación marxista, le sean concedidos los beneficios de la libertad condicional o prisión atenuada, el que de ellos corresponda en su caso según las leyes vigentes, ya que reconocen que su culpabilidad no es grave ni lo conceptúan peligroso, siendo por tanto posible, la convivencia con el mismo en este municipio”.

Quien promovió ese aval, tras un exhausto trabajo y ayudó al abuelo cuando estaba en prisión, haciendo de soporte jurídico y empeñándose en conseguir sacarle de aquel infierno fue Ramón Salmerón y su mujer Asunción Sanz Pérez, hija de Baldomero Sanz el fundador de Solán de Cabras. Ambos de derechas y adeptos al Glorioso Movimiento Nacional, pusieron de manifiesto con éste este y otros actos, que existe una realidad que no tiene en cuenta las ideologías y esta realidad no es otra que el compromiso de vida y solidaridad con las personas.

Simultáneamente, el Auditor recibió una veintena de declaraciones indicando que mi abuelo era un hombre de intachable conducta. Entre las declaraciones se encontraba la de algún delator, perteneciente a la familia, concretamente el tío y primo de mi abuelo desdiciéndose de sus denuncias.

Le concedieron la prisión atenuada el 23 de noviembre de 1941. Había pasado encarcelado dos años, dos meses y trece días, abatido, sometido a la tortura psicológica y física. Más de dos años conviviendo con el miedo. Salió de la cárcel el 24 de noviembre de 1941 con una libertad precaria, pues a todos los efectos seguía siendo un preso de Franco. Su libertad estaba condicionada al comportamiento que tuviera fuera de la cárcel, por lo que tuvo que vivir con la constante amenaza del retorno. Los salvadores de la patria no le dejaron levantar la cabeza.

En la causa General instruida por la Fiscalía del Tribunal Supremo franquista, encontré que cuando ya llevaba un año encarcelado y con fecha 28 de octubre de 1940, se le imputa junto con otros, el siguiente delito: “Durante la guerra se incautó la horda marxista de las fortunas de los señores que a continuación se relacionan, saqueó sus casas y hasta intentaron o pensaron atentar contra la virtud de dos jóvenes hijas de un asesinado”.

“Intentaron o pensaron atentar”. No es que se tenga certeza del delito, tan solo se supone. Incluso se supone lo que pensaban.

El 22 de mayo de 1943 el Auditor de Guerra de Aranjuez manifiesta: “Examinada su causa y valorados los hechos, no se encuentran méritos suficientes para tener por justificada la perpetración de delito, por lo que se aconseja el sobreseimiento provisional”.

En octubre de 1944 el Juez considera a mi abuelo mero propagandista y el Auditor de Guerra acuerda dar curso a la libertad vigilada. Seguía siendo preso. Aún no he podido averiguar el día que consiguió la libertad definitiva.

El 27 de marzo de 1945 se decide finalmente el sobreseimiento de los cargos. Vivió desde entonces su exilio interior dentro de una sociedad herida, intoxicada de la estructura mental del dictador, para el cual el orden era su orden, el derecho su derecho y la vida no tenía valor.

Antes de que Auditor de Guerra aconsejara el sobreseimiento provisional de la causa, mi abuelo fue citado a un interrogatorio el 7 de abril de 1943. Se encontraba ya fuera de la cárcel en prisión atenuada. El Auditor le preguntó por la autoría de las firmas de una serie de documentos incautados en relación con su militancia en Izquierda Republicana. El abuelo ratificó que eran suyas. En algún momento el Auditor le pregunto si sentía arrepentimiento y comenzó a mofarse de la República. Mi abuelo dijo: “Soy más republicano que nadie”, y así lo recoge el sumario.



Gracias abuelo. Gracias por no doblegarte y por ser un hombre íntegro durante toda tu vida. Porque fuiste, soy y porque soy, será...

Mi abuelo murió el 19 de mayo de 1975, cuando le quedaban unos meses para cumplir ochenta años y antes de que el “caudilloporlagraciadedios” abandonara la vida que nunca debió acogerle. Murió sin ver cumplido uno de sus deseos y que no era otro que celebrar su ochenta aniversario rodeado de toda la familia. Se llevó con él todo el dolor y su historia, que aunque a nadie más que a él pertenecía, también era parte de la mía. Si yo hubiese sabido antes lo que se hoy, en su féretro no hubiera faltado la bandera republicana.

Partí de cero y he conseguido recuperar una parte importante de la Memoria de mi abuelo.  Contar con la certeza de que como tantos otros fue humillado y torturado en las cárceles franquistas, que convivió con el hambre y el terror de una represión institucionalizada, que cuando pudo salir de aquel infierno, era un ser derrotado, agarrado a un bastón, un vencido que guardó silencio durante toda su vida, no es suficiente.  He intentado iluminar su Memoria por mi padre y sobre todo por mi hija, para que no olvide nunca y jamás tenga que luchar contra una palabra: IMPUNIDAD.



María Torres
Nieta de un republicano español



lunes, 28 de octubre de 2013

Homenaje en Pikoketa - 27 de octubre de 2013

Como todos los años, se celebró el homenaje a los asesinados en Pikoketa en agosto de 1936.
Tras los actos propios del homenaje, numerosas personas se juntaron a comer en el restaurante de Pikoketa.

Video del homenaje



Texto leído durante el homenaje

Buenos días
Cuando a la memoria le asiste la razón y la legitimidad de una lucha, que se recuerda con dignidad, la memoria y la historia, nos hace fuertes.
En el mes de septiembre de 1936, Irun libró su penúltima batalla por la libertad; libertad que clareaba en los montes y valles de Euskal Herria. En Irun conocimos lo que la palabra internacionalismo significa en la lucha de los pueblos por la conquista de la libertad y la justicia social. En julio de 1936, militares profesionales, falangistas y requetés amenazaron nuestra ciudad con su criminal hechura de fascismo español. Hombres y mujeres de Euskal Herria, republicanos, comunistas, anarquistas, socialistas, nacionalistas, unidos en el Frente Popular de Irun, tuvieron que tomar las armas para su defensa.
Durante el mes de agosto, Endarlatza, Erlaitz, Pikoketa, Elaiza, Zubelzu, San Marcial, fueron cayendo bajo la superioridad militar de los fascistas, una superioridad militar acrecentada como consecuencia del pacto de no intervención firmada por Gran Bretaña y Francia, con las potencias del eje nazi-fascista alemán e italiano.
A finales de agosto, el criminal fascista Beorlegi, dio la orden de bombardear, con artillería de gran calibre y aviación la población civil irundarra. Se estima que fueron cerca de 5.000 hombres, mujeres, niños y ancianos (el 28% del total de la población) los que tuvieron que huir de nuestra ciudad, sitiada por los militares fascistas. Idénticos episodios se sufrirán en toda la gfeografía vasca y los pueblos del conjunto del Estado, con cientos de miles de civiles desplazados y asesinados por las bombas fascistas: Durango, Gernika, Bilbo, Oviedo, Málaga, Barcelona, Valencia...Junto a ello, fueron cientos de miles de fusilados, los asesinados, los enterrados en fosas y cunetas; cerca de 6000 en Euskal Herria, más de 300.000 en el conjunto del Estado.
El 5 de septiembre cayó Irun, las tropas del criminal Beorlegi avanzan por la avenida de Francia. Cayó Irun, asesinaron, saquearon y quemaron...Pero nosotros no olvidamos. No olvidamos "a los de Pikoketa", a los que la defendieron porque defendían la legitimidad republicana, los derechos sociales y económicos de todos los trabajadores, las libertades civiles y políticas de todos los ciudadanos sin distinción.
Hoy, al recordar aquellos hechos, lo hacemos con la firme convicción de que su memoria servirá para fortalecer nuestra voluntad de hacer realidad nuestras ansias de conocer la VERDAD, hacer JUSTICIA, materializar la REPARACIÓN, para que, en difinitiva, el fascismo no vuelva a regenerarse, por lo que exigimos se establezcan las necesarias GARANTÍAS DE NO REPETICIÓN.
Eskerrik asko.
A continuación citamos uno a uno los nombres de los aquí asesinados y hoy homenajeados:
  • Mertxe López Cotarelo. 17 años
  • Pilar Vallés Vicuña. 17 años
  • José María Arruti Idiakez. 18 años
  • Victor Genua. 25 años
  • Jesús López Casado. 26 años
  • Agapito Dominguez. 23 años
  • Bernardo Usabiaga Jauregui. 18 años
  • Manuel Justo Alberdi. 22 años
  • Vicente Argote. 47 años
  • Agustín Miguel Bermejo. 39 años
  • Félix Luz Etxeberria. 27 años
  • Ángel Braña López.
  • Miguel Jacinto López Martínez. 49 años

Fotos del homenaje y más detalles:

http://asociacionrepublicanairunesa.org/cas/homenaje_pikoketa2013.php


lunes, 2 de septiembre de 2013

Mi abuelo Antonio

Lunes, 2 de Septiembre de 2013

HOY hace 77 años te quitaron la vida unas personas sin conciencia, sin respeto a la vida, sin amor al prójimo, sin conocimiento de los santos mandamientos, Asesinos.


A primera hora saliste de casa, todo estaba organizado aunque tú nada sabías, la Guardia Civil te estaba esperando, fuiste con ellos al ayuntamiento. En el corto trayecto que hay, fuiste visto por varias personas, guapo, erguido, noble y bien nacido. Pantalón azul marino y camisa blanca con las mangas remangadas hasta el codo.
Después, fuiste trasladado a un pueblo cercano, a 3 kilómetros de distancia, a la tapia del cementerio, tu paredón. Cargaron, dispararon, la bala entro por la sien izquierda y salió por la nuca. Del ayuntamiento habías salido mal herido, tenías muchos golpes, varias costillas rotas que te habían dañado los pulmones. Te enterraron en la fosa donde cada día inhumaban a gente como tú, con ideales, que no habían cometido delito alguno. A las 11 horas de la mañana del día 2 de septiembre de 1936, firmaron dos testigos y el secretario tu defunción, en ella pone que no constan las causas de tu muerte.
No perdieron el tiempo. No transcurrieron ni dos horas de la vida a la muerte, de ser una familia feliz al dolor eterno para ti, para tu mujer y tus hijos.
Tú no lo sabías, pero el alcalde había escrito al gobernador civil para que te destituyera como cartero por ser de Izquierda Republicana. Llegó la respuesta, decía que estaba de acuerdo con los argumentos para tu destitución, esta debía hacerse efectiva el día 2 de septiembre, firmó el nuevo cartero. Tú no firmaste el cese, no lo sabías. Esta carta fue tu sentencia de muerte.
Después de quitarte la vida, poco les parecía y en 1939 comenzaron a juzgarte en el Tribunal de Responsabilidades Políticas, también actuó el Tribunal de Incautaciones. La abuela tuvo un comportamiento atípico, no se calló, luchó, se enfrentó en los tribunales y pido que le devolviesen la mitad de lo incautado, ya que ese 50% le pertenecía al tratarse de bienes gananciales. Lo consiguió, aunque por el camino tuvo que pagar varias multas. El proceso terminó 6 años después, resuelve diciendo, que aunque es público y notorio tu pertenencia a Izquierda Republicana no se ha podido demostrar. Te juzgaron cuando ya estabas muerto; la sentencia, inocente dentro de una fosa común.
Te he buscado, te he hallado junto con 80 compañeros más. Cuando te exhumamos, pensaba en el detalle de las mangas remangadas, un esqueleto con un botón a la altura del codo, así fue. El ADN confirmó tu identidad.
Tus restos descansan bajo un panteón en el que está grabado el nombre de Antonio Alcega Lázaro, tus huesos metidos en una caja, cubierta por la bandera republicana y, sobre esta, una rosa blanca.
En tu recuerdo abuelo, en el de la abuela, ella no fue asesinada pero tampoco vivió. Gracias abuelo, me siento muy orgullosa de ser tu nieta, gracias por haber tenido un hijo tan maravilloso, mi padre, que me enseñó a quererte, a respetar a otros y a no olvidar.
Olga Alcega

domingo, 14 de julio de 2013

La gran evasión republicana que acabó en matanza


En mayo de 1938, 795 presos republicanos protagonizaron la mayor evasión de la historia de España en el fuerte de Ezkaba (Pamplona). 207 fueron ejecutados en los montes y 586 fueron apresados, 14 de ellos fueron fusilados en agosto como organizadores. 46 presos más murieron por enfermedad y malos tratos hasta 1943. Sólo tres lograron llegar hasta Francia

ALEJANDRO TORRÚS Madrid 14/07/2013
.
Fuerte de Ezkaba. FOTO: TODOS LOS NOMBRES

Fuerte de Ezkaba. FOTO: TODOS LOS NOMBRES

La primera parte del plan de fuga de una treintena de prisioneros políticos del fuerte de Ezkabahabía funcionado. Un pequeño grupo de reclusos había reducido a los escasos militares presentes en el fuerte aquel domingo 22 de mayo de 1938. Las puertas del penal habían quedado abiertas para los 2.497 presos que abarrotaban la prisión navarra. "A la calle compañeros. Sois libres", gritaron los líderes. Desnutridos y con apenas acceso a agua potable durante meses, muchos de los prisioneros dudaron de las posibilidades de éxito de la evasión. 795 sí se decidieron a huir con destino a la frontera francesa, situada a apenas 50 kilómetros del fuerte. Sólo tres consiguieron llegar a Francia. El resto vivió una auténtica cacería humana.
"Creo que todos los que íbamos saliendo nos hacíamos la misma pregunta: ¿Qué nos espera a la salida? Mi respuesta mental fue que preferiría un tiro antes de seguir prisionero y estaba decidido a jugármela", resumió el preso Rogelio Diz. El plan de fuga, sin embargo, falló en su segunda parte: la huida. Uno de los guardias había conseguido escapar del fuerte y avisó a las autoridades militares de la rebelión de los presos. En apenas 30 minutos grupos de falangistas, militares, guardias civiles y requetés estaban peinando la zona en búsqueda y captura de los presos.
"Los que íbamos saliendo nos hacíamos la misma pregunta: ¿Qué nos espera a la salida?" 
"Las tropas nos perseguían a tiros por el monte, nos iban matando como a conejos, al que veían lo mataban, así que nos fuimos dividiendo y dividiendo, y al final íbamos dos gallegos y yo, que soy de León, juntos. No sabíamos dónde estaba Francia. Por la noche avanzábamos y por el día permanecíamos agazapados, hasta que ya no aguantamos más el hambre y nos arriesgamos de día. Llegamos a un pueblo, Gascue-Odieta, y una mujer avisó a los militares. Vinieron a por nosotros, pero, antes de devolvernos al fuerte, la señora nos dio el mejor manjar que he probado en mi vida, un plato de sopa, ¡con fideos!", recordó Félix Álvarez, preso en el penal durante cuatro años, para El País en 2007.
De aquellos 795 presos que habían decidido iniciar la gran evasión, 206 fueron abatidos en pleno monte. Desarmados, desnutridos y descalzos. 586 más fueron apresados. De ellos, 14 más fueron fusilados como cabecillas de la trama el 8 de agosto de 1938. En los siguientes cuatro años, 46 presos más morirían en el penal a causa de los pésimas condiciones de higiene y alimentación que sufrían.
"Hay indicios sólidos que muestran que el plan de los ideólogos de la evasión no era sólo la fuga, sino crear un conflicto en la retaguardia franquista que pudiera ayudar a la República", señala aPúblico Fermín Ezkieta, autor del libro Los fugados del fuerte de Ezkaba (Editorial Pamiela), que narra que el gran cerebro de la trama fue el dirigente comunista Leopoldo Picó, abatido el 24 de mayo de 1938 cuando se encontraba en las inmediaciones de un caserío.

Los tres supervivientes

Según consta en el Cuaderno de Registro realizado por un funcionario de la prisión, sólo tres presos consiguieron llegar a Francia: Jovino Fernández, Valentín Lorenzo y José Marinero. "Apenas unas semanas después de haber conseguido llegar a Francia, los tres presos regresaron a Catalunya para combatir por la República", explica Ezkieta.
 El 16 de junio de 1938, Jovino Fernández concedió una entrevista al periódico de la CNT Solidaridad Obrera: "Al día siguiente [de la fuga], desde nuestros escondrijos comprobábamos con qué saña se nos perseguía. Perros, curas, mujeres con fusiles y boinas rojas, requetés, guardias civiles y soldados andaban y venían por los montes. (...) Nosotros permanecíamos en las espesuras durante el día y avanzábamos por la noche. Yo iba con un grupo primero de unos veinte compañeros; a los dos días quedábamos tres y más tarde quedé yo solo. La persecución seguía dura y tenaz".
Tras diez días escondido en el bosque, alimentándose de "hojas de roble e hierbas", Jovino dio con un pastor que le indicó el camino a Francia. Estaba a sólo cuatro kilómetros. Una vez en territorio francés fue conducido a Hendaia. Apenas 24 horas después, Jovino cogió un tren y se plantó en Barcelona, donde fue ascendido a teniente de Ingenieros a cargo de las transmisiones del 34 Batallón Divisionario de ametralladoras.
Valentín Lorenzo y José Marinero, por su parte, llegaron juntos a San Juan de Pie de Port en la medianoche del 31 de mayo de 1938. Habían pasado nueve días y diez noches desde el inicio de la fuga. Como Jovino, apenas unos días después, se desplazaron a Barcelona para luchar en el bando republicano.
"Ambos fueron guardas de seguridad en la prisión sita en el antiguo convento de las Siervas de María, hasta que fueron destinados a dirigir una columna de prisioneros hacia la frontera a finales de enero de 1939", narra Ezkieta, que ha conseguido reconstruir los pasos de los dos republicanos. "Los dos terminaron en campos de concentración en Francia aunque consiguieron salvar su vida. Valentín comenzó una nueva vida en Burdeos y Marinero se exilió en México", añade.

El cementerio de las botellas

El fuerte y sus alrededores, ya abandonado por el Ejército, es hoy día una gran fosa común. El historiador Koldo Pla relata a Público que aún continúan enterrados en cualquier punto del monte los 207 presos abatidos. "Hemos localizado algunas fosas, pero no sabemos quién hay dentro", señala. Sin embargo, los restos mortales de los fugados no son los únicos que permanecen en las inmediaciones del fuerte.
"Las tropas nos perseguían a tiros por el monte, nos iban matando como a conejos" 
Koldo Pla asegura que junto a estos 207 se encuentran repartidos por los alrededores los restos mortales de alrededor de 200 presos "gubernativos" (no registrados) que falangistas de distintos pueblos iban a pedir al fuerte para fusilarlos y otro grupo de más de 130 víctimas que fueron enterrados en un cementerio creado en el fuerte tras la queja de los ayuntamientos vecinos de que los cementerios locales se estaban quedando sin espacio para sus muertos.
Sobre este cementerio, antropólogos forenses de la sociedad de ciencias Aranzadi ya han conseguido exhumar alrededor de 40 cadáveres y han tratado de localizar a sus familias. Pero si hay algo que destaca de este campo santo es la peculiar forma de enterramiento. Muchos de los cadáveres exhumados tenían entre las piernas una botella de cristal que guarda una ficha personal que indica el nombre de la víctima, quiénes eran sus padres, el supuesto delito cometido y la supuesta causa de defunción.
Los tres presos que lograron llegar a Francia volvieron a Catalunya a luchar por la República 
Una de ellas es la encontrada en los restos mortales deAndrés Gangoiti. El papel que reposaba en el interior de la botella, a diferencia de otros muchos, se ha conservado intacto pese al paso del tiempo."Andrés Gangoiti Cuesta falleció en este establecimiento el día de la fecha a consecuencia de tuberculosis pulmonar. Tenía 23 años de edad, soltero, marino de profesión. Natural de Gorliz (Vizcaya) y vecino de Bilbao. Hijo de Lorenzo y de Lucía. Este penado fue condenado a la pena de 30 años por un consejo de guerra celebrado en San Sebastián por el delito de adhesión a la Rebelión", reza el documento.
La Asociación de Fusilados de Navarra sigue trabajando a día de hoy para que el fuerte sea recuperado como lugar de memoria. "No se puede permitir que el fuerte sea visitado por turistas o habitantes de la zona sin que se informe que ha sido un lugar de represión. Es un símbolo ineludible para la recuperación de la memoria histórica", sentencia Koldo Pla.
Imágenes facilitadas por Koldo Pla.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Franquismo, Memoria Histórica y Videla

EL 75º ANIVERSARIO DE LA FUGA DE SAN CRISTÓBAL VOLVIÓ A SER UN SÍMBOLO DEL DÉFICIT DE UNA DEMOCRACIA QUE EN ESTE ÁMBITO NO AGUANTA LA COMPARACIÓN CON OTROS PAÍSES QUE PADECIERON DICTADURAS COMO ARGENTINA, ALEMANIA O ITALIA

Lunes, 20 de Mayo de 2013 
EL Fuerte de San Cristóbal acogió ayer un nuevo homenaje a los fugados de 1938. Se cumplía el 75º aniversario de lo que fue la mayor evasión de presos políticos de la historia de este país. La mayoría fueron masacrados en su huida. Solo tres, o posiblemente cuatro según las tesis de un libro reciente, lograron llegar a Francia. Algunos de ellos volvieron a luchar por las ideas republicanas de justicia social, libertad e igualdad que se llevaron por delante el golpe de Estado franquista y la posterior dictadura. De nuevo los colectivos sociales, familiares, ciudadanos y ciudadanas de a pie llevaron el peso de este acto. Uno más de los muchos que en Navarra (donde no hubo frente de guerra) han compuesto un amplio y necesario movimiento por la recuperación de la Memoria Histórica y la reparación moral de aquella generación a la que debemos hoy la democracia actual. Un movimiento que optó al premio Príncipe de Viana de la Cultura a través de Paco Etxeberria, quien ha coordinado todas las exhumaciones de víctimas de la Guerra Civil, pero se quedó a las puertas. Hubiera sido un justo reconocimiento a la labor de cientos de personas que sólo quieren saber y no olvidar. Pero el Gobierno de Navarra no lo concedió, prefiere seguir en su olvido. Como de nuevo ayer el apoyo de las instituciones oficiales brilló por su ausencia. Al contrario, se dieron conatos de trabas y dificultades por parte de la delegación del Gobierno de PP. Su homóloga de Cataluña ha saltado a las páginas de los periódicos por lo contrario, por acudir a un homenaje a los antiguos participantes de la División Azul que combatió al lado de Hitler. En Alemania jamás se hubiera organizado un acto similar a favor de los antiguos nazis. Ni siquiera en Italia Mussolini tiene un tratamiento similar. Alemania e Italia recuperaron la democracia tras la guerra mundial mientras aquí nos sumergíamos en cuarenta años de sangrienta dictadura. Por eso quizá sirve el ejemplo de otro golpe de Estado y una dura dictadura militar como vivió Argentina, donde Videla moría esta semana en la cárcel sin honor ni gloria tras revocarse una injusta ley de amnistía. Franco murió en la cama y ni él ni ninguno de sus seguidores fue juzgado. El futuro se asienta sobre la reconciliación pero no sobre el olvido, sino sobre la justicia y la reparación. Esa es la enseñanza del pasado para un presente con importantes asignaturas pendientes en éste y otros ámbitos. La memoria es algo que siempre se tiene. Es el pasado del futuro.

martes, 21 de mayo de 2013

HOMENAJE EN EL 75 ANIVERSARIO DE LA FUGA DE EZKABA

Enterraron semilla y esa semilla está empezando a fructificar

Las palabras no alcanzan cuando se desborda el alma; fue lo que les ocurrió a los familiares en el homenaje de Ezkaba. «Sobran las palabras», expresó Ángel Vaillo, nieto del preso del mismo nombre, que habló desde el corazón de su abuelo, como si fuera su voz, poniendo la piel de gallina a las numerosas personas de diversas edades y lenguas reunidas ante el fuerte. Entre ellas, por primera vez, los allegados de los tres fugados que lograron llegar al Estado francés.
Foto: Venancio Pla

Maider IANTZI | ANTSOAIN
El acto de ayer en Ezkaba fue muy completo, con muchos testimonios de primera mano y más emociones. Con jóvenes -como la cantante andaluza Lucía Socam, que dedicó temas a los presos y a las republicanas que «amamantaron la sed de la verdad y la libertad», o Leire y Ekaitz, que hicieron las labores de presentadores- y mayores, hombres y mujeres a los que de repente se les perdía la mirada en un intenso viaje interior y luego volvían a seguir el hilo del homenaje. Gente de diferentes generaciones y también de lenguas y pueblos que se dieron la mano, unos sacando fuera lo vivido y otros escuchando y conociendo la historia que no se ha enseñado en los colegios. Transmitiendo un único mensaje, el que escribió Koldo Pla, de la asociación Txinparta, en su libro de poemas: «Los mataron, pero no tuvieron en cuenta que los muertos tenían vivos y los vivos memoria». Como añadió Ángel Vaillo, tienen memoria y, sobre todo, no tienen miedo: «Si lo tuvo alguna generación, si eso ocurrió y se perdió ese valor, se ha recuperado».
Animaron a no olvidar y a luchar, porque los que fueron matados seguirán vivos en los recuerdos. Y porque «la vida es muy peligrosa, no por los que hacen el mal, sino por los que se sientan a mirar lo que pasa».
Ante el penal de esta montaña de Iruñerria, desde donde el 22 de mayo de 1938 escaparon 795 presos y 207 de ellos fueron muertos -«cazados en el monte como a conejos»- y otros 14 fusilados, intentaron meterse en la piel de estas personas y recomponer lo sucedido.
Describieron las condiciones de esta prisión de San Cristóbal, de «este cementerio de hombres vivos» caracterizado por los malos tratos, torturas, asesinatos y falta de higiene. Entre el 1 de enero de 1937 y el 6 de julio de 1945, fecha del cierre como penal, consta la muerte de 305 presos por motivos variados, predominando la desnutrición y los paros cardíacos.
La chispa de la solidaridad
El acto tuvo lugar en una fecha redonda: 75 años después de la fuga y 25 después del primer homenaje y de que Txinparta empezara a trabajar en la recuperación de la memoria histórica. Por eso, los miembros de la asociación de Antsoain salieron al pequeño escenario montado a las puertas del fuerte, bajo una carpa, y Ekaitz les dedicó unos bertsos. «Txinparta berezia da zuena/ berotzeaz gainera argi egiten duena», terminó el primero (la vuestra es una chispa especial, además de calentar, alumbra).
Recordaron el trabajo de este tiempo, en el que el número de los participantes en el homenaje anual ha ido en aumento: el descubrimiento del Cementerio de las Botellas en 2010, las 130 personas identificadas, las 140 exhumadas, la publicación del libro de Félix Sierra e Iñaki Alforja... Los protagonistas directos se están muriendo, pero la historia está viajando, llegando cada vez a más gente, y agradecieron la labor de las personas que les han acompañado hasta ahora y que les acompañarán de aquí en adelante.
Pero el centro de este acto siempre han sido los familiares -«víctimas y luchadores colaterales»- y ayer no fue diferente. El primero en tomar la palabra fue Ángel Vaillo, para transmitir el mensaje de su abuelo: «Soy de Madrid, militante del Partido Comunista. Me detuvieron por defender el legítimo gobierno y nuestros valores. Al final de esta guerra no ganada, nos tocó vivir ese tiempo donde la primera víctima es la justicia. Donde hay poca justicia es un peligro tener razón. Y nosotros teníamos mucha razón».
Recordó a su compañero Miguel Hernández, el poeta rojo que se preguntaba qué hizo para que pusieran tanta cárcel en su vida y elogió a la asociación Aranzadi, asegurando que no podrá olvidar esa pasión, ese respeto y cuidado con el que limpiaron cada uno de sus huesos: «Daba la sensación de que temieran hacerme daño».
Hablando ya en su propio nombre, el nieto le contó a su abuelo que aprendió de su padre a buscarlo sin haberlo conocido, a llorarle, a sentirse orgulloso de él, a experimentar esa rabia de querer minar la tierra hasta encontrarlo y devolverlo con los suyos, de los que nadie tenía que haberlo separado. «Ahora estás con tu familia», le dijo.
Cuando Martin Erro tocó una pieza con el txistu en agradecimiento y honor a Ángel y todos los presos, solo se movían las banderas republicanas que llenaban la cima, que junto al viento acompañaban con su sonido la melodía.
Después, salieron al escenario los allegados de Jovino Fernández, José Marinero y Valentín Lorenzo, los fugados que consiguieron llegar al Estado francés. Los familiares vinieron de este estado y de México. Pilar Marinero, hija de José, con una rosa en la mano, se disculpó por no poder hablar por la emoción. Ana Fernández, hija de Jovino, indicó que ha encontrado aquí «una verdadera familia acogedora y relató las dificultades que tuvo que pasar su padre: reflectores, camiones de la Guardia Civil y los requetés en el monte... «A la mañana siguiente, desde nuestro escondrijo comprobamos con qué rabia nos buscaban», contó Jovino en una entrevista. «Y ahora otra vez soldado hasta el fin. Para esto quería salir de este infierno».
Sol Gómez recreó la historia de su bisabuelo Andrés Carrero Callejo, de 59 años, casado y jornalero. Y J. Ramón Pousa, a quien le causó «gran impacto» conocer hace poco que su tío abuelo murió aquí. Expresó que «no entierran cadáveres, están enterrando semilla» y que esa semilla «está empezando a fructificar», como se pudo comprobar ayer.

Homenaje en Fuerte San Cristóbal


La memoria de tres que sobrevivieron

p.s.s. - Lunes, 20 de Mayo de 2013 
Foto: Venancio Pla

Llegaron al monte Ezkaba de Iparralde o desde México, y ayer fue la primera vez que las descendientes de los tres supervivientes (aunque se baraja la opción de que haya un cuarto sin identificar) se reunieron en este homenaje en recuerdo a los protagonistas de la fuga del fuerte. Pilar Marinero, hija de José Marinero (quien acabó en México), agradeció la presencia a quienes se acercaron y a Txinparta por su labor, aunque no pudo continuar su agradecimiento por encontrarse visiblemente emocionada. Ana Fernández Urrutxaga recordó una entrevista que concedió su padre, Jovino Fernández, al periódico Solidaridad Obrera relatando sus días de marcha hasta alcanzar Francia. De Valentín Lorenzo, tercer fugado, se juntaron portando flores por su recuerdo varios familiares: su nuera, su sobrina, un nieto y un bisnieto. El momento de la ofrenda floral, antes del baile del aurresku por los dantzaris Ana Carmen Pla y Mikel Larumbe, se subrayó por los organizadores: "Una flor por cada preso, una por cada asesinado; una flor por la República; una flor a cada sueño perseguido; una flor a la memoria y a quienes la rescatan, una flor a la verdad; una flor de reparación no llevada a cabo, una a los sueños por la que dieron su vida".

las claves

El fuerte de san Cristóbal recuerda en el 75º aniversario de la fuga de sus muros a los represaliados por el golpe de estado del 36
"qué hice para que pusieran en mi vida tanta cárcel" es un verso de Miguel Hernández, poeta muerto en 1942 a causa de una enfermedad contraída durante sus años de condena carcelaria. Ángel Vaíllo, nieto de un asesinado en el fuerte de San Cristóbal, en el monte Ezkaba, recordó ayer esa frase ante la puerta cerrada de lo que antaño fue el penal por el que pasaron más de 5.000 presos. Lugar en el que, ayer, el grupo de Memoria Txinparta organizó un homenaje a los represaliados por la Dictadura franquista, reprimidos por el Golpe de julio de 1936 y, sobre todo, a los protagonistas de la fuga que mañana alcanza el 75 aniversario.
homenaje contra el olvido
Por el recuerdo, testimonios y descendientes de los 'vencidos'
Desafiando al frío y a las cuatro gotas que cayeron al inicio del acto, a las doce del mediodía, otro año más el domingo más cercano al 22 de mayo -fecha en la que 795 presos se fugaron del fortín militar en 1938-, se reunieron más de 200 personas, con variedad de edades, muchas banderas republicanas, reseñas de la CNT y guiños de color morado, también amarillo y, sobre todo, rojo. La emotiva reunión fue dirigida con agilidad en euskera y castellano por los jóvenes Leire Alonso y Ekaitz Goikoetxea. Ángel Vaíllo recordó la historia de su abuelo, alcalde de Almoradí (Alicante), a quien se refirió como alguien del bando vencido a quien le tocó vivir ese tiempo en el que las leyes enmudecieron y donde la primera víctima fue la justicia. Vaíllo narró cómo se condenó en 1939 a su abuelo y cómo, en 2006, sus restos fueron exhumados en el llamado Cementerio de las Botellas, en las inmediaciones del fuerte de San Cristóbal.
Tras el crudo relato, con el que muchos asistentes rememoraron Historia e historias, el txistulari Martín Erro interpretó una aplaudida pieza: el fandango Zarra. Después de esta música, se mencionó a "los tres que sobrevivieron en aquella fuga: Jovino Fernández, José Marinero y Valentín Lorenzo". Por primera vez, familiares de estos tres fugados que consiguieron mantener la vida fuera del fuerte tras la escapada, participaron en el homenaje. Lucía Socam, cantautora sevillana que trabaja con la música por la memoria histórica, dedicó a las descendientes de los tres supervivientes venidas de Iparralde y México varias canciones. "Estos actos son necesarios", expresaron tres miembros de asociación francesa Tierras de Memoria y Lucha, de descendientes de republicanos españoles arrestados en el campo de concentración de Gurs (Francia).
Además de los familiares de los tres que vivieron -tras la huida, 207 hombres fueron asesinados; otros 14 fueron fusilados en la Vuelta del Castillo y 570 fueron devueltos a la prisión-, algunas personas llevaron a las puertas de San Cristóbal la memoria de familiares. Ese fue el caso de Sol Gómez, quien alzó la voz por su bisabuelo, Andrés Carriedo Callejo, leonés que participó en la fuga y estuvo retenido en el fuerte. Asimismo, Xoxe Ramón Pousa, venido de Galicia, agradeció la labor de quienes trabajan por la memoria, ya que hace poco descubrió que su tío-abuelo, junto a 21 compañeros, estuvo preso en estas paredes y participó en la fallida huida.
Antes de cerrar el acto, como todos los años, los presentes fueron dejando una flor en las puertas de la fortaleza por el recuerdo y por cada persona que allí estuvo recluida.

http://www.noticiasdenavarra.com/2013/05/20/sociedad/navarra/la-memoria-de-tres-que-sobrevivieron