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lunes, 2 de septiembre de 2013

Mi abuelo Antonio

Lunes, 2 de Septiembre de 2013

HOY hace 77 años te quitaron la vida unas personas sin conciencia, sin respeto a la vida, sin amor al prójimo, sin conocimiento de los santos mandamientos, Asesinos.


A primera hora saliste de casa, todo estaba organizado aunque tú nada sabías, la Guardia Civil te estaba esperando, fuiste con ellos al ayuntamiento. En el corto trayecto que hay, fuiste visto por varias personas, guapo, erguido, noble y bien nacido. Pantalón azul marino y camisa blanca con las mangas remangadas hasta el codo.
Después, fuiste trasladado a un pueblo cercano, a 3 kilómetros de distancia, a la tapia del cementerio, tu paredón. Cargaron, dispararon, la bala entro por la sien izquierda y salió por la nuca. Del ayuntamiento habías salido mal herido, tenías muchos golpes, varias costillas rotas que te habían dañado los pulmones. Te enterraron en la fosa donde cada día inhumaban a gente como tú, con ideales, que no habían cometido delito alguno. A las 11 horas de la mañana del día 2 de septiembre de 1936, firmaron dos testigos y el secretario tu defunción, en ella pone que no constan las causas de tu muerte.
No perdieron el tiempo. No transcurrieron ni dos horas de la vida a la muerte, de ser una familia feliz al dolor eterno para ti, para tu mujer y tus hijos.
Tú no lo sabías, pero el alcalde había escrito al gobernador civil para que te destituyera como cartero por ser de Izquierda Republicana. Llegó la respuesta, decía que estaba de acuerdo con los argumentos para tu destitución, esta debía hacerse efectiva el día 2 de septiembre, firmó el nuevo cartero. Tú no firmaste el cese, no lo sabías. Esta carta fue tu sentencia de muerte.
Después de quitarte la vida, poco les parecía y en 1939 comenzaron a juzgarte en el Tribunal de Responsabilidades Políticas, también actuó el Tribunal de Incautaciones. La abuela tuvo un comportamiento atípico, no se calló, luchó, se enfrentó en los tribunales y pido que le devolviesen la mitad de lo incautado, ya que ese 50% le pertenecía al tratarse de bienes gananciales. Lo consiguió, aunque por el camino tuvo que pagar varias multas. El proceso terminó 6 años después, resuelve diciendo, que aunque es público y notorio tu pertenencia a Izquierda Republicana no se ha podido demostrar. Te juzgaron cuando ya estabas muerto; la sentencia, inocente dentro de una fosa común.
Te he buscado, te he hallado junto con 80 compañeros más. Cuando te exhumamos, pensaba en el detalle de las mangas remangadas, un esqueleto con un botón a la altura del codo, así fue. El ADN confirmó tu identidad.
Tus restos descansan bajo un panteón en el que está grabado el nombre de Antonio Alcega Lázaro, tus huesos metidos en una caja, cubierta por la bandera republicana y, sobre esta, una rosa blanca.
En tu recuerdo abuelo, en el de la abuela, ella no fue asesinada pero tampoco vivió. Gracias abuelo, me siento muy orgullosa de ser tu nieta, gracias por haber tenido un hijo tan maravilloso, mi padre, que me enseñó a quererte, a respetar a otros y a no olvidar.
Olga Alcega