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domingo, 30 de septiembre de 2012

37 años después de los últimos asesinados por la dictadura

Asociaciones de memoria histórica y diversas organizaciones de izquierdas han homenajeado este domingo a los últimos cinco presos asesinados durante la dictadura de Franco. “El mejor homenaje es continuar la lucha por los trabajadores y por los pueblos del Estado español”, han coincidido

ALEJANDRO TORRÚS Madrid 30/09/2012 
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Los asistentes al homenaje cantan la Internacional frente a la tumba de Ramón García Sanz

Los asistentes al homenaje cantan la Internacional frente a la tumba de Ramón García SanzA.T.


El 27 de septiembre de 1975 el régimen de Franco ejecutó a Juan Paredes Manot (Txiqui), de 21 años, Ángel Otaegui, de 33, José Luis Sánchez Bravo, de 22 años, Ramón García Sanz, de 27, y José Humberto Baena Alonso, de 24. Todos ellos pertenecían a bandas armadas. Los dos primeros a ETA y los tres siguientes al FRAP. Serían los últimos cinco presos asesinados por la dictadura. Sus ejecuciones desnudaban la verdadera cara del régimen y dejaban en evidencia a las potencias occidentales que permitieron el asentamiento y desarrollo de la dictadura.

Durante la mañana de este domingo, diversas asociaciones de memoria histórica y agrupaciones de izquierdas han rendido homenaje a las cinco víctimas en el cementerio civil de Madrid, frente a la tumba de Ramón García, y han recordado al centenar de asistentes que la mejor manera de rendir homenaje a los caídos durante la dictadura es “luchando por los derechos sociales y laborales de los trabajadores”.
“Cuando llegan las crisis capitalistas es cuando se desenmascara su verdadera naturaleza. Las movilizaciones de los últimos días frente al Congreso están poniendo de manifiesto la ilegitimidad en origen del Congreso y de las instituciones de esta falsa democracia. Allí siguen estando los herederos del pasado. Hay que seguir luchando por la justicia social y los derechos de los trabajadores”, ha denunciado Ángeles Maestro de la organización Red Roja.

Los asistentes han denunciado que los recortes están asfixiando a la clase obrera 

Los organizadores del acto, el Partido Comunista de España (marxista-leninista), han señalado que la conmemoración de este 27 de septiembre “tiene una significación especial” ya que el actual sistema “ha emprendido una guerra contra su propio pueblo”. “La destrucción de la sanidad y la educación públicas, los recortes económicos en todos los ámbitos sociales y culturales, condenan a los trabajadores a la miseria y la desesperación”, ha lamentado Carlos Hermida, del Partido Comunista de España (marxista-leninista).

Justicia universal

Los presentes también han reclamado que el Estado español cumpla con la normativa internacional y anule la Ley de amnistía que no permite juzgar a los “criminales de la dictadura”, así como sean anuladas todas las condenas realizadas por los tribunales del franquismo. Las llamadas a la verdad, justicia y reparación han sido unánimes entre las diversas organizaciones.
“Nunca renunciaremos al principio más importante. El de la Justicia. Hay criminales, los que asesinaron a los que compañeros que hoy homenajeamos, que aún siguen vivos y seguiremos luchando para que sean juzgados y acaben en la cárcel o, al menos, con sentencias condenatorias por sus crímenes”, ha exhortado Miguel Ángel Muga, del Foro por presidente del Foro por la Memoria de la comunidad de Madrid .
En este sentido, Pedro García Bilbao, de la Federación republicanos y ciudadanos por la República se ha preguntado por qué tras más de 35 años de “modélica democracia” aún el Congreso no ha condenado el régimen de Franco “como una dictadura criminal”. “Todos los demócratas y los republicanos debemos unirnos y coordinarnos. Está en peligro todo lo público. La ofensiva del capital está siendo en todos los ámbitos y nos afecta a todos”, ha recalcado.

Sin dinero para la memoria

La decisión del Gobierno de no dedicar ni un euro en 2013 para la exhumación de las miles de fosas comunes que quedan en el país ha sido recibida con “normalidad” por el Foro por la Memoria de Madrid. En este sentido, Miguel Ángel Muga ha reclamado que la mejor manera de sacar a los asesinados durante la Guerra Civil y la dictadura de las fosas comunes no es mediante la subvención a las familias o a las asociaciones de memoria. “La exhumación debe hacerse tal y como manda el protocolo de las Naciones Unidas. Es decir, debe ser el Estado quien estudié los crímenes como se está haciendo ahora en Bosnia y saque a los muertos de las fosas”, ha recalcado.
No obstante, Muga defiende que si el Gobierno ha decidido cancelar los fondos para la Memoria es porque pertenecen a un partido “antidemocrático” que se considera “heredero del franquismo”. “Dice mucho del Gobierno el abandono de las víctimas republicanas. En este país hay dos tipos de víctimas. Hay unas que reciben homenajes, indemnizaciones y reconocimientos públicos. Otras, ven como sus victimarios reciben homenajes en el Congreso como en el caso de Fraga, o están aún en activo en instituciones del Estado”, ha concluido Muga.


domingo, 23 de septiembre de 2012

Torturados en el campo de la desmemoria

Entre 6.800 y 17.000 represaliados republicanos estuvieron presos en el campo de concentración de Albatera (Alicante) una vez finalizada la Guerra Civil. Los reclusos fueron apresados cuando esperaban en el puerto de Alicante un barco para escapar.

ALEJANDRO TORRÚS Madrid 23/09/2012 09:00

El lugar donde estuvo alojado el campo de concentración. ALICANTE VIVO

El lugar donde estuvo alojado el campo de concentración. ALICANTE VIVO










1 de abril de 1939, recién terminada la Guerra Civil. Miles de hombres afines a la República que se habían desplazado hasta el puerto de Alicante con la esperanza de escapar por mar de la represión del régimen de Franco han sido trasladados hasta Albatera (Alicante) en trenes para ganado. Allí, han sido encerrados en un reinventado campo de concentración. Pocos saben donde están y ninguno qué pasará con ellos. José Eduardo Almudéver, de 93 años de edad, recuerda para Público su primera experiencia en el campo: “El primer domingo vino a visitarnos el falangista Ernesto Giménez Caballero. Se subió encima de un pequeño banco. Nos miró a todos desde arriba y nos dijo: 'Así como estáis todos delante de mí, os podría matar con una ametralladora'”.
Nadie puede asegurar con certeza cuántos represaliados habitaron el campo de concentración de Albatera. La Hoja Oficial de Alicante (28/IV/1939) cifraba en 6.800 los presos, sin embargo, los reclusos que consiguieron salvar la vida hablan de un mínimo de 15.000 personas. José Eduardo Almudéver, que tenía 19 años por aquel entonces, habla de 17.000 personas. El menú de los presos sí que está más claro. “Una lata de sardinas para cada tres personas y un trozo de pan para cada cinco. Eso sí, no todos los días. Sólo cuando se acordaban”, relata José Eduardo.
El campo estuvo abierto durante ocho meses. Hasta noviembre del 39. Entonces, los presos que quedaban fueron traslados a los centros penitenciarios de sus lugares de origen. La visita de Ernesto Giménez Caballero no fue la única que recibieron los presos. El segundo domingo de abril visitó el campo, según recuerda Almudéver, el párroco de Albatera, quien acompañado de cuatro militares “limpió los bolsillos” de todos los presos.
José Eduardo Almudéver recuerda su primer día en el campo de concentración“Nos robó todo lo que teníamos encima. A mi me quitó la pluma estilográfica, lo único que tenía encima. Recuerdo que me dijo: 'Esto no es para un alfabeto como tú'. El cura ni siquiera sabía decir la palabra analfabeto. Según la Biblia, Dios creó el domingo para no trabajar. El cura vino a robarnos ese mismo día”, ironiza Almudéver, quien señala que lo más sangrante no fue ya el robo sino que al día siguiente el cura publicó en el boletín parroquial que los presos republicanos habían donado por su propia voluntad dinero y joyas por valor de tres millones de pesetas.

La zanja

Julián Ramos recuerda como su padre, Juan Ramos, le contaba una y otra vez lo que vivió en el campo de Albatera. Juan sólo tenía 14 años y su único delito era ser el hijo del alcalde socialista de San Bartolomé de las Abiertas (Toledo). “Mi padre nos ha contado mil veces la historia de la zanja. Los militares ordenaron a los presos cavar una zanja para hacer sus necesidades junto a la verja de salida. Entonces, cuando los presos se acercaron la primera noche a hacer sus necesidades fueron ametrallados en aplicación de la ley de fugas”, recuerda Ramos paraPúblico.
Aunque la experiencia más traumática para el padre de Julián no fue tener que hacer sus necesidades encima durante la noche para no morir ametrallado. Juan recordaba a su hijo que estuvieron ocho días sin recibir ni una gota de agua. “Al octavo día, según me contó, llegó un camión cisterna que comenzó a regar todo el campo. Los presos tuvieron que beber el agua de los charcos mientras eran filmados por los militares”, relata Julián, que señala que entre esos militares, según los recuerdos de su padre, había soldados alemanes.

Las 'sacas'

Con el paso de los días, los militares fueron identificando a la población reclusa y enviando cartas a sus ayuntamientos de origen informando de que el preso estaba en el campo de Albatera. José Eduardo recuerda que casi todos los días llegaba gente de Falange para llevarse a algún preso. Muchos no llegaban a su ayuntamiento de destino. Otros sí. Entre los presos este hecho era conocido como las 'sacas': “sácame a este de aquí”.
María Muñoz recuerda como su padre fue'paseado' por Móstoles
Este es el caso de Gerardo Muñoz, maestro de profesión y simpatizante de Izquierda Republicana. El ayuntamiento de Móstoles lo reclamó y los militares del campo de concentraciónlo enviaron a la ciudad donde trabajaba... en un ataúd. Su historia la recuerda Celia Muñoz, su hija, quien tenía 15 años cuando vio como su padre era 'paseado' por toda la ciudad a golpes por los militares, con todo el pueblo mirando para que cundiera el ejemplo y como después era atado a un balcón para mayor humillación de la familia.
“Tras pasearlo lo encerraron en la cárcel de Yeserías. Allí fui a visitarlo el 23 de junio. Con la cantidad de presos que había, los gritos y los lamentos fue imposible hablar con él. Casualmente  reconocí a uno de los guardias de la prisión. Había sido director de una colonia de verano donde me enviaron durante la guerra. El director me prometió que al día siguiente nos concedería a los hermanos una visita a solas con él. A las 7.00 horas del 24 de junio fuimos a verle. Ya lo habían fusilado”, recuerda a Público Celia Muñoz.

El campo, sin localizar

Cuando en noviembre de 1939 el régimen de Franco decidió cerrar el campo de concentración, los encargados del mismo destruyeron toda la documentación existente sobre el mismo. No queda ni un rastro oficial del mismo. La coordinadora de asociaciones de memoria histórica de Alicante, Juanjo Martínez, está tratando de elaborar un listado con los presos. De momento, sólo ha podido localizar a cerca de 700. La única bala que les queda en la recámara es el Tribunal de Cuentas, quien debió autorizar partidas de gasto para el mantenimiento del campo de concentración.
La ubicación exacta del campo también es difícil de precisar. Hasta el momento y gracias a los supervivientes han conseguido ubicar donde estaba la cocina. “Cuando abandonaron el campo lo mandaron repoblar con palmeras para que no dejar ni rastro. Pretendían que el campo de concentración fuera olvidado, como si nunca hubiese existido”, señala a Público Juanjo Martínez, presidente de la coordinadora. Sin embargo, las torturas y desgracias que se llevaron a cabo no se borraron de la mente de los represaliados. Torturados en el campo de la desmemoria.

sábado, 1 de septiembre de 2012

“Teresa, todo va bien. Cuida mucho de los niños. Besos”.


Memoria Pública

Por Félix Población
Fosa de Aguilar de la Frontera

En la madrugada del miércoles 5 de agosto de 1936, siete personas (entre ellas dos mujeres) fueron conducidas maniatadas y fuertemente custodiadas por miembros de la guardia civil y de la policía municipal, acompañados por algunos miembros del somatén civil, de los que se sumaron en los primeros días del alzamiento militar a las ejecuciones y asesinatos, al exterior de la cárcel municipal de Aguilar de la Frontera.
Desde hacía varios días se encontraban detenidas en el antiguo cuartelillo, que se ubicaba en las dependencias de la guardia municipal, en el Ayuntamiento de Aguilar. Algunos de ellos fueron detenidos a finales del mes de julio y otros lo han sido a comienzos del mes de agosto. Desde hace algunos días han visto como esta misma operación se realiza todas las mañanas. Sus compañeros de celda, salen maniatados a una cuerda de presos, con la escusa de ser trasladados a Córdoba, pero sus familiares y amigos nunca más volverán a verlos.
Introducidos a la carrera en un camión que espera fuera, son trasladados a un paraje en la carretera nacional que une la capital de España, Madrid con Málaga en dirección a la localidad de Monturque . Junto al puente sobre el arroyo de Camarata. Es un lugar tan bueno como cualquier otro para cometer en la mas absoluta complicidad de la noche los asesinatos que tienen encomendados realizar. No han sido los primeros, ni tampoco serán los últimos.
Entre las siete personas que bajan a empujones del camión, podemos identificar a Francisco González Toro “El ponteño”, de 37 años de edad. Jornalero y socialista. Ha sido durante los últimos años del periodo republicano funcionario del Ayuntamiento, dedicado a inspeccionar y sancionar las fincas que incumplian la Ley del laboreo forzoso, trabajo este que le ha granjeado algunas enemistades entre las clases mas pudientes.
Hace apenas tres días han asesinado también a su hermano Francisco Luís. Tiene 9 hijos y acaba de dejarle una nota escrita a lápiz … antes de salir del cuartelillo a su mujer a la que hace ya algunos días no la dejan verlo, en la que le dice … “ Teresa, te escribo esta esquela para decirte que me encuentro bien. Todo va bien. Cuida mucho de los niños. Besos para todos.”
Junto a él ha bajado también del camión su cuñado Manuel Reyes Gómez, Jornalero de profesión, es soltero y tiene 44 años de edad, que baja agarrado a su joven sobrino Manuel Soto Carmona , jornalero y socialista también.
Manuel Romero Valverde “Canillas”, es el yerno de Francisco González Toro y fue detenido junto a el. Su suerte corre paralela a la de su suegro desde entonces. No ha logrado contactar aún con nadie de su familia. Le estarán buscando sin saber donde.
Rafael Sampedro Luque, de 26 años, soltero y estudiante, también ha bajado del camión, junto a dos mujeres mas de identidad desconocida.
La completa soledad en la que se encuentra el paraje a estas horas de la mañana, acompaña a la clandestinidad de los asesinatos que se cometen con todos ellos. Alineados, juntos unos a otros. Todos son fusilados, al alba del día 5 de agosto de 1936. Los disparos son perfectamente audibles a varios kilómetros de distancia. Alguno de ellos ha caído al suelo con un hilo de vida que pronto se le será arrebatado.
Los cadáveres, han sido amontonados, rociados con gasolina y quemados, al mas puro estilo africanista, tal y como se acostumbro por el ejercito español en las guerras de Marruecos por la soldadesca mas embrutecida y sádica a hacer desaparecer totalmente al enemigo. Es presumible que alguno de los que mandan las fuerzas sublevadas y han perpetrado los asesinatos sea procedente de esa todavía reciente contienda.
Los cuerpos calcinados, se dejaron junto a la carretera varios días, para escarmiento de los que albergarán aún alguna duda respecto a que bando adherirse. Su espantoso espectáculo sería recordado muchos años más tarde por algunas de las personas que tuvieron la fatalidad de poder verlo. El testimonio oral se transmitiría integro a las nuevas generaciones y a las familias.
Varios días mas tarde, los cuerpos calcinados, serían reducidos a golpes, para poder ser introducidos en dos grandes sacos de pita, ( de los que se utilizaban en aquella época para guardar y almacenar el grano). Uno más grande, que alojaría cinco cuerpos y otro más pequeño en cuyo interior se guardarían los restos de las otras dos personas.
Atadas sus bocas con grueso alambre, los dos sacos con los restos calcinados de todos ellos, serían trasladados al interior del cementerio municipal de Aguilar de la Frontera y arrojados al interior de una de las fosas que en aquellos días albergaban los cuerpos de las personas que estaban siendo asesinadas desde los primeros días del alzamiento militar. La fosa número 20, alojaría para siempre los restos de las personas vilmente asesinadas esa madrugada del día 5 de agosto, junto a algunas personas más asesinadas con anterioridad y osterioridad a ese día.
75 años después, (2010) AREMEHISA (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera, pudo por fin, exhumar sus cuerpos y reconstruir el escenario de la muerte, donde quedaron huellas impresas y acusadoras de la veracidad de los hechos ocurridos.
Una vez más, el testimonio, transmitido de generación en generación, unido a un aséptico trabajo multidisciplinar, científicamente realizado pone de manifiesto la urgencia de este tipo de intervenciones para poder reconstruir el pasado y conocer de una vez por todas la verdad de lo sucedido.

http://blogs.publico.es/memoria-publica/2012/08/28/teresa-todo-va-bien-cuida-mucho-de-los-ninos-besos/