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viernes, 31 de agosto de 2012

Exhuman restos de víctimas franquistas en Pinos del Valle


Memoria Histórica


Las familias que solicitaron la búsqueda esperan la identificación de ADN para poder enterrar a sus familiares

La Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica (AGRMH) ha exhumado los restos de doce represaliados del franquismo, once de ellas fusiladas en 1947 por motivos ideológicos y otra torturada hasta la muerte, que permanecían enterrados en tres fosas de Pinos del Valle (Granada).
La Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica (AGRMH) ha exhumado los restos de doce represaliados del franquismo, once de ellas fusiladas en 1947 por motivos ideológicos y otra torturada hasta la muerte, que permanecían enterrados en tres fosas de Pinos del Valle (Granada). EFE/Jesús Ochando
EUROPA PRESS
 La Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica ha impulsado la exhumación en dos fosas comunes en Pinos del Valle de los restos de once personas que fueron fusiladas en 1947 por motivos ideológicos en unos casos y por estar acusados de colaborar con las guerrillas antifranquistas en otros.
     
A ellos se suma la localización de los restos de un pastor que fue enterrado de manera individual junto a las otras dos fosas, también en 1947, tras ser torturado hasta la muerte. Este hecho fue ocultado por la Guardia Civil tratando de hacer creer que el hombre se había suicidado en su celda. En 1980, las autoridades siguieron dando por válida esta versión y denegaron una pensión a su viuda por considerar que su marido no fue una víctima de la represión franquista.
    
 La intervención ha sido realizada por un equipo arqueológico dirigido por el experto Francisco Carrión a petición de dos familiares, Maravillas Martínez y Julia Díaz, y se ha prolongado durante dos semanas aproximadamente, según ha explicado el vicepresidente de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica, Francisco Vigueras.
    
 Inicialmente se buscaba a cuatro personas en una fosa común localizada en el barrio bajo de Pinos del Valle, en un patio junto a la Iglesia de la Inmaculada.
 No obstante, junto a esta fosa se localizó otra con los restos de siete personas más, todos varones naturales de la zona de Almuñécar y colaboradores de la guerrilla. Inicialmente se dijo que su muerte fue fruto de enfrentamientos con la Guardia Civil, pero lo cierto es que fueron objeto de una redada y víctimas de torturas durante los interrogatorios realizados para que delataran a su compañeros. Finalmente fueron asesinados.
 Sus familias se han desplazado este jueves desde Almuñécar hasta la fosa de Pinos del Valle para ver los últimos trabajos de la exhumación. Seguidamente se iniciará el proceso de identificación de ADN de todos ellos para individualizar los restos a fin de que sus familiares puedan darle una sepultura digna.
    
 La actuación, en la que se ha contado con el asesoramiento del historiador local José María Azuaga, tiene una financiación pública de 45.800 euros que se ha repartido entre esta exhumación y otra finalizada el 3 de agosto en Gualchos.


http://www.laopiniondegranada.es/provincia/2012/08/30/exhuman-restos-victimas-franquistas-pinos-valle/315663.html?utm_source=rss

Empieza la identificación de los fusilados arrojados a la fosa común de Teba


La Asociación para la Memoria Histórica rescató 151 cadáveres del enterramiento masivo



El pasado junio, los voluntarios y expertos de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Antequera y Comarca terminaron en Teba (Málaga) la excavación de la segunda fosa común de la Guerra Civil abierta ahora. En el cementerio de Santo Toribio de esa localidad de 4.300 habitantes, los arqueólogos sacaron a la luz un total de 151 cuerpos de fusilados entre octubre de 1936, cuando las tropas de Franco entraron en la localidad y el año 1949, fecha del último fusilamiento registrado en los archivos. Ahora ha llegado el momento de las identificaciones.

Desde esta mañana, la asociación comenzará a recabar muestras de ADN a cuantos descendientes de los fusilados deseen identificar a su familiar arrojado a la fosa. “Tenemos catalogados a 40 hijos directos de los fusilados interesados en la identificación”, afirma el arqueólogo Andrés Fernández, director de la excavación, que se inició el pasado 23 de febrero, coincidiendo con el aniversario de la mayor matanza de la Guerra Civil en Teba. Ese día de 1937, un total de 80 vecinos de la localidad simpatizantes de la izquierda fueron fusilados por los falangistas.

Tras la extracción de los esqueletos, entre ellos los de siete mujeres, y su colocación en cajas individuales, los voluntarios cubrieron la fosa con una malla geotextil para evitar malas hierbas sobre la que volcaron la tierra extraída previamente. Las identificaciones con cotejo de material genético permitiran que los familiares puedan enterrar dignamente a los fusilados, que fueron arrojados sin orden ni concierto a la sepultura. Precisamente, el hecho de que los cadáveres se encontraban apilados dificultó la individualización de los cuerpos durante los trabajos de exhumación. Entre los restos humanos se han hallado numerosos objetos personales, como mecheros, monedas o medallas de la Virgen del Carmen, patrona de la localidad, a 70 kilómetros de Málaga.

La excavación de Teba contó con una subvención estatal de 60.000 euros. No ocurrirá lo mismo, tras el cambio de Gobierno, con la que se realizará en las próximas semanas en Villanueva de Cauche, entre Antequera y Casabermeja. La Asociación para la Memoria Histórica realizará “desinteresadamente” la exhumación de ocho vecinos de Casabermeja que fueron trasladados a Villanueva para ser fusilados. Aunque la zona está marcada con un monolito colocado en 1984, los voluntarios deberán ubicar y delimitar primero la sepultura, para posteriormente llevar a cabo la excavación.



viernes, 24 de agosto de 2012

"Siempre hemos sabido que mi tío Juan estaba en esta fosa"


RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA

Hallan los restos de tres represaliados en Arroyo de San ServánG. MORAL 21/08/2012

Un paso más para reconstruir la memoria perdida. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura asegura que ha localizado una fosa con los restos de al menos tres represaliados durante la Guerra Civil, en una finca de olivares de Arroyo de San Serván.
Los estudios geofísicos, que habían detectado anomalías en la tierra de la zona en una investigación previa, y los relatos de varios testigos y familiares pusieron en alerta a este colectivo que desde hace diez años se encarga de desempolvar el pasado franquista. Con estos indicios se puso en marcha un proyecto de localización y excavación de esta fosa que el Ministerio de Presidencia aprobó el pasado noviembre y subvencionó, dentro de la convocatoria de ayudas que anualmente destina a actividades relacionadas con las víctimas de la guerra civil y el franquismo.
A principios de julio comenzaron las excavaciones y un día antes de terminar la primera fase, "a punto de tirar la toalla", aparecieron los primeros restos, a mediados de julio. "Ha sido un trabajo difícil porque el terreno había sido rellenado posteriormente para la plantación de los olivos; ha sido muy laborioso dar con la fosa", cuenta el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura, José Manuel Corbacho.
Entre los testigos que alertaban de lo que la tierra escondía, Andrés Galán Viseda, un vecino de Calamonte de 95 años, que ayer visitó la fosa donde hace 76 años vió sin vida al menos a seis jóvenes. Entre ellos se encontraba un primo hermano suyo. "Ayer estaba muy emocionado porque se le vinieron muchos recuerdos a la mente", señala el sobrino de Andrés, Aniceto Asensio, que lleva diez años moviendo hilos para recuperar la memoria de su tío. Era agosto de 1936. Andrés, que solo tenía 19 años entonces, fue a recoger sandías y melones como cada mañana y se encontró cadáveres amontonados entre los que reconoció a su primo, Juan Barrena, que apenas tenía 20 años recién cumplidos cuando lo fusilaron. "Horrorizado se lo contó a la familia y a escondidas fueron a comprobarlo". Desde aquel día siempre hubo una cruz en el lugar y le llevaban flores siempre que podían.
Ahora esta familia solo espera que entre los restos hallados se encuentre Juan. "No se puede decir que sea una alegría, porque lo mataron, pero sí sería una gran satisfacción poder darle una sepultura digna y poder llevarle flores el día de los difuntos sin que nadie --los dueños de la finca-- las quite", dice Aniceto. "Pero si no es Juan será Pedro" y eso significa seguir cerrando algunas heridas de las muchas que siguen abiertas en Extremadura.
Los estudios antropológicos determinarán ahora los detalles de este nuevo hallazgo. El sexo, nombres y edades de los fallecidos, que rozan entre los 18 y los 20 años, según los arqueólogos, así como las condiciones en las que murieron.
"De momento se confirman los indicios, los restos son de tres asesinados represaliados por los franquistas que posiblemente murieron por heridas de balas, porque también se han encontrado proyectiles, y enterrados clandestinamente. Además, para ocultar el asesinato, hay indicios de que querían incinerar los cuerpos, ya que algunos huesos están calcinados y también parte del terreno", detalla Corbacho. Pero no solo se han hallado restos óseos, también han aparecido en la fosa objetos como botones y suelas de zapatos, que pueden aportar más datos y están siendo investigados. Incluso no se descarta la aparición de más cadáveres, puesto que los testigos directos como Andrés recuerdan más fallecidos en el lugar. "Es posible que el resto de los cuerpos estén próximos, puesto que cerca hay un arroyo y se construyó posteriormente un colector que puede haber alterado la fosa originaria precisa", el presidente de la asociación.
Tras esta primera localización en la zona hay varias familias pendientes de lo que determinen los próximos estudios, como la de Andrés Galán. Ahora, se está terminando el trabajo de campo. Un antropólogo se encarga actualmente de extraer los huesos evitando que se rompan, para comenzar el arduo trabajo en el laboratorio. "Es una fase delicada ahora, luego durante dos meses el antropólogo verá si es viable o no identificar los restos vía ADN, porque no siempre se puede confirmar la identidad de los fallecidos después de tanto tiempo", reconoce Corbacho. Se conozcan los nombre y apellidos o no, el final será el mismo. "Si se puede saber se entregan a las familias y si no, se hará una reinhumanación de los restos en el cementerio de Arroyo de San Serván y se colocará un monolito en recuerdo de las víctimas".
En cualquier caso, como para los familiares, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, reconoce que esta nueva exhumación es una satisfacción más", puesto que su lucha desde hace una década es atender la demanda de las familias que buscan respuestas a preguntas como la de Aniceto Asensio Barrera. Algunas se quedarán por siempre en el aire, "porque nadie puede explicar un asesinato atroz como los que ocurrieron cuando las tropas franquistas ocuparon Mérida en 1936, en los inicios de la guerra", señala Aniceto. "A mi tío Juan lo mataron por nada. La Guardia Civil fue a buscarle a su casa en Arroyo de San Serván. El no estaba en ese momento y le dejaron el recado de que se acercara al cuartel porque querían hacerle unas preguntas. Todos le dijeron que no se fiara --incluido su primo Andrés Galán--, pero fue al cuartel una tarde de agosto porque el no había hecho nada y nunca volvió a su casa", cuenta Aniceto, poniendo voz a su tío Andrés, al que su avanzada edad le impide hablar mucho, pero no olvidar.

jueves, 23 de agosto de 2012

Una imagen en facebook crea indignación y reproche


martes, 21 de agosto de 2012

La imagen en facebook

Una imagen colgada en facebook por nosotros el 23 de septiembre de 2011 provoca en los últinos días la indignación y el reproche de los usuarios a los métodos salvajes de la represión fascista durante la guerra. La imagen, tomada de "elcorreoweb.es" (24.10.2009), ha sido compartida entre los internautas 1.042 veces, amén de las realizadas desde los propios muros de los particulares. El debate ha sido acalorado e indignado, permitiendo 68 intervenciones. "Así los trataron, les ataron las manos con alambre de espino. Después, acariciando su nuca levemente les descerrojaron un tiro. Y aún hoy, los vivos, los herederos de tanto dolor y sufrimiento, siguen negando el genocidio más atroz que haya vivido España, junto al de la Inquisición", reza el título con el que quisimos ilustrar la imagen. 

La fotografía es una más de las miles que se tomaron en la excavación de varias fosas comunes en el cementerio de San Rafael (Málaga), la fosa más grande, según los expertos, en Europa Occidental. En ella, tras tres años de trabajo, se han exhumado 2.840 víctimas, aunque en realidad hay contabilizadas 4.471 fusilados (1937-1957) repartidos en varias fosas que fueron saqueadas para trasladar sus restos al Valle de los Caídos, y así suplir, la indiferencia de los familiares de derechas que se negaron al traslado de sus seres queridos al gigantesco mausoleo construido por presos republicanos. La magnitud del crimen no tiene parangón con ningún periodo de la Historia de España (excluyendo quizás los procesos inquisitoriales y los genocidios en Hispanoamérica). Las tropas fascistas, con el apoyo de soldados italianos y mercenarios marroquíes sembraron de cadávederes los rincones más variopintos de la geografía malagueña a partir de la conquista de la ciudad y buena parte de la provincia desde febrero de 1937. Entre los restos exhumados se encuentran niños, mujeres, jugadores de fútbol, militares y una mujer embarazada con un feto de siete meses. Los católicos no faltaron a la gran orgía de sangre, que con el beneplácito de la Iglesia, fueron ajusticiados sin obtener la abosución del cura que acompañaba a los piquetes de ejecución. Entre los restos materiales encontrados destacan crucifijos, medallas de vírgenes y rosarios. ¡Nada fue un impedimento!.

Aspecto de la fosa de San Rafael durante la excavación. Fuente: El País

La brutalidad, las torturas y las palizas fueron otra de las tónicas características en los represaliados. Así, por ejemplo, muchos de los cadáveres presentan roturas de huesos, contusiones, o malos tratos, como en el caso de la imagen, donde el reo fue atado a la espalda con alambre de espino. No faltaron tampoco los tiros en la nuca y los de gracia. Entre la munición hallada, demasiadas balas de fabricación italiana, lo que confirma la participación de ésta en el asesinato de españoles.

"Esto no está en los libros", decía perplejo un adolescente de instituto ante aquél paisaje excavado regado de cadáveres en una visita escolar. Pues no, aún queda mucho para que los libros de texto de los colegios, institutos y universidades recojan con fidelidad la magnitud de la tragedia que sufrieron miles de españoles (y muchos extranjeros) en un país que ha seguido echando tierra cuando alguien ha intentado salir de su tumba para pedir justicia.

Descansen en paz tod@s, y gracias a los que han colaborado con sus comentarios e indignaciones (que son justas y necesarias) para que hoy nos hagamos eco de una pequeña entrada en el facebook de Todos los Nombres de Porcuna, al que estáis invitados tod@s sin excepción.

Enlaces relacionados:



miércoles, 22 de agosto de 2012

Entrevista a Paco Etxeberria


Subido hace 16 días (06/08/2012) en Historia y humanidades por Radio San Sebastián






Paco Etxeberria es médico forense y presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Lidera el equipo de traba jo de exhumación de fosas formado por profesionales de la medicina, antropología física, arqueólogos e historiadores de la Sociedad.

Con motivo de la declaración efectuada por el Lehendakari del Gobierno Vasco el 10 de diciembre de 2002 sobre los desaparecidos y ejecutados en la Guerra Civil, se pone en marcha un plan para atender a los familiares que reclamen su investigación mediante la intervención experta de la Sociedad de Ciencias Aranzadi.

Desde el año 2000 se ha intervenido de forma regular en procesos de exhumación de fosas comunes y análisis de restos en más de un centenar de fosas en colaboración con distintas asociaciones de Memoria Histórica.



lunes, 20 de agosto de 2012

Hallada una quinta fosa de represaliados del franquismo en El Marrufo

Localizados restos de al menos nueve personas más y signos de violencia en otras dos sepulturas

Limpieza de restos hallados en la fosa 3 de El Marrufo. / afresama
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Los equipos que trabajan en las fosas comunes de represaliados por el franquismo en la finca de El Marrufo, situada en Jerez, han hallado, a unos 30 metros de la zona de actuación principal del campo de trabajo arqueológico, una quinta sepultura clandestina con restos de un cuerpo humano. Además, en la fosa número 4 se han detectado restos óseos que podrían corresponder a un mínimo de nueve personas y, en el tercer enterramiento, signos de violencia.

El arqueólogo responsable de la excavación, Jesús Román Román, manifestó que "la existencia de la nueva sepultura hace suponer que el área de dispersión de las fosas comunes podría ser mayor que la que en un principio se había estimado".
Según este arqueólogo, "la presencia de fosas con pocos cuerpos y poca profundidad", debido en parte a la dureza del terreno, permite pensar en la hipótesis de que "la dinámica de los verdugos, que dispusieron de varios meses y un amplio terreno para ejecutar los fusilamientos, siguió la pauta de la apertura diaria y sucesiva de fosas que inmediatamente tapaban". Por esta razón, no cabe descartar el supuesto de que "todo el perímetro de la zona principal de actuación arqueológica podría contener nuevas fosas".

Los restos hallados en la fosa número 4, en proceso de delimitación, podrían corresponder a un mínimo de nueve cuerpos. Esta fosa es paralela a la número 1, ya exhumada y en la que aparecieron restos de diez personas.

En la sepultura número 3, según datos aportados por el antropólogo físico Juan Manuel Guijo, han sido identificados ocho esqueletos adultos cuya edad se precisará tras su exhumación. De estos ocho, tres son esqueletos femeninos claros, y otros dos también podrían corresponder a mujeres. Siete cuerpos de esta fosa presentan posibles evidencias de haber tenido las muñecas atadas y de impactos de proyectiles.
"Estos signos de violencia indican la alevosía con la que los verdugos asesinaron a estas víctimas inocentes", afirmó el presidente de la Asociación de Familiares de Represaliados por el Franquismo de La Sauceda y El Marrufo (Afresama), Andrés Rebolledo.

El responsable de esta agrupación informó también del inicio de las labores de limpieza de la maleza del interior y del exterior del antiguo cementerio de la Sauceda, donde se proyecta realizar el entierro digno de las víctimas cuyos cuerpos se exhumen.

Sobre este asunto, señaló que la Delegación de Medio Ambiente de Málaga ha emitido un informe favorable para la autorización de las obras de reparación de este recinto, que está a expensas de la firma final del delegado. Asimismo, explicó que se está gestionando la autorización del Ayuntamiento de Cortes de la Frontera, donde está dicho cementerio, abandonado desde los sesenta.

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/08/17/andalucia/1345227042_261198.html

domingo, 19 de agosto de 2012

Exhuman el cuerpo de un caravaqueño enterrado en una fosa común tras la guerra


Caravaca de la Cruz


La familia de Juan José Martínez localiza sus restos en la cárcel de Pamplona donde falleció


Los nietos del caravaqueño Juan José Martínez Sánchez, con sus restos recuperados.
Los nietos del caravaqueño Juan José Martínez Sánchez, con sus restos recuperados.  L. O.
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ENRIQUE SOLER ­Ni vencedores, ni vencidos, ni invasores, ni invadidos. Solo muerte. Éste fue el frío resultado que tres años de guerra (1936-1939) trajeron a España. Muchos quieren olvidar, pero otros no pueden. Los supervivientes aún viven con la agonía de saber dónde están sus seres queridos, en qué carretera perdieron su vida, en qué cementerio, en qué fosa común fueron enterrados en el olvido para siempre de unos, pero en el pensamiento diario de otros.
Es el caso de Juan José Martínez Sánchez, natural de Caravaca y que falleció por colapso al corazón debido a una tuberculosis el 25 de septiembre de 1942, mientras estaba encarcelado en el Penal del Fuerte de San Cristóbal en Pamplona. Tenía 42 años de edad. Aunque la historia lo diera por olvidado, su familia siempre lo llevó en el corazón.
Juan José, como tantos otros, fue encarcelado sin motivo aparente. Alpargatero de profesión, con ideas republicanas, sin llegar a estar afiliado a ningún partido, su gran pasión siempre fueron los palomos, afición que le llegó a costar la vida. Tras una discusión con otro palomista del bando contrario, éste lo acuso de estar presente en los fusilamientos que el Bando Republicano realizó en la explanada del castillo en 1939. Aunque declaró que Juan José no fue ejecutor, sí lo acusó de estar presente aquella fatídica noche. Sin juicio, fue encarcelado en Caravaca, trasladado hasta la cárcel provincial de Murcia y finalmente, ingresó en el penal del Fuerte San Cristóbal de Pamplona, donde falleció tres años después debido a la tuberculosis.

¿Dónde está mi marido?
Su nieta Toñi Hernández recordaba para LA OPINIÓN la obsesión que tuvo su abuela, Antonia Caro, con recuperar los restos de su abuelo. «Ella falleció sin saber dónde estaba su marido, obsesión que trasmitió a mi madre, que por fin verá descansar en paz los restos de su padre». Toñi explicó que «de nada le sirvió a mi abuelo los testigos que aseguraron que él no estuvo presente aquella noche en el castillo». Tras el fallecimiento de Juan José, su esposa Antonia y sus hijos no tuvieron más remedio para partir a Barcelona, tras quitarle la ayuda social y ante el temor de represalias. Allí fue donde la familia echó raíces y donde Antonia falleció. «Mi abuelo era hijo único y mi abuela solo tenía un hermano, que era del bando contrario y nunca más tuvo relación con ella», aclaraba Hernández sobre los vínculos familiares de sus abuelos.
«Siempre fue la obsesión de mi madre, y hace dos navidades mi sobrina Nuria se puso a buscar por Internet y dio con la Sociedad Txinparta para la memoria histórica y con Koldo Pla, a quien quiero agradecerle el trabajo que ha realizado», manifestó Hernández, quien además expresó que su madre siente «satisfacción por haberlo encontrado, pero mucha rabia por todo lo que sucedió».
La memoria, que aunque perdida no olvida, rescató de la fosa número 22 fila 2 del Fuerte San Cristóbal de Pamplona a Juan José Martínez, que en breve descansará para siempre donde un día volaron sus palomas en libertad.