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sábado, 27 de abril de 2013

Sartaguda acoge el 4 de Mayo el I Día de la Memoria arropada por todas las asociaciones


La jornada de reivindicación y recuerdo es el sábado 4 de mayo

Reclaman verdad, justicia y reparación, y que el Gobierno mantenga el parque.

lola cabasés - Viernes, 26 de Abril de 2013 
(De izda a dcha) Carlos Martínez (de pie); Pilartxo Beaumont, Rosa Irisarri, José Ramón Martínez, José ramón Urtasun y Félix Esparza. Detrás, Luis Miguel Celorrio, Mª Santos Santa Quiteria, Karlos Otxoa, Patxi Arrosagarai y Ana Barrena, ayer durante la pr
(De izda a dcha) Carlos Martínez (de pie); Pilartxo Beaumont, Rosa Irisarri, José Ramón Martínez, José ramón Urtasun y Félix Esparza. Detrás, Luis Miguel Celorrio, Mª Santos Santa Quiteria, Karlos Otxoa, Patxi Arrosagarai y Ana Barrena, ayer durante la presentación del I Día de la Memoria. (Iban Aguinaga)


josé ramón martínez Asociación Pueblo de las Viudas

Pamplona. Las asociaciones de Memoria Histórica de Navarra se han unido para arropar y participar en el quinto aniversario del parque de la memoria de Sartaguda, un evento que tendrá lugar el sábado 4 de mayo y con el que se pretende instaurar un Día de la Memoria que tenga su continuidad en años sucesivos y, sobre todo, seguir trabajando en pro de la verdad, la justicia y la reparación de los represaliados por el bando golpista de Franco en la guerra civil. En este quinto aniversario se rendirá homenaje a José Mª Jimeno Jurío, a su mujer, Elena Aranguren, y a su hijo Roldán Jimeno.

La celebración del 4 de mayo en Sartaguda fue presentada ayer por el representante de Pueblo de las Viudas y exalcalde de dicho municipio, José Ramón Martínez, quien estuvo acompañado por una nutrida representación de los colectivos y asociaciones que trabajan en Navarra por la Memoria Histórica. "El año pasado ya dijimos que no queríamos que el aniversario del parque se quede solo en eso, en un aniversario, y que nuestro deseo es instaurar en Navarra el Día de la Memoria y contar para ello con el máximo de asociaciones. La respuesta ha sido unánime. Este año estamos todos o casi todos representados para celebrar el I Día de la Memoria", dijo Martínez.

Así, junto a la asociación Pueblo de las Viudas, apoyan el evento del 4 de mayo la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra, el Autobús de la Memoria (que agrupa a su vez a numerosas agrupaciones, Ahaztuak, Asociación Orreaga y Txinparta, entre otras. José Ramón Martínez subrayó que con el aniversario "queremos hablar y reconocer las ideas, los ideales que representaron, defendieron y por las que lucharon las personas que están en el muro".

Ramón Contreras, del Autobús de la Memoria, abundó en esta idea e hizo un llamamiento a la implicación social en estos actos. "En este momento la situación económica y social sirve de soporte de una serie de atentados y retrocesos en el tema de las libertades y el mantenimiento de la memoria es también levantar una barrera contra esta situación que en el 36 llevó a un levantamiento". Contreras añadió que "aun siendo muy importante, no se trata solo de recordar, es una lucha que se incardina hoy con las de los parados, los desahuciados; es una lucha para que no nos agredan".

Homenaje a jimeno jurio 

El programa de actos del 4 de mayo arranca con la inauguración de la exposición Nafarroa 1936 en el salón de plenos del Ayuntamiento donde permanecerá hasta el 12 de mayo. Esta muestra, obra de José Ramón Urtasun que ha sido exhibida en Ansoáin en el marco de los actos previos al 75 aniversario de la fuga de San Cristóbal, consta de 27 cuadros alusivos a la historia desde la II República hasta 1936 y sus consecuencias. La muestra recorrerá otros municipios de Euskalheria, explicó Urtasun quien precisó que es "un homenaje a las víctimas. Cuenta la historia real, la verdad que pocas veces ha sido divulgada por las instituciones".

A a las 12 en el Parque de la Memoria habrá un acto político con intervención de la Asociación Pueblo de las Viudas, la lectura de un comunicado conjunto y el homenaje a José Mª Jimeno Jurio y a su familia. A las 14.30, comida en las piscinas de Sartaguda (19 euros e inscripciones en Caja Rural) con actuaciones de Julieta Itoiz Chula Potra, Mitxel Garrido, y el grupo Bideartean.

La ponencia, cuestionada

José Ramón Martínez recordó que del mantenimiento del Parque de la Memoria se sigue ocupando el Ayuntamiento de Sartaguda y vecinos que colaboran altruistamente. "Llevamos muchos años reclamando el mantenimiento al Gobierno de Navarra", dijo Martínez quien cuestionó los resultados de la ponencia parlamentaria que ha debatido sobre la guerra civil al considerar que "no obliga a nada". El mantenimiento cuesta unos 10.00 y 12.000 euros al año pero, además de la conservación, desde la asociación de Sartaguda, impulsora de este parque, "reivindicamos una escultura en homenaje a las viudas y, junto al resto de asociaciones otras demandas. Las principales, verdad, justicia y reparacion para las víctimas y la ley de símbolos, que no se están cumpliendo, además de las exhumaciones".

Contreras añadió que "el Parlamento se ha implicado muy poco. No tiene caracter nomativo y sería necesaria una comisión de la verdad que llegue a conclusiones, se pida perdón a las víctimas y garantías de que no se repitan estas cosas". Junto a José Ramón Martínez acudieron Carlos Martínez, Pilartxo Beaumont, Rosa Irisarri, José Ramón Martínez, José Ramón Urtasun, Félix Esparza, Luis Miguel Celorrio, Mª Santos Santa Quiteria, Karlos Otxoa, Patxi Arrosagarai, Ana Barrena y Ramón Contreras.

http://www.noticiasdenavarra.com/2013/04/26/sociedad/navarra/sartaguda-acoge-el-i-dia-de-la-memoria-arropada-por-todas-las-asociaciones

sábado, 20 de abril de 2013

EZKABA - SAN CRISTÓBAL, 75 ANIVERSARIO

Actos en conmemoración del 75 aniversario de la gran fuga, el 22 de Mayo de 1938, del Fuerte San Cristóbal de Pamplona, en el monte Ezkaba.
.
Estáis todos invitados a participar en dichos actos e intervenir en el homenaje en el Fuerte San Cristóbal el domingo 19 de Mayo.

19DE MAYO – DOMINGO

12;00h - HOMENAJE A LOS PRESOS QUE PENARON Y HASTA MURIERON EN ESTE FUERTE  ENTRE 1934 Y 1945, COMO SIEMPRE EN LA ENTRADADEL FUERTE.

14:30h- COMIDA CON FAMILIARES EN EL COLEGIO PÚBLICO EZKABA DE ANSOÁIN
(Necesaria preinscripción)

LA COMIDA NO SERÁ EN TXINPARTA, SINO EN LAS ESCUELAS DE ANSOAIN (ESTÁN CERCA) Y SERÁ NECESARIO APUNTARSE Y PAGAR LA MISMA ANTES DEL 5 DE MAYO.

EL PRECIO ES: 22€ PARA MAYORES Y 12€ PARA NIÑOS.

 EL NÚMERO DE CUENTA PARA PAGARLA ES EL SIGUIENTE:
3035 0162 78 1621051671 DE  CAJA LABORAL
CONCEPTO: COMIDA 19 MAYO Y NOMBRE (DETALLAR MAYORES Y NIÑOS).

TAMBIÉN NOS GUSTARÍA SABER DE ANTEMANO QUIÉNES VENÍS Y SOBRE TODO, PARA PODER ORGANIZAR EL ACTO, LOS QUE TENÉIS PENSADO INTERVENIR, ANIMAOS LOS QUE NO LO HABÉIS HECHO HASTA AHORA.

UN SALUDO Y OS ESPERAMOS.

TXINPARTA, MEMORIA HISTÓRICA





miércoles, 17 de abril de 2013

Acuerdo unánime del Parlamento para reparar agravios a las víctimas del 36

PSN, BILDU, ARALAR-NABAI E I-E PIDEN UNA LEY FORAL QUE "GARANTICE" UN ACUERDO EFECTIVO
Se prevén medidas de "apoyo, reparación, recuerdo y justicia" para los más de 3.260 asesinados a raíz del golpe de Estado
LOLA CABASÉS - Miércoles, 17 de Abril de 2013 
Homenaje ante el muro del Parque de la Memoria de Sartaguda de las personas asesinadas en la Guerra Civil.
Homenaje ante el muro del Parque de la Memoria de Sartaguda de las personas asesinadas en la Guerra Civil. (D.N)

PAMPLONA.
 El Parlamento de Navarra se comprometió ayer a garantizar el derecho de toda persona a localizar a sus familiares desaparecidos durante la Guerra Civil así como a mantener el Parque de la Memoria de Sartaguda como lugar simbólico del recuerdo y homenaje a las víctimas del 36, y a dar un trato adecuado a los lugares de especial relevancia como aquellos en los que se realizaron trabajos forzosos, el Fuerte de San Cristóbal, fosas, placas y monumentos. Estos compromisos, unidos al de la retirada de la simbología franquista, la creación de una unidad administrativa de referencia a la que puedan acudir los afectados y a incidir en la investigación de la Guerra Civil, se recogen en el informe de la ponencia sobre la que ha trabajado el Parlamento desde hace más de un año y que ayer fue aprobado por la totalidad de los grupos parlamentarios.
El informe incluye tres votos particulares, firmados por PSN e I-E, Bildu y Aralar-NaBai, en los que se propone la tramitación de una ley foral que "garantice, con su conversión en derechos ejercibles, todos los aspectos reflejados en el informe". La ponencia se ha centrado en la observación de medidas de "apoyo, reparación, recuerdo y justicia" susceptibles de contribuir a "recuperar la memoria histórica de las más de 3.260 personas asesinadas en Navarra a raíz del golpe del 36"y también en lo referente a la "localización y exhumación" de sus restos.
Pese a estos votos particulares, fue la unanimidad el aspecto que destacaron todos los portavoces de la comisión de Presidencia, Administraciones Públicas e Interior en la que se ha abordado esta ponencia que arrancó en marzo de 2012. Durante este tiempo, han pasado por esta comisión familiares, asociaciones, investigadores y expertos que han facilitado sus testimonios y han reclamado acciones para el reconocimiento de las víctimas. El Parlamento, reconoce, en este sentido, que pese a haber transcurrido más de 75 años desde el golpe militar de 1936, "todavía pueden adoptarse medidas" para atender a los represaliados.
Previamente a la votación intervinieron los portavoces. Javier Caballero (UPN) abrió el turno y tras reconocer que abordar esta ponencia era una cuestión de dignidad humana, consideró el golpe militar franquista "un fracaso colectivo de lo que tiene que ser la convivencia". Valoró que el acuerdo del Parlamento suponga aportar "paz y sosiego y un reconocimiento a quienes sufrieron la violencia y la sinrazón".
Pedro Rascón (PSN) que ha presidido la ponencia dijo que el informe recoge unas conclusiones "de importancia capital" y valoró los testimonios de los familiares de los fusilados "que nos han hecho ver la realidad fuera de revanchismos". Subrayó la importancia de la puesta en marcha del Mapa de Fosas y del Protocolo de las Exhumaciones e insistió en que sean instrumentos vivos para localizar a los desaparecidos y que los presupuestos de Navarra destinen dinero para estos fines.
Víctor Rubio (Bildu) también dijo que la valoración por el resultado de la ponencia no puede ser más positiva aunque lamentó el tiempo perdido y que no se hubiera actuado más hace 30 0 35 años. Señaló que supone un antes y un después para la Memoria Histórica y animó a todos los grupos a empujar para que sea efectiva.
Xabier Lasa (Aralar) valoró que es "un trabajo por la paz que merece la pena" y que 76 años después "hemos sido capaces de reconocer por unanimidad la dignidad de todas personas represaliadas" y contribuir "a aliviar su dolor y a que la historia la escriban los perdedores". Se alegró de la coincidencia de este acuerdo con el aniversario de la II República, al tiempo que señaló que Navarra tiene que hacer el esfuerzo de recuperar el Fuerte de San Cristóbal, "el Mauthausen foral", dijo, para habilitar un museo.
Eloy Villanueva (PPN) destacó la unanimidad de los grupos por encima de las diferencias ante un tema de humanidad. Txema Mauleón (I-E) destacó el trabajo y testimonios "sin ánimo de venganza" y la labor de "los pioneros" que en los años setenta, "con miedo, tesón y sin ayudas comenzaron a rescatar a los fusilados de las cunetas". Insistió en que hay que dotar de medios para cumplir los objetivos y advirtió de que "vamos muy tarde y todavía hay más de mil personas desaparecidas en Navarra".

Homenaje a las víctimas navarras de la Guerra Civil: "Que continúen las ayudas públicas para exhumaciones"


Pamplona conmemora la República y homenajea a los fusilados navarros en la Guerra Civil
La Asociación de Familiares de Fusilados demanda que continúen las ayudas públicas para exhumaciones
Reconocida la labor de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y su presidente Paco Etxeberria, a quien la asociación va a proponer para recibir el Premio Príncipe de Viana de este año

EP - Domingo, 14 de Abril de 2013


Familiares de las víctimas de la Guerra Civil durante la ofrenda floral ante la placa que recuerda los fusilamientos que tuvieron lugar en los fosos de la Ciudadela de Pamplona. (EFE) 


                                  
Varios cientos de personas se han reunido este domingo en Pamplona para rendir homenaje y recordar a las 298 personas asesinadas en la ciudad en la Guerra Civil y a las más de 3.400 víctimas navarras del franquismo.

PAMPLONA. El acto, organizado un año más por la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra, ha comenzado pasadas las 12.30 horas en la Vuelta del Castillo, donde se han dado cita cientos de personas que con banderas republicanas han conmemorado el aniversario de la proclamación de la II República española.

Al homenaje a las víctimas de 1936 han acudido distintos representantes políticos entre los que se encontraban, entre otros, el parlamentario del PSN Pedro Rascón, el coordinador general de IUN y parlamentario de I-E, José Miguel Nuin; los concejales de Geroa Bai Itziar Gómez y Aitor Lakasta, y el coordinador de Aralar en Navarra, Aritz Romeo.

En el acto de este año, que ha estado amenizado por canciones del coro de Aibar y un par de temas interpretados por el cantante de la banda de rock Marea, Kutxi Romero, se ha reconocido la labor de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y su presidente Paco Etxeberria, a quien la asociación va a proponer para recibir el Premio Príncipe de Viana de este año.

En este sentido, la presidenta de la Asociación de Familiares de Fusilados, Olga Alcega, ha valorado el trabajo realizado en la localización de fosas y en las exhumaciones por Paco Etxeberria, quien no ha podido llegar al acto porque se encuentra de viaje volviendo de Chile, donde ha estado trabajando junto a otros expertos en la exhumación de los restos del poeta Pablo Neruda.

OFRENDA FLORAL Y HOMENAJE A FAMILIARES

En el evento, además de la tradicional ofrenda floral en el monolito que recuerda a los 298 vecinos fusilados en Pamplona en 1936, también han tomado la palabra distintos familiares de fusilados como Julia Otxoa, nieta de Balbino García de Albizu, una de las tres personas que se buscaban en la sima el Raso, donde aparecieron diez cuerpos.

También se ha rendido homenaje en el acto de este año a Olimpia Plaza, quien sigue buscando los cuerpos de su padre, Valentín Plaza, alcalde de Castejón fusilado en 1936, y de su abuelo.

Olimpia Plaza ha confesado a los periodistas que se siente "muy emocionada y contenta" de recibir este homenaje y "celebrar la República". Ha señalado que tiene "esperanza de que vuelva la República, aunque lo veo todo muy mal cada día" y ha agradecido a la asociación que "recuerde a todas las víctimas".

Por otro lado, también se ha homenajeado a la viuda de José María Jimeno Jurío, Elena Aranguren, quien también se ha mostrado "emocionada" e "ilusionada" por este reconocimiento. Ha valorado la labor de investigación desarrollada por su marido y ha esperado que "se den pasos para la paz, el entendimiento y para que seamos personas más humanas".

UN DÍA TRISTE PERO "TAMBIÉN DE ALEGRÍA"

Por su parte, la presidenta de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra, Olga Alcega, ha destacado, en declaraciones a los periodistas, que este 14 de abril, aniversario de la proclamación de la II República, "es un día triste porque homenajeamos a unas víctimas que no tenían por qué haber muerto por una ideología".

Sin embargo, ha resaltado que "también es un día de alegría, de reunirnos y de saber que seguimos recordándoles después de 76 años". "Es un día, dentro de la tristeza, de alegría, de volvernos a juntar para saber que ellos siguen vivos en nuestro recuerdo y eso lo más importante", ha ensalzado.

La presidenta de la asociación ha demandado que "las ayudas públicas para exhumaciones sigan porque se han paralizado tanto por el Estado como por el Gobierno de Navarra" y ha señalado que le gustaría, aunque es "algo imposible", que "no quedase ni un resto humano por ninguna cuneta, por ningún campo y por ningún lugar que no sea un cementerio".

También ha deseado Olga Alcega que "todos ellos sean identificados para que cada familia los deposite donde ellos deseen para que de una vez por todas puedan cerrar el duelo de su búsqueda". "Ese es mi deseo, no sé en que año llegara y creo que va a ser imposible porque se ha perdido mucho tiempo y mucha gente que ha muerto y que eran testigos de esa época porque durante muchos años, primero en la dictadura y luego en la democracia, estas personas siempre han sido olvidadas", ha concluido.

http://www.noticiasdenavarra.com/2013/04/14/politica/navarra/homenaje-a-las-victimas-navarras-de-la-guerra-civil-que-continuen-las-ayudas-publicas-para-exhumaciones

lunes, 8 de abril de 2013

El rescate que recuperó los restos de 133 republicanos del Valle de los Caídos

Los descendientes de los navarros que sacaron a sus familiares de Cuelgamuros en 1980 recuerdan cómo lo consiguieron

DIEGO BARCALA MADRID 05/12/2011

Vecinos y familiares siguen el féretro de uno de los fusilados durante el funeral que siguió a la recuperación de sus restos de los nichos del Valle de los Caídos.

Vecinos y familiares siguen el féretro de uno de los fusilados durante el funeral que siguió a la recuperación de sus restos de los nichos del Valle de los Caídos.


Que esto sirva para que aprendamos a perdonar. Para que ellos y nosotros podamos mirarnos de frente después del horror que he vivido en mi propia carne". Con este discurso reconciliador desde el balcón del Ayuntamiento de San Adrián (Navarra) el alcalde, José Antonio Ruiz Amatria, cerró con éxito el 23 de febrero de 1980 la llamada operación Retorno que devolvió 21 años después a sus pueblos navarros a 133 cuerpos robados de distintas fosas comunes por funcionarios franquistas en 1959 para rellenar los columbarios del Valle de los Caídos. Gracias a peligrosas gestiones de una comisión de familiares con el Gobierno de UCD, este grupo de navarros consiguió impedir que los restos de sus padres, tíos y hermanos asesinados siguieran descansando junto a Francisco Franco.

Tres décadas después, los descendientes de aquellos luchadores contra el olvido relatan a Público cómo consiguieron culminar esa aventura con la lápida de la tumba del dictador recién depositada bajo la enorme cruz que honra la "cruzada" en el valle de Cuelgamuros. "Las negociaciones comenzaron en 1978. Mi padre mantuvo reuniones clandestinas en una bodega con varios hijos de fusilados como él para ver quién podría apoyarle en la búsqueda de los cuerpos", recuerda Eva Ruiz Lorente, de 47 años. El padre de Eva, José Antonio Ruiz, fue elegido alcalde de San Adrián por el PSOE en 1979 ocupando un despacho en el mismo edificio que sirvió de cárcel para su padre, Cirilo Ruiz, antes de que fuera fusilado el 24 de julio de 1936.

"Les obligaron a guardar silencio para darles los restos", recuerda la nieta de uno de los fusilados

"Siempre tuvo como objetivo que no se olvidara la muerte de su padre. Decía que sin la memoria de estos muertos se perdían las llaves del futuro. Pero nunca desde el rencor o la venganza. Esa manera de ver la situación les permitió conseguir la autorización para traerse los cuerpos", relata Eva. José Antonio Ruiz tenía 6 años cuando su padre Cirilo, mecánico de Industrias Muerza, propietario de una fragua y afiliado a UGT, fue denunciado por un capitán de la Guardia Civil. Su madre, Emilia Amatria, se quedó viuda con dos hijos a los que atender sin ningún recurso, puesto que la fragua fue confiscada por los golpistas. Sin otra opción, entregó la custodia del pequeño José Antonio a unos frailes que se hicieron cargo de él hasta que a los 15 años se fue al servicio militar. "Estuvo cuatro años en la mili, volvió al pueblo y acabó emigrando a Suiza en 1961. Cuando inauguró la Casa del Pueblo en San Adrián en 1984 vinieron seis ministros", recuerda orgullosa su hija.

La maquinaria franquista

Dos años antes de que José Antonio emigrara, la maquinaria del régimen trabajaba contrarreloj exhumando restos de cuerpos de toda España para inaugurar el Valle de los Caídos. El Gobierno exigió a los gobernadores civiles una búsqueda pueblo a pueblo de las fosas con víctimas de los vencedores y también de los vencidos. El alcalde franquista de San Adrián llegó a escribir en 1958 al gobernador civil de Navarra aceptando la exhumación de diez fusilados en la zona cuyas viudas habían "manifestado en primera instancia su deseo de llevar los restos al cementerio católico local pero que se mostraron gustosas al traslado a Cuelgamuros", según dicen las notas de José Antonio Ruiz.

"Mi padre decía que sin la memoria se perdían las llaves del futuro", dice una descendiente

"¿Cómo pudo hablar de las viudas? Mi abuela nunca supo nada. No sabía ni dónde habían enterrado a su marido", denuncia Eva. Tras la muerte de Franco, los hijos de los fusilados emprendieron la búsqueda de los restos y descubrieron las profanaciones. "Localizaron los enterramientos y al llegar encontraron algún hueso, pero ningún cráneo. Mi abuela se quedó estupefacta", recuerda Eva. Ese hallazgo puso a estas familias sobre la pista del Valle de los Caídos. Una carta del 3 de abril de 1979 firmada por la Real Casa de Patrimonio Nacional certificó que los restos procedentes del "cementerio" (en realidad fueron extraídos de una cuneta) de San Adrián reposaban en el primer piso de la capilla lateral derecha de la basílica. Habían llegado a San Lorenzo de El Escorial el 29 de marzo de 1959.

Como "desconocidos" fueron trasladadas 12.410 víctimas de los 33.847 cuerpos que reposan en el inmenso cementerio construido para honrar a los vencedores. El grueso de los traslados se produjo en 1959 ( 11.329), 1961 (6.607) y en 1968 (2.019), según los datos del reciente informe de la Comisión de Expertos nombrada por el Ministerio de Presidencia, que ha determinado la conveniencia de la salida del recinto de los restos de Francisco Franco. Todavía hoy, muchas familias de republicanos que buscan a sus familiares desaparecidos en fosas de la Guerra Civil desconocen que su destino final fue el Valle de los Caídos. Los 21.423 cuerpos registrados con nombre y apellidos corresponden a víctimas de balas republicanas.

"Ahora dicen que hay que sacar a Franco de ahí. ¿Qué me va a parecer? Pues lógico. Estupendo. Él no es víctima de nada. A él no le mató nadie", reflexiona Félix Valerio, de 82 años. Este vecino de Mendavia (Navarra) recuerda perfectamente la ilusión con la que cogió uno de los dos autobuses que la comisión de familiares fletó en febrero de 1980 hasta San Lorenzo de El Escorial. Félix viajó en busca de su tío, Germán Valerio, que fue en-terrado en una fosa de Arandigoyen en 1936 y trasladado a Cuelgamuros en 1959.

El regreso de los muertos dio pie a la celebración de homenajes multitudinarios

"Nos dieron los restos en unos cajones pequeños que tenían ellos vigilados. A la vuelta, los enterramos en el panteón de Mendavia", recuerda Félix a duras penas y con ayuda de sus mujer, Adoración Elvira, también de 82 años. Lo que no puede olvidar es lo que su padre contaba de la muerte de su hermano Germán. "Lo arrastraron en un camión desde Estella hasta Villatuerta porque era socialista y allí lo mataron". Félix cree que la valentía que tuvo su padre en 1980, cuando indagó el paradero de su hermano, se debió "a que nunca había estado en política". "Cuando lo enterramos, le supuso una gran alegría", recuerda.

Después del viaje en autobús y del traslado en furgonetas de los muertos se sucedieron los homenajes en los pueblos. "En San Adrián se juntaron 21 curas y se celebró una homilía muy emotiva valorando el esfuerzo que hicieron estos hombres por recuperar los cuerpos de los vecinos", recuerda Teresa Lorente, viuda de José Antonio Ruiz, alcalde de esa localidad en 1980. Los 15 cuerpos volvieron en cinco cajas colectivas a este pueblo de la ribera del Ebro que fueron expuestas en la plaza del Ayuntamiento. El homenaje fue un acto multitudinario plagado de las tensiones propias de la Transición. Eva Ruiz tenía 14 años y recuerda perfectamente a un vecino de Sartaguda que se atrevió a ir con una bandera republicana. "Cuando entramos a la iglesia para la misa, gritó: ¡Abajo los matones!' Y enseguida se le echó la gente encima. El homenaje fue familiar. Nadie quiso reivindicar nada más allá de la memoria los que murieron allí", rememora.

Prueba de ese espíritu de reconciliación es el poema que leyó José Antonio en recuerdo de su padre y el resto de fusilados: "Nosotros, los marginados del mundo siempre sufriendo, cuarenta años con la cruz, cuarenta años de silencio, por el dolor redimido buscando horizontes nuevos. Nuevos, de paz y justicia, de trabajo de concierto, donde el canto del arado, siembre la tierra del pueblo, para recoger buen trigo, no estas cosechas de muertos".

Como "desconocidos" fueron trasladadas 12.410 víctimas de los 33.847 que reposan allí

En cajas impermeables

La historia de los protagonistas de la operación Retorno cayeron en el olvido salvo para algunas publicaciones locales. Sólo un documento oficial del Archivo General de la Administración deja constancia de los nombres, apellidos y lugares de origen de los componentes de esta comisión. "Les obligaron a no hablar con la prensa y a no montar ruido ni gresca", añade Eva. Las negociaciones, en las que intervinieron dos ministerios, se alargaron durante un año. El Ministerio de Sanidad les otorgó un permiso de higiene para exhumar los cuerpos y el Ministerio del Interior les exigió que las cajas en las que serían depositados los restos debían ser metálicas e impermeables. Además, les ofrecieron la posibilidad de celebrar en la basílica un responso. Desecharon la oferta.

Los tres portavoces de la comisión ya han fallecido. José Antonio Ruiz (en representación de San Adrián), Claudio Gainza (hijo del alcalde fusilado de Allo) y Terencio Ruiz (Cárcar) viajaron innumerables veces a Madrid a despachar con los altos cargos de UCD. "Mi padre apuntó en una especie de diario que su interlocutor fue el consejero delegado gerente de la Real Casa de Patrimonio Nacional, Fernando Fuertes de Villavicencio", describe Eva. Según esas notas, el general Fuertes de Villavicencio, en Patrimonio desde 1963 y que fue segundo jefe de la casa civil de Franco, se sorprendió del tono de concordia que los familiares utilizaron en la negociación. "Somos las ramas de los troncos que asesinaron allí", le llegó a espetar José Antonio Ruiz.

"Somos las ramas de los troncos que asesinaron", se presentaron ante Patrimonio Nacional

A estos tres portavoces de los familiares les sobraban motivos para la venganza. Pero nunca abogaron por el rencor. El padre de José Antonio fue detenido y fusilado el 24 de julio de 1936, fiesta patronal de San Adrián. El 24 de julio de 1979, José Antonio Ruiz se disponía salir al balcón municipal para lanzar el chupinazo como alcalde local. Antes de salir, un alguacil se acercó y le dijo: "José Antonio, un día como hoy detuvieron a tu padre en este edificio y lo mataron. Y ahora eres tú quién lanza el chupinazo". El que fuera alcalde socialista desde 1979 hasta 1991 contuvo la emoción y salió a saludar a sus vecinos.

Los restos de los fusilados en San Adrián yacen desde 1980 en el cementerio municipal bajo una lápida con la siguiente inscripción: "Derramaron nuestra sangre por tener un ideal, que jamás vuelva este horror, que esto sirva de lección y sea resurrección de vida a la libertad".

http://www.publico.es/especiales/memoriapublica/410545/el-rescate-que-recupero-los-restos-de-133-republicanos-del-valle-de-los-caidos

domingo, 7 de abril de 2013

75 ANIVERSARIO FUGA FUERTE SAN CRISTÓBAL-EZKABA


Actos en conmemoración del 75 aniversario de la gran fuga, el 22 de Mayo de 1938, del Fuerte San Cristóbal de Pamplona, en el monte Ezkaba.
Estáis todos invitados a participar en dichos actos e intervenir en el homenaje en el Fuerte San Cristóbal el domingo 19 de Mayo.

75 ANIVERSARIO FUGA FUERTE SAN CRISTÓBAL-EZKABA
EZKABA-SAN CRISTÓBALeko IHESALDIAREN 75. URTEMUGA


CICLO - JUEVES MEMORIA – MEMORIA OSTEGUNAK - TXINPARTA


Lugar:
Espacio Cultural
Carretera de Ansoain (Frente a Ciclos Lasa)


18 DE ABRIL –jueves 

20:00h - ENRIQUE VILLARREAL “EL DROGAS”: 
“MEMORIA Y CANCIONES EN FEMENINO PLURAL”


25 DE ABRIL –jueves 

20:00h - PONENTE: FERNANDO MENDIOLA
ESPAÑA Y ALEMANIA: EL TRABAJO FORZADO
EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE LA MEMORIA


2 DE MAYO –jueves 

19:00 - PROYECCIÓN DEL DOCUMENTAL
“EZKABA, LA GRAN FUGA DE LAS CÁRCELES FRANQUISTAS”

20:00 – Charla: FERMÍN EZKIETA: 
"EL CUARTO FUGADO Y OTRAS HISTORIAS”


9 DE MAYO –jueves

20:00h - JESÚS VICENTE AGUIRRE: 
“AQUÍ NUNCA PASÓ NADA… COMO EN LA RIOJA, 
COMO EN NAVARRA, POR EJEMPLO”


16 DE MAYO –jueves

20:00h - TXINPARTA: “25 AÑOS DALE QUE DALE”

PACO ETXEBERRIA: “VERDAD, JUSTICIA Y
REPARACIÓN”


Lugar:
Teatro Ansoáin
(junto al Ayuntamiento)


18 DE MAYO – Sábado 

22:00h - PROYECCIÓN DE LA PELÍCULA “LA
BUENA NUEVA” DE ELENA TABERNA



Lugar:
Fuerte San Cristóbal
(en lo alto del monte ezkaba)


19 DE MAYO – DOMINGO

12;00h - HOMENAJE A LOS PRESOS QUE PENARON
Y HASTA MURIERON EN ESTE FUERTE ENTRE
1934 Y 1945 

14:30h - COMIDA CON FAMILIARES EN EL
COLEGIO PÚBLICO EZKABA DE ANSOÁIN 
(Necesaria preinscripción)


Semana de la República en Sartaguda

Del 10 al 14 de Abril: Semana de la República en Sartaguda, en la Casa de Cultura.
Organizan: Pueblo de las viudas y Parque de la Memoria.


martes, 2 de abril de 2013

Aquel 1 de abril...


REPORTAJE:MEMORIA HISTÓRICA

La historia oral de la Guerra Civil se extingue. Setenta años después, algunos de los pocos testigos vivos recuerdan el fin de la contienda

TEREIXA CONSTENLA 29 MAR 2009


El escritor José Luis Sampedro, en Melilla en 1938.
La noticia del final de la guerra viajaba en camión. El cabo José Luis Sampedro (Barcelona, 1917) y su decena de soldados vivían más preocupados por no sucumbir al frío que por romper el frente Madrid-Zaragoza desde el pequeño pueblo de Guadalajara al que les habían destinado en la primavera del 39. "Pasó un camión el 30 o 31 de marzo, nos dijeron que había acabado la guerra", revive 70 años después frente al Mediterráneo.
La primera "preocupación" del cabo, que con los años se convertiría en un economista y escritor de prestigio, fue la celebración. En autoestop llegó a Sigüenza para comprar alcohol. La preocupación había sido universal. "No quedaba una botella de vino en casi ningún sitio, tuve que comprar de lo que había". Amaneció el 1 de abril bañado en un líquido rojo que confundió con sangre hasta que descubrió que fluía de una bota de vino mal cerrada. En cuanto logró un permiso viajó a Madrid. El cabo Sampedro hizo su triunfal entrada en la ciudad, dividida entre el júbilo y el miedo, rodeado de pollos muertos en una furgoneta. "Llamé a la puerta sin saber lo que me iba a encontrar, me abrió una jovencita que tardé en reconocer como mi hermana. Hacía tres años que no tenía noticias de mi familia".

"Había gente que se saltaba la tapa de los sesos delante de nosotros", recuerda el comunista Marcos Ana
En aquellos tres años, José Luis Sampedro maduró de golpe. Hasta 1936, hijo de una buena familia sin notables implicaciones políticas, se había limitado a estudiar y aprobar unas oposiciones para funcionario de aduanas. Era vagamente conservador, es decir, más amigo del orden que del caos. La sublevación le pilló en Santander, su primer destino profesional, donde las autoridades republicanas le movilizaron. "Me mandaron a un batallón anarquista porque sospechaban que yo era de derechas. No les faltaba parte de razón". Le armaron con un fusil, cartuchos y un casco de hierro, que no le protegía del miedo que le inspiraban sus compañeros de armas. "A los cuatro días éramos amigos. En el tiempo que viví con ellos, los anarquistas me parecieron extraordinarios por su respeto al ser humano y el rechazo del poder de la fuerza de un hombre sobre otro, tenían una gran dignidad".
Sin embargo, cuando los sublevados tomaron Santander en agosto de 1937 y las milicias republicanas recibieron la orden de retirarse a Asturias, Sampedro eligió a los suyos. Se escondió en una casa y al día siguiente se presentó en la aduana. "Mi primer desencanto fue escuchar la arenga de un funcionario de Burgos que nos reprochaba a ocho funcionarios no haber sido capaces de conquistar Santander para Franco". Hizo el resto de la guerra con el bando al que se consideraba naturalmente ligado a pesar de que le incomodaban cada vez más cosas. El papel de la Iglesia: "Me parecía monstruoso que los obispos bendijesen cañones, fuesen de quien fuesen".
De su experiencia se nutrió su segunda novela, La sombra de los días(Alfaguara), escrita en 1945 y publicada medio siglo después. "La guerra me parece una barbaridad, la prueba de que una sociedad inmadura no sabe resolver sus conflictos. Pero, prescindiendo de juicios morales, es una experiencia de enorme intensidad por el miedo a la aventura o el contacto con la naturaleza. Para mí fue un descubrimiento la vida de los anarquistas y los campesinos", reflexiona.
Pasó por ambos frentes con doble fortuna. No fue herido. Ni disparó un tiro.
La noticia del fin de la guerra también cruzó veloz la frontera. Los miles de españoles que estaban en Francia ni querían festejarla ni podían. Atrapados en campos de concentración, dormían a la intemperie, muertos de hambre, comidos por piojos y vigilados por soldados senegaleses sin ápice de compasión. "Éramos tratados igual que animales", afirma María García Torrecillas (Albánchez, Almería, 1916), una de aquellas presas que subsistían casi de la nada en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer. "Habíamos perdido la guerra y había mucha gente que se había quedado en España, como mi hermano, que pasó más de 20 años en la cárcel. Sentimos mucha tristeza al recibir la noticia", relata por teléfono desde Monterrey (México).
En febrero de 1939, María García cruzó caminando a Francia. En el mismo campo donde recibió la noticia del final de la guerra se quedó embarazada de su marido. "Durante siete meses sobreviví comiendo al día un trozo de pan y un tomate que me daba una señora de fuera". Hasta que Elizabeth Eidenbenz, la suiza que había fundado una maternidad para atender a las republicanas embarazadas, la descubrió y se la llevó con siete meses de gestación y 45 kilos de peso. María dio a luz a su hijo Felipe y comenzó a trabajar en la maternidad como encargada de la cuna. De los 598 bebés que nacieron, 400 eran españoles. Las refugiadas llegaban extenuadas, más muertas que vivas. "No parecían seres humanos, lo primero que hacíamos era bañarlas y desinfectarlas", cuenta María García, que ha plasmado su experiencia en un libro, Mi exilio, editado hace año y medio en México.
Marcos Ana, en la cárcel de Porlier (Madrid) en 1939.
La guerra terminó para el poeta y escritor Marcos Ana (Alconada, Salamanca, 1920) un día antes. Para él y otros 20.000 republicanos que se habían apiñado en el puerto de Alicante confiados en huir de la derrota en algún barco amigo. Cuando comprobaron que por mar se acercaban dos minadores y el crucero Canarias y que por tierra les apuntaban las ametralladoras de los italianos de la División Littorio, cundió la desesperación y la amargura en aquella ratonera. "Había gente que se saltaba la tapa de los sesos delante de nosotros y otros que se tiraban al agua", rememora. Había quien proponía desplegar una resistencia numantina, pero finalmente se impuso el desarme. Marcos Ana, hasta entonces instructor político en la 8ª División, desmontó su pistola y la arrojó al mar para evitar entregarla.
Los rojos, inofensivos ya sin armas, desfilaron hacia el campo de Los Almendros. Allí amanecen el 1 de abril de 1939 Marcos Ana, su hermano Fabricio y dos compañeros más. "El fin de la guerra me sorprende comiendo tallos tiernos y flores. Para nosotros estaba acabada, no necesitábamos el famoso parte", cuenta. Hambrientos, los republicanos devastan aquel campo como una plaga de langostas. Trituran hierba, flores, cáscaras de almendras. Aun así, Marcos Ana hace hincapié sobre un hecho, que recoge en su biografía Decidme cómo es un árbol(Umbriel): la visita de unos reporteros italianos para filmar su desesperación. "Nos tiraron pan al suelo, pero algunos compañeros dieron voces para que no lo cogiéramos. Prevaleció la dignidad al hambre", cuenta.
Los Almendros fue un encierro de tránsito. En pocos días, Ana, su hermano y sus amigos fueron encerrados en un vagón de mercancías rumbo al campo de Albatera. Comían, dormían, meaban y cagaban en el mismo sitio, encerrados con una alambrada y vigilados por guardias que les vendían puñados de alfalfa a cambio de relojes y chaquetas. A las necesidades físicas elementales se sumaba la inseguridad ante la supervivencia: grupos de falangistas llegados de todas partes examinaban a los presos para seleccionar a los rojos que conocían y llevárselos.
El joven Marcos Ana se hizo pasar por menor de edad y huyó. En Madrid permaneció escondido por su familia hasta el 28 de abril, tras ser delatado por un antiguo camarada con el que había contactado con la idea atolondrada de poner en pie la resistencia. Comenzó entonces una carrera infinita de torturas ("lo que más utilizaban era el apaleamiento frenético y repetido con fustas y vergajos de toro hasta dejarte macerado todo el cuerpo y seguir después, día tras día, golpeando sobre las llagas"), condenas a muerte y cárceles, que le convertirían en el preso político más veterano y símbolo internacional de la lucha contra la represión.
José Ramón Calparsoro Pérot (Tolosa, Guipúzcoa, 1908) hizo la guerra en defensa propia. Por miedo al otro. Los obreros de su fábrica le habían amenazado de muerte, así que en el 36 se ofreció como voluntario. Tenía 12 horas escasas de vuelo cuando se presentó en el aeródromo militar de Lasarte. En el libro José Ramón Calparsoro. Un piloto español en la Legión Cóndor (Quirón), escrito por Cecilio Yusta Viñas, cuenta que falseó su experiencia -dijo que tenía título- y que en octubre de 1936 se subió por vez primera a un ametrallador, un Fokker VII, con el que no llegó a disparar. En Tablada, la base militar de Sevilla, recibió una rápida instrucción, el grado de alférez y la primera orden: "Vaya a Don Benito y compruebe si hay caza enemiga en el aeródromo". "A la orden, mi capitán; si no vuelvo es que sí hay", respondió antes de subir a un Breguet XIX.
Y ya no paró. Fue el primer español en integrarse en la Legión Cóndor (el refuerzo enviado por Hitler a Franco), y el único que hizo un curso de vuelo sin visibilidad para bombardeos nocturnos. En febrero de 1939 hizo el último de sus 400 servicios sobre la bahía de Rosas. El 1 de abril estaba en Cariñena (Zaragoza), preparándose para volar con su escuadrilla a Madrid para celebrar la victoria. Una montaña frustró la expedición: murieron 11 tripulantes de los tres aviones siniestrados. Cuando Calparsoro al fin se presentó en Cuatro Vientos, se despidió de la guerra para siempre: "Mi coronel, he dejado mi aparato para el desfile, sobrarán voluntarios para pilotarlo, yo me voy". Setenta años después, tras una intensa vida empresarial y aventurera, rehúye ciertos recuerdos. Tal vez sea sólo un parapeto tras el que protegerse. "La guerra es terrible", afirma. Se pregunta sobre quién arrojaba las bombas y se contesta que sobre otros españoles. Pero eso no le hizo dudar sobre lo que estaba haciendo: "Siempre tuve la creencia de que si yo no me defendía, me liquidaban". -

Mujeres en guerra: resistencia 'roja' y 'liberada'


La resistencia al régimen de Franco no se puede entender sin el rol de la mujer. Mujeres que, en el punto de mira del dictador por su ideología y por su género, tuvieron que sacar adelante a sus familias con sus hombres fusilados, encerrados o desaparecidos y el cartel de 'roja' en la frente.

ALEJANDRO TORRÚS Madrid 05/03/2013 07:00 Actualizado: 05/03/2013 
 .Mujeres víctimas de la represión franquista 'Las rapadas'

Mujeres víctimas de la represión franquista "Las rapadas"MEMORIA VIVA

A Juliana Cortés, en 1947, a la edad de 64 años, la metieron en una poza con el agua hasta las rodillas para forzarla a decir dónde estaba su hijo, republicano huido en los montes de Escañuela, en Jaén. A Dolores Martínez la condenaron a muerte en 1941 por ser una “mal bicho procaz”. Enriqueta Martín tenía que andar 34 kilómetros, el camino de ida y vuelta hasta el pueblo vecino, para introducir tabaco, harina y aceite en su pequeño pueblo de Granada, y alimentar, así, a sus cuatro hijos. Su marido, pastor de profesión, y sus dos hijos mayores desaparecieron en 1937. Rosa Cañadas, con apenas 20 años, tuvo que limpiar casas, picar piedra y coser pantalones, entre otras funciones, para sacar adelante a una familia de cinco hermanos cuyo padre, alcalde de Guadalajara durante la República, había sido fusilado y todas sus pertenencias requisadas.
Todas estas historias son historias reales, con nombres reales, que sucedieron en la larga noche de la dictadura franquista. Son sólo un pequeño número de casos tan comunes como ciertos. Mujeres que, en el punto de mira del régimen por su ideología y por su género, tuvieron que sacar adelante a sus familias con sus hombres fusilados, encerrados o desaparecidos y el cartel de 'roja' en la frente. Heroínas que a base de trabajo, sacrificio y agallas consiguieron sacar adelante a sus familias sin olvidar que la lucha por la democracia dejó en la cuneta a muchos de sus seres más queridos.
 Emilia Cañadas, una mujer de 84 años que con tan sólo ocho primaveras vio cómo los falangistas fusilaron a su padre, Antonio Cañadas, alcalde de Izquierda Republicana de Guadalajara, resume a la perfección el sentimiento de toda una generación de mujeres que trabajó por la dignidad y la democracia: “He luchado en mi infancia para sacar adelante a mis hermanos. Después, para alimentar a mis hijos y ahora, mi obligación, a pesar de mi edad, es morir luchando. No tengo otra misión en esta vida.Siempre me he sentido feminista, revolucionaria y comunista. Con 14 años entré a una fábrica y allí sentí la opresión del trabajador. Después pasé a trabajar en una oficina de seguros y jamás logré entender por qué cobraba menos que mi compañero hombre”.
La República significó para la mujer el inicio de la conquista del espacio público. El derecho al voto, a la educación y al divorcio fue el reflejo legislativo de un espíritu liberador que agitó España. Las esperanzas de emancipación, no obstante, fueron cortadas de raíz por la cruzada católicaemprendida por el autodenominado bando nacional.
La represión de la mujer en la dictadura franquista, cuenta Pura Sánchez, autora del libro Mujeres de dudosa moral, fue doble. Por “rojas” y por “liberadas”. Por tanto, el castigo también fue doble. Por una parte, las mujeres fueron juzgadas y condenadas por tribunales militares por delitos de auxilio, incitación o excitación a la rebelión. Es decir, por rojas. Por otro lado, se produce una segunda condena social. La condena a la reclusión en el espacio doméstico y al abandono de los espacios públicos que sólo podían ser ocupados única y exclusivamente por hombres.
Emilia: "Mi obligación, a pesar de mi edad, es morir luchando. No tengo otra misión en esta vida"
“Además, hay otra forma de represión protagonizada por las fuerzas paramilitares del régimen”, cuenta Pura Sánchez. “Fue un tercer tipo de represión extremadamente violenta y arbitraria que tenía un fuerte carácter ejemplificador. Consistía en llegar al pueblo recién conquistado por el bando franquista, escoger a un grupito de mujeres, afeitarles la cabeza, hacerles beber aceite de ricino y exponerlas a la vergüenza pública. Las demás ya sabían a qué se arriesgaban si decidían desobedecer al régimen”, explica Sánchez, quien añade que la mujer fue utilizada durante la Guerra Civil como un “botín de guerra”. “El cuerpo femenino sirvió para evidenciar el poder de los hombres”, sentencia Sánchez.

Con la cabeza 'pelada'

La explicación histórica de Pura Sánchez encuentra su reflejo en la realidad en la vida de Juliana Cortés, una mujer de Escañuela (Jaén) a la que pelaron dos veces, una al terminar la guerra y otra un poco después, cuando ya le había crecido el pelo y fue un día a por agua, con tan mala suerte que se encontró a “una mujer de derechas, que avisó de nuevo a los falangistas” de que Juliana se había dejado ver por el pueblo.
“A mi madre y a nueve mujeres más las "pelaron"; a mi madre no la pasearon, pero a las otras sí, con tambores por la calle, a finales de abril del 39. Se echaron a la calle los falangistas, que eran del pueblo. Las "pelaron" en la cárcel y en la casa de Falange y les dieron aceite de ricino. La gente, los de derechas, iban a mirar, los niños y los mayorcitos iban detrás. Las mujeres de nuestra clase no iban a ver,  pero las otras sí”, recuerda hoy María González, hija de Juliana.
“Con nosotros, el régimen se encabronó sobremanera”, resume María
La vida de María, no obstante, no fue más fácil que la de su madre. Cuando estalló la guerra civil esta mujer tenía 17 años recién cumplidos. Conoció a su marido, y padre de sus ocho hijos, Joaquín Pérez Sicilia, durante la Guerra Civil , en la cárcel de Jaén, donde compartía celda con uno de sus hermanos. Su padre había muerto poco antes del inicio del conflicto, uno de sus hermanos fue fusilado en noviembre del 39 y el otro huyó a la sierra para no correr la misma suerte que su familiar. “Con nosotros, el régimen se encabronó sobremanera”, resume María, quien en los años de la Guerra tuvo que trabajar para poder llevar alimentos a su hermano encarcelado.
Tras “picar mucha piedra”, como ella misma señala, María y su marido deciden emigrar a Madrid, en 1947, para intentar mejorar su vida y la de los suyos. No había sabido nada de su hermano huido. Sin embargo, al poco de llegar a la capital un guardia civil de Escañuela se presentó en la casa de María y se llevaron preso a Joaquín, su marido. Se trataba de una acción destinada a forzar la entrega de su hermano Adriano, que seguía en la sierra. Al día siguiente, María fue a buscar a su marido con ropa y comida, iba con su hijo de 17 meses en brazos, y embarazada de otro, pero también fue apresada.
 María pasó dos días y una noche en el cuartel de Vallehermoso. En ese tiempo le pegaron varias veces con un vergajo para quitarle al niño, pero ella resistió. Al mismo tiempo, habían encarcelado en Jaén a su madre, Juliana Cortés, de 64 años, a la que pegaron y metieron en una poza con el agua hasta las rodillas para forzarla a decir dónde estaba su hijo. Pero nadie lo sabía. Hasta cinco familiares llegaron a estar procesados por esta causa. A María, a Joaquín -su marido- y a su madre -Juliana- les condenaron a seis años de cárcel; a su hermano Miguel, a 20.
María recuerda, como si fuera ayer, el día del juicio: “Se celebró en una sala enorme, como un pabellón de deportes, en el que juzgaron de una vez a unas trescientas personas. Estaban unos sentados en bancos y otros de pie y levantaban la mano conforme eran nombrados. Entramos todos como una manada de cerdos, serían las nueve de la mañana, y a las dos de la tarde estaba todo el mundo fuera…. Todo estaba escrito ya”, recuerda hoy María, quien tras cumplir condena y dar a luz a su segundo hijo en la propia cárcel volvió a Madrid para proseguir su vida. Vivió durante casi 20 años en una chabola, hasta que los ahorros conseguidos, de trabajar de limpiadora en el Ejército del Aire le permitieron a ella y a su marido comprar su actual casa en un barrio obrero de Madrid.

Recuperar la cotidianidad

El mérito de estas mujeres fue doble. Durante la guerra trabajaron a deshoras para tratar, como fuera, de mantener con vida a sus familiares encarcelados o huidos. Llevaban comida a la prisión, introducían mensajes secretos para los presos o lavaban la ropa a sus presos. También echaban una mano, en lo que podían, a los encarcelados sin familia. Una vez terminada la Guerra, no obstante, la función a desempeñar era otra. Se trataba de resistir, porque en la medida en la que ellas pudieran hacerlo, también sobrevivirían sus familias. Debían reconstruir la cotidianidad destruida, “rehacer un hogar desde las cenizas de la Guerra en las condiciones que fuera”, asevera Pura Sánchez.
La resistencia de la mujer durante la Guerra Civil mediante la creación de redes de cooperación de carácter informal para proporcionar ropa limpia, comida e información a los presos la ejemplifica la lucha de Francisca Gámez, quien acaba de cumplir 91 años. “La única pena que me queda en el cuerpo, después de todo lo que he sufrido en esta vida, es que me muera sin que los jóvenes sepan todo lo que hemos luchado para tener una democracia en este país. Aunque ahora la quieran destruir. Deben saber cuánto nos ha costado llegar hasta aquí”, cuenta Francisca aPúblico.
El padre de Francisca, ex guardia civil, fue condenado a muerte, en un primer momento, y , después, su condena fue conmutada a 30 años de prisión por ayudar al bando republicano desde la retaguardia. Durante el tiempo que su padre estuvo en la cárcel, antes de ser enviado a campos de trabajo forzosos, Francisca llevaba todos los días a su padre ropa limpia y comida en un cesto de alambres que aun conserva, "para no olvidar sus orígenes". Tenía 16 años, pero debía comportarse como una adulta.
Concha: "El cuerpo de la mujer sirvió para que el hombre demostrara su poder", denuncia SánchezA través de las zapatillas, que tenían un falso fondo, se intercambiaba cartas con su padre y el resto de presos. “No me daba cuenta del peligro que corría. Cuando eres joven todo lo ves más normal. Ahí dentro morían como chinches: unos por enfermedades y otros fusilados durante la madrugada”, recuerda.
Sin embargo, lo más duro para Francisca no fue la Guerra Civil sino la larga noche de los 40 años. “Durante la Guerra sabías que luchabas por la libertad. Una vez terminada, no había nada. Ni comida, ni futuro, ni libertad. La miseria nos comía por todos lados y vi a mi abuela morir de hambre”, señala esta mujer, a quien la Guerra le había quitado a un hermano, fusilado, y a su padre, preso durante décadas.
“Cada vez que escucho la frase de '"¡Que frío hace!" se me viene a la mente aquel tiempo. No sé cómo pudimos sobrevivir. Me tiré años picando piedra para conseguir unas pesetas. Nos llamaban para trabajar en el campo de la lástima que dábamos”, se lamenta.
A base de esfuerzo, trabajo y de sacrificar su vida por la de los demás, Francisca consiguió sacar adelante a su familia y formar la suya propia. Una vez llegada la democracia, su gran pena era no haber tenido la oportunidad de escribir para que sus descendientes no olvidaran los orígenes de su familia. Por ello, se apuntó a una escuela de mayores y aprendió a leer y a escribir. “Allí empecé a escribir poesía y, a mi manera, he hecho poesía medianamente de todo lo que he vivido. Si no me escuchan hablando, que me escuchen recitando”, concluye.

“Nunca serviremos en casa de señoritos”

 El deseo de aprender a escribir poesía de Francisca es compartido por Concha Martín, vecina de una pequeña localidad de Granada. A Concha, sin embargo, no le gusta escribir la historia de su familia, prefiere escribir de amor, aunque no olvida ni por un segundo su pasado.“Mi padre está en un monte perdido por ser de izquierdas y eso no lo voy a olvidar mientras viva”, asevera.
Concha es el vivo ejemplo de una mujer a la que ningún obstáculo ha conseguido borrar la sonrisa de la cara. Sonríe hasta cuando llora. Sonríe hasta cuando narra cómo los "señoritos del pueblo" vinieron a buscar a su padre para ajusticiarle. “El 2 de marzo del 37”. Él no estaba entonces en casa, sino con sus cabras. Era pastor. Cuando regresó decidió huir junto a sus dos hijos varones. “Me voy, a ver si me salvo”, dijo. José, que así se llamaba su padre, murió congelado en la sierra, según contó un vecino del pueblo que sí consiguió regresar. De sus dos hermanos, nunca más se supo.
Los falangistas volvieron pocos días después buscando a la madre de Concha, Enriqueta. No eran del pueblo. “¡Enriqueta!”, gritaban desde las calles. Ella se escondió. No así una vecina del mismo nombre y de reconocida "ideología de derechas" que salió a ver qué pasaba. Nadie la reconoció y fue rapada. La Enriqueta de izquierdas, la matrona de esta pequeña localidad, se libró de la humillación.
Con el marido muerto y dos hijos desaparecidos, Enriqueta tuvo que sacar adelante a sus otros cuatro hijos. La consigna de partida estaba clara: “Nunca serviremos en casa de ningún señorito”, repetía esta mujer, según relata Concha, quien en 1936 tenía solamente seis años. Y así fue. Enriqueta y Concha, madre e hija, realizaban casi semanalmente un trayecto de 34 kilómetros para traer tabaco, harina y aceite de estraperlo. 20 kilos a cuestas. El tabaco y el aceite lo vendían. Con la harina hacían pan.
Concha: "Pido justicia para el pueblo y justicia para los que nos han estado robando tantos años"
Manuela y Encarna, las hermanas de Concha, trabajaban en casa cosiendo pantalones, cocinando pan o con cualquier otra labor. Así como cuidando de Miguel, el pequeño de los hermanos, quien pronto también tuvo que empezar a trabajar. “Dicen que ahora están mal los tiempos, pero es que lo de antes no tiene nombre. Cada día era una lucha por la supervivencia. Cuando te ibas a la cama no sabías qué desgracia podía pasar mañana”, asegura Concha.
El recuerdo de lo vivido, la dureza de la dictadura y la seguridad de que la democracia sólo es viable a través de la justa y equilibrada distribución de recursos hizo de Concha y de sus hermanas unas mujeres de fuertes convicciones progresistas. Ninguna de las tres pudo aceptar jamás que un partido cuyo fundador provenía del régimen franquista pudiera defender los intereses del pueblo.
Concha sabe que el futuro está complicado. Lo ve en su pequeña localidad donde cada vez hay menos trabajo. “Se están perdiendo valores”, asegura. Ahora, tras una vida de incansable lucha, pasa las tardes devorando novelas y escribiendo algunos versos. La fórmula para un futuro mejor la tiene clara. Aunque nadie con poder la escuchará. “El único futuro viable pasa por que se haga justicia de una vez por todas. Justicia con el pueblo y justicia para los que nos han estado robando tantos años”, sentencia.
Pies de foto:
Imagen 2. Emilia Cañadas posa con la Constitución española de 1931
Imagen 3. Bando del comandante militar de Fuente de Cantos (Badajoz). Cedido por Pura Sánchez
Imagen 4. Sentencia de muerte de Dolores Martinez. Cedido por Pura Sánchez
Imagen 5. Enriqueta y José. 


http://www.publico.es/451629/mujeres-en-guerra-resistencia-roja-y-liberada