Saramago atribuye la suspensión del magistrado a "jueces que nunca procesaron a Pinochet ni oyeron a las víctimas del franquismo"
Jose Saramago.MÓNICA PATXOT
Para el escritor portugués José Saramago la suspensión del juez Baltasar Garzón es una de las noticias "más tristes" que ha recibido nunca. "Las lágrimas del juez Garzón son hoy mis lágrimas", ha comentado en referencia a la emotiva despedida del magistrado de la Audiencia Nacional.
En un texto colgado en su bolg, el premio Nobel de Literatura contrapone la que fue "una de las mayores alegrías", cuando se procesó al dictador chileno Augusto Pinochet, a la tristeza que le genera la suspensión cautelar del magistrado de la Audiencia Nacional "por jueces que nunca procesaron a Pinochet ni oyeron a las víctimas del franquismo".
"Hoy, ni oro, ni plata, vivimos en tiempos de plomo. Que lo diga el juez Baltasar Garzón que, víctima del despecho de algunos de sus pares demasiado complacientes con el fascismo que perdura tras el nombre de la Falange Española y de sus acólitos, vive bajo la amenaza de una inhabilitación de entre doce y dieciséis años que liquidaría definitivamente su carrera de magistrado".
"Hoy, ni oro, ni plata, vivimos en tiempos de plomo"
"Garzón es el ejemplo de que el campesino de Florencia no tenía razón cuando, en plena Edad Media, hizo sonar las campanas a difunto porque, decía, la justicia había muerto", agrega Saramago.
Para el autor de Todos los nombres, con la suspensión de Garzón "las campanas, después del repique a gloria que harán los falangistas, los implicados en el caso Gürtel, los narcotraficantes, los terroristas y los nostálgicos de las dictaduras, volverán a sonar a muerto, porque la justicia y el estado de derecho no han avanzado, no han ganado en claridad, y quien no avanza, retrocede".
"El destino del juez Baltasar Garzón está en las manos del pueblo español"
"Tocarán a muerto, sí, pero millones de personas saben señalar el cadáver, que no es el de Garzón, esclarecido, respetado y querido en todo el mundo, sino de quienes, con todo tipo de argucias, no quieren una sociedad con memoria, sana, libre y valiente", prosigue el premio Nobel, quien remata: "El destino del juez Baltasar Garzón está en las manos del pueblo español, no de los malos jueces que un anónimo pintor portugués retrató en el siglo XV".
Saramago fue uno de los promotores, en noviembre de 2008, de un manifiesto —titulado Hemos conocido— en el que se reclamaba la investigación de los crímenes del franquismo .
El manifiesto lamentaba el "desproporcionado ataque" a la labor de Garzón lanzado "desde ámbitos determinantes que han creado alarma en nuestra sociedad e indefensión en los demandantes".
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