Sanfermines 2010
Las peñas tiñeron de luto la grada para despedir a Barcina, en una tarde muy pendiente de la semifinal futbolera
foto javier bergasa, texto yolanda carbonero - Jueves, 8 de Julio de 2010
Los peñistas despliegan el mosaico de cartulinas negras a la llegada de Barcina al palco.
Pamplona. Llegó vestida de rojo y blanco, que no de gualda, y tiñó de luto la solana. Literal. Un mosaico de cientos de cartulinas negras cubrió el graderío entre los tendidos 6 y 7, allí donde habitan las peñas, que censuraron de ese modo la tropelía municipal cometida contra la Armonía Txantreana y San Fermín.
La alcaldesa, que vivió su última gran tarde en la Monumental al ser llamada a vuelos políticos de mayor altura, encendió los ánimos de los mozos, especialmente rabiosos con ella. Esbozando una sonrisa más que forzada, aguantó impertérrita los abucheos y la pitada que se le vinieron encima en cuanto asomo el jeto por la plaza.
Esforzándose por parecer ajena a la estruendosa protesta popular, la primera dama pamplonica saludó en un par de ocasiones a la sombra, cuyos aplausos respondió con el pulgar hacia arriba. El obsequio de un ramo de flores de manos de una niña contribuyó a edulcorarle el trance, mientras una pancarta con el lema Barcina Kanpora se desplegaba en la grada.
La tocaya de la que aquí relata quería despedirse del compromiso sanferminero por la puerta grande. Había presagiado el reparto de orejas a diestro y siniestro. Y el vaticinio le salió por la culata. Ni un sólo triunfo pudo conceder la alcaldesa por culpa de la escasa casta de los de Peñajara.
Pese al sofoco de la tarde, con más de 30 grados de temperatura, Barcina soportó las dos horas de festejo sin echarse un sólo caldo al gaznate. Sí tiró de abanico a partir del segundo del lote y mucho más relajada repartió sonrisas cómplices. También echó mano de su teléfono móvil, con el que compartió el resto de la lidia. Hasta el punto de que la cosa no pareció ir con ella, más pendiente de los SMS que de lo que se cocía en la arena.
tarde de toros y fútbol Aunque la tarde estuvo lejos de ser de transistores y ni un illa, illa, illa, Villa Maravilla se escuchó en la plaza, donde el Waka Waka tampoco llegó a rumiarse, había ganas de fútbol. Las banderas de Alemania ganaron por 6 a 2 a las de España, que tardaron en hacer acto de presencia. Alguien debió de pensar que las enseñas germánicas merecían réplica y entre el primero y el segundo salieron a comprarlas. O a descolgarlas del balcón de casa.
Por si el matador Luis Bolívar no era consciente de la cita deportiva, media hora antes del partido ya se lo recordó una pancarta. Mátalo ya. Queremos ver el fútbol. Y entre el quinto y el sexto, aunque no fue generalizada, hubo media desbandada, más en sombra que en sol, donde al inicio de la corrida también se leyó un Gora Alemania que más tarde se esfumó.
Lo que no hubo fueron vuvuzelas, prohibidas por mor de la autoridad municipal. La música, un año más fue asunto de las peñas, que repasaron repertorio: desde Barricada, hasta Bon Jovi y Europe y su Final Countdown. Sólo Sigo siendo el rey pudo unir en armonía a monárquicos y republicanos, que corearon al unísono estrofas y estribillo.
La lidia concluyó con los concejales de UPN posando en el palco para una foto de equipo con las camisetas de España y con un grupo de peñistas sobre el coso improvisando un partidillo, en este caso, ataviados con camisetas de Alemania. Este 7 de julio será recordado por eso y por mucho más, por ser la despedida de la alcaldesa, que no salió a hombros, aunque a alguno de los presentes ganas no le faltaron.
En el recuerdo también permanecerá la joven irunesa Nagore Laffage, asesinada hace dos años en un 7 de julio fatídico. Una pancarta con la inscripción Nagore Justizia. No más ataques sexistas. Eraso sexistarik ez presidió sol durante toda la jornada. Pamplona nunca olvidará.
http://www.noticiasdenavarra.com/2010/07/08/especiales/sanfermines-2010/descanse-en-paz-alcaldesa
La alcaldesa, que vivió su última gran tarde en la Monumental al ser llamada a vuelos políticos de mayor altura, encendió los ánimos de los mozos, especialmente rabiosos con ella. Esbozando una sonrisa más que forzada, aguantó impertérrita los abucheos y la pitada que se le vinieron encima en cuanto asomo el jeto por la plaza.
Esforzándose por parecer ajena a la estruendosa protesta popular, la primera dama pamplonica saludó en un par de ocasiones a la sombra, cuyos aplausos respondió con el pulgar hacia arriba. El obsequio de un ramo de flores de manos de una niña contribuyó a edulcorarle el trance, mientras una pancarta con el lema Barcina Kanpora se desplegaba en la grada.
La tocaya de la que aquí relata quería despedirse del compromiso sanferminero por la puerta grande. Había presagiado el reparto de orejas a diestro y siniestro. Y el vaticinio le salió por la culata. Ni un sólo triunfo pudo conceder la alcaldesa por culpa de la escasa casta de los de Peñajara.
Pese al sofoco de la tarde, con más de 30 grados de temperatura, Barcina soportó las dos horas de festejo sin echarse un sólo caldo al gaznate. Sí tiró de abanico a partir del segundo del lote y mucho más relajada repartió sonrisas cómplices. También echó mano de su teléfono móvil, con el que compartió el resto de la lidia. Hasta el punto de que la cosa no pareció ir con ella, más pendiente de los SMS que de lo que se cocía en la arena.
tarde de toros y fútbol Aunque la tarde estuvo lejos de ser de transistores y ni un illa, illa, illa, Villa Maravilla se escuchó en la plaza, donde el Waka Waka tampoco llegó a rumiarse, había ganas de fútbol. Las banderas de Alemania ganaron por 6 a 2 a las de España, que tardaron en hacer acto de presencia. Alguien debió de pensar que las enseñas germánicas merecían réplica y entre el primero y el segundo salieron a comprarlas. O a descolgarlas del balcón de casa.
Por si el matador Luis Bolívar no era consciente de la cita deportiva, media hora antes del partido ya se lo recordó una pancarta. Mátalo ya. Queremos ver el fútbol. Y entre el quinto y el sexto, aunque no fue generalizada, hubo media desbandada, más en sombra que en sol, donde al inicio de la corrida también se leyó un Gora Alemania que más tarde se esfumó.
Lo que no hubo fueron vuvuzelas, prohibidas por mor de la autoridad municipal. La música, un año más fue asunto de las peñas, que repasaron repertorio: desde Barricada, hasta Bon Jovi y Europe y su Final Countdown. Sólo Sigo siendo el rey pudo unir en armonía a monárquicos y republicanos, que corearon al unísono estrofas y estribillo.
La lidia concluyó con los concejales de UPN posando en el palco para una foto de equipo con las camisetas de España y con un grupo de peñistas sobre el coso improvisando un partidillo, en este caso, ataviados con camisetas de Alemania. Este 7 de julio será recordado por eso y por mucho más, por ser la despedida de la alcaldesa, que no salió a hombros, aunque a alguno de los presentes ganas no le faltaron.
En el recuerdo también permanecerá la joven irunesa Nagore Laffage, asesinada hace dos años en un 7 de julio fatídico. Una pancarta con la inscripción Nagore Justizia. No más ataques sexistas. Eraso sexistarik ez presidió sol durante toda la jornada. Pamplona nunca olvidará.
http://www.noticiasdenavarra.com/2010/07/08/especiales/sanfermines-2010/descanse-en-paz-alcaldesa
No hay comentarios:
Publicar un comentario