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sábado, 7 de agosto de 2010

Algunas ideas

Este artículo nos debe servir de reflexión a los que trabajamos en localizaciones y exhumaciones, sobre la metodología, cautela y delicadeza con que debemos actuar.
  
Vivencias - PradoRey y la Memoria Histórica


Hoy vuelvo a utilizar el blog como herramienta de autoayuda, porque ha sido un día duro. He llegado a casa, aquí en Aranda, con una mezcla de rabia, decepción y pena, porque siento que hoy se ha cometido una injusticia enorme conmigo y con la empresa a la que represento. Os pongo en situación.

Hace unas semanas, justo un día antes de irme a EEUU, vino a la bodega un señor que decía venía de parte de una asociación para la recuperación de la memoria histórica en la provincia de Burgos. No me localizó, porque estaba fuera de la oficina ese día, pero a mi vuelta pudimos charlar un rato. F.G.H, que así se llamaba, me contó para mi sorpresa, que en Ventosilla había por lo menos una fosa con víctimas de aquella locura colectiva que fue la Guerra Civil. Me pedía permiso para exhumar los cadáveres. F.G.H, no llevaba consigo ninguna documentación. Todo lo que me expuso fue desde el punto de vista oral. Yo le dije que necesitaba hacer algunas llamadas antes de darle permiso para excavar, pero que mi voluntad era la de colaborar en la medida de lo posible.

Tal vez porque soy de otra generación y ésto lo tengo superado, tal vez porque mis padres se han esforzado siempre en que el sesgo de familiares ancestrales haya sido mínimo, pero fundamentalmente por una mera cuestión de humanidad (a mi no me gustaría tener a ningún famliar enterrado en una cuneta), decidí extralimitarme y no llamar a mis abuelos maternos, auténticos propietarios de Ventosilla, para agilizar todo el proceso y que en el mismo no interfirieran vivencias y sentimientos de personas octogenarias que sufrieron en primera persona el periplo 1936 - 1939. Lo que hice, por lo tanto, fue llamar al abogado de la empresa para ver cómo había que hacer las cosas para hacerlas bien, con la mejor intención del mundo.

Tras revisar la ley de la memoria histórica aprobada por nuestro gobierno el 27 de diciembre del año 2007, nuestro abogado nos comunica que, atendiendo al epígrafe tercero del artículo trece, debemos asegurarnos de que la citada asociación tiene las pertinentes autorizaciones administrativas. Por un lado, porque la ley reconoce el derecho de los familiares de las víctimas a oponerse a la exhumación; por otro por una mera cuestión de seguridad jurídica que garantice, de alguna manera, que allí donde se quiera excavar hay motivos para efectivamente hacerlo.

Unos días después, se plantó en bodega sin cita previa F.G.H. Interrumpí una reunión para recibirle para explicarle mi conversacion con nuestro abogdo. Mi mensaje fue claro: la propiedad no se va a oponer a que se lleven a cabo las exhumaciones siempre que se cumpla con la ley en lo referente a las autorizaciones administrativas pertinentes. Me puse a su disposición, tanto a mi mismo como a la empresa que represento, para ayudarle en ese sentido si era preciso. Le di mi tarjeta y mi teléfono y me despedí de él de forma muy cordial, esperando noticias.

Hoy, 10 días después, han entrevistado a un tal J.I.C en "Hoy por hoy" de la Cadena Ser. Este señor, que ni me conocía, ni me había llamado nunca, aprovechando que el Pisuerga pasaba por Valladolid, como se dice por estas tierras, estaba hablando de unas exhumaciones en Villalba de Duero, pueblecito muy cercano a Ventosilla, cuando se ha arrancado diciendo que PradoRey, Ventosilla y el Grupo Cremades (a ver cuánto daño podía hacer, vaya) nos hemos opuesto rotundamente las excavaciones y que no les hemos permitido entrar en la finca, que lo han intentado de todas las formas posibles durante la última semana (¿¿??) y que no les hemos dado ninguna opción. Quiero creer que J.I.C había oído campanas sin saber dónde, porque del dicho al hecho, no había un trecho, si no dos.

Como os podéis imaginar, en un rato tenía encima a casi toda la plana mayor de los medios de comunicación pidiéndome explicaciones. El daño ya estaba hecho y he llamado a F.G.H, el cual no había oído la entrevista. Se ha quedado perplejo. Tras dar unas cuantas vueltas, he logrado hablar con J.I.C. Estaba a la defensiva, porque nosotros ya habíamos comunicado a las distintas asociaciones de recuperación de la memoria histórica que estábamos dispuestos a querellarnos de no mediar una rectificación en consecuencia al ruido generado. Tras hablar casi durante una hora, creo que le ha quedado más o menos claro que se ha columpiado y creo que mañana va a rectificar públicamente. Por mi parte, tengo un compromiso con la Sexta, que me quiere entrevistar mañana para sacarme en sus informativos, y con la Cadena Ser el lunes, que me quiere grabar para emitir una entrevista en diferido o algunos cortes de la misma en su programación.

Aún así, me siento muy mal, no os lo puedo negar. Con toda mi inocencia y buena fe, he querido ayudar en un tema complejo que hiere muchas sensibilidades y me lo han pagado con difamación y un daño a mi empresa y a mi familia que no me parece de recibo. Es más, cuando aquello ocurrió, la propiedad de Ventosilla ni siquiera era de los Cremades. Me decía J.I.C un poco avergonzado, que ya se sabe lo que pasa cuando interviene la prensa, pero aquí la culpa no se le puede echar al mensajero, porque ha sido este señor el que ha sacado a colación a PradoRey, al Grupo Cremades y a la finca sin que nadie le preguntara.

Puede que me haya caído de un guindo, pero me sorprende lo fácil que resulta en este país echar mierda al de al lado en cuando a uno le da un micrófono. Ya que me estoy sincerando, lo voy a hacer del todo. Desde que conocí a F.G.H., no he recibido ninguna documentación, certeza o similar más allá de la palabra de este señor referida al asunto en cuestión. Tampoco nadie se ha dirigido a mi solicitándome una reunión para exponerme todo este asunto de una manera más o menos formal. El remate es que cuando solicito que se cumpla la ley en la que ellos mismos se amparan para pedir, con toda la legitimidad moral del mundo, quiero subrayar ésto, que se abran las fosas de la Guerra Civil, recibo como respuesta una falacia en un medio de comunicación de un señor que no me conoce y que hasta esta mañana nunca había hablado conmigo.

Termino contando una historia. Hace tres años falleció mi abuelo Fernanando, el padre de mi padre. Ferviente católico, se pasó buena parte de la Guerra Civil encarcelado en una checa de Madrid, sometido a todo tipo de vejaciones. Fue conminado a subir a uno de los camiones que iban a Paracuellos, pero por cosas del azar, no cupo en el mismo y pudo seguir con su vida. Para desgracia suya, sí que cupieron varios familiares suyos, entre ellos algunos primos que, hasta donde yo sé, no tenían ni 18 años. Todos murieron fusilados. Y ¿sabéis otra cosa? Nunca, nunca me contó una sola mala palabra de nadie relacionado con la Guerra Civil porque lo que a él le preocupó es que sus 36 nietos (casi nada) crecieran en valores sin ningún prejuicio hacia nadie, pasando página en la peor época de la historia de nuestro país. De todo ello me enteré tras su muerte en abril de 2007. Mi relación con mi abuelo Fernando siempre fue especial, lo reconozco. Con pocos nietos tenía tanta conversación como conmigo y aprendí muchísimo de él, sobre todo durante su enfermedad en los últimos años de su vida. Fue una persona de ideales por encima de ideologías, de valores humanos en una época en la que el mundo se olvidó de los derechos más fundamentales de las personas. Con mis fallos y aciertos sólo trato de parecerme un poco a él. Tal vez por eso hoy me encuentro tan dolido.

http://fernando-eneldisparadero.blogspot.com/2010/08/vivencias-pradorey-y-la-memoria.html

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