Las excavaciones culminan con los 131 cuerpos de presos republicanos localizados
Los 36 cadáveres desenterrados serán analizados en Aranzadi para conocer la causa de la muerte y las patologías
Noticiasdenavarra.com
A. García Castillejo - Lunes, 14 de Junio de 2010
Jornada de trabajo en Ezcaba. (PATXI CASCANTE)
Pamplona. Será al finalizar el verano, probablemente en el mes de septiembre, cuando los familiares de los 36 presos de Ezkaba exhumados puedan recuperar los restos. Tras quince días de trabajo ininterrumpido, ayer se dieron por concluidas las excavaciones en la ladera norte del monte, concretamente en el cementerio de las botellas donde entre los años 1942 y 1945 fueron enterrados 131 republicanos prisioneros en el Fuerte de San Cristóbal, todos ellos fallecidos por enfermedad, la mayoría por tuberculosis.
Durante los trabajos llevados a cabo por técnicos de la Sociedad de Ciencias de Aranzadi y por miembros del colectivo Txinparta, así como por otros voluntarios, se han localizado los 131 cuerpos y se han exhumado 36 que habían sido solicitados por sus familiares. Según señaló Koldo Pla, miembro del colectivo Txinparta y de la Asociación de Fusilados de Navarra, "se volverán a llevar a cabo nuevas exhumaciones conforme se vaya consiguiendo dar con el paradero de los familiares y una vez ellos lo autoricen".
Los restos de los exhumados serán ahora analizados en la sede de Aranzadi en San Sebastián donde se realizará un informe detallado indicando las causas de la muerte y las patologías que presentaban, entre otros. Una vez finalizados, los familiares recibirán los restos junto al informe y toda la documentación recabada durante los quince días de trabajo -reportajes fotográficos y audiovisuales-.
El cementerio de las botellas. Para llevar a cabo las exhumaciones se han ayudado de un plano realizado por el capellán de la prisión. En él se diferencian los diez enterramientos civiles del resto que eran católicos, aunque su representación no correspondía exactamente con la distribución en el recinto de 54 metros de largo por 13 de ancho, por lo que el mapa tuvo que ser reinterpretado.
Los escasos textos que se han conseguido recuperar de las botellas con las que eran enterrados los cuerpos también han servido como referencia para interpretar la secuencia de los enterramientos y su localización. El lugar debe su nombre a esta práctica que consistía en enterrar los cadáveres con una botella entre sus piernas en la que se introducía un papel de media cuartilla con anagramas oficiales y escrito a máquina con los datos de filiación y fecha de muerte, así como un número que aparece recogido en el mapa anteriormente citado.
No obstante, han sido pocos los textos recuperados debido a que algunas botellas aparecieron rotas y otras no conservaban el tapón. Cabe destacar que dos de las tumbas se encontraban vacías, sin restos ni botella.
La investigación ha sido dirigida por Francisco Etxeberria, profesor de Medicina Forense de la Universidad del País Vasco y presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, mientras que los trabajos han sido coordinados por Koldo Pla, que destacó las dificultades de los últimos días debido al barrizal formado por las tormentas caídas recientemente.
Asimismo, Pla, en nombre de Txinparta, señaló que después de todo el trabajo realizado quieren conservar el lugar tal y como ha quedado ahora y no descartan colocar algún monolito en homenaje a los 131 republicanos enterrados en el lugar. No obstante, volverán a divulgar la lista en las diferentes comunidades autónomas y a través de las asociaciones de Memoria Histórica para que en caso de que los familiares lo deseen puedan recuperar los cuerpos de sus antepasados.
Cada vez que Agustín Raya López preguntaba algo sobre su abuelo, su padre le pedía que "olvidase lo que era la política". Sin embargo, este madrileño no ha parado hasta dar con su paradero y ayer acudió junto a su hijo al monte Ezkaba para conocer el lugar donde murió Agustín Raya Sánchez, su abuelo, del que heredó, entre otras cosas, su nombre, y recuperar los restos de su cuerpo. "Un sitio maravilloso pero no para venir como prisionero, y enfermo como estaba mi abuelo", señaló al acceder al cementerio de las botellas.
Agustín Raya afirmó tener pocos recuerdos de su abuelo y reconoció saber poco sobre las causas que le llevaron a pasar sus últimos años de vida en el Fuerte de San Cristóbal donde murió en 1945 como consecuencia de una enfermedad. "En mi casa no se quería hablar del tema, se tenía como un secreto y mi padre decía que no convenía hablar de ello", señaló. Agustín Raya comprende el ocultismo de su padre indicando que "eran recuerdos muy dolorosos para él". "Nunca quiso decirme nada para que no tomara represalias", añadió.
No obstante, el paso de los años y lo que ha ido conociendo de su abuelo le hace creer que "fue denunciado como venganza por algún vecino de Argamasilla de Calatrava" (Ciudad Real), localidad donde vivía y en la que cree que fue concejal.
Agustín Raya agradeció el trabajo llevado a cabo por los técnicos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y por los miembros del colectivo Txinparta. "Aunque mi padre no quiso indagar mucho, me parece muy bien que haya gente que esté trabajando por recuperar la memoria, algo muy importante para mucha gente", indicó.
Por su parte, su hijo y biznieto de Agustín Raya Sánchez, Darío Raya Maravall, reconoció que a pesar de que se trata de una historia "algo lejana" en el tiempo, "se siente mucha rabia sabiendo lo que han hecho a gente de tu propia sangre". Por ello, destacó la importancia que tiene "seguir buscando información para que la gente pueda saber lo que sucedió durante aquella época".
Al igual que Agustín y Darío, durante las dos semanas que han durado las excavaciones han subido hasta el monte Ezkaba varias familias de los 36 republicanos prisioneros exhumados que hoy comienzan a recuperar la identidad que en su día les arrebataron.
http://www.noticiasdenavarra.com/2010/06/14/sociedad/navarra/familiares-de-los-exhumados-de-ezkaba-recibiran-los-restos-al-final-del-verano
Durante los trabajos llevados a cabo por técnicos de la Sociedad de Ciencias de Aranzadi y por miembros del colectivo Txinparta, así como por otros voluntarios, se han localizado los 131 cuerpos y se han exhumado 36 que habían sido solicitados por sus familiares. Según señaló Koldo Pla, miembro del colectivo Txinparta y de la Asociación de Fusilados de Navarra, "se volverán a llevar a cabo nuevas exhumaciones conforme se vaya consiguiendo dar con el paradero de los familiares y una vez ellos lo autoricen".
Los restos de los exhumados serán ahora analizados en la sede de Aranzadi en San Sebastián donde se realizará un informe detallado indicando las causas de la muerte y las patologías que presentaban, entre otros. Una vez finalizados, los familiares recibirán los restos junto al informe y toda la documentación recabada durante los quince días de trabajo -reportajes fotográficos y audiovisuales-.
El cementerio de las botellas. Para llevar a cabo las exhumaciones se han ayudado de un plano realizado por el capellán de la prisión. En él se diferencian los diez enterramientos civiles del resto que eran católicos, aunque su representación no correspondía exactamente con la distribución en el recinto de 54 metros de largo por 13 de ancho, por lo que el mapa tuvo que ser reinterpretado.
Los escasos textos que se han conseguido recuperar de las botellas con las que eran enterrados los cuerpos también han servido como referencia para interpretar la secuencia de los enterramientos y su localización. El lugar debe su nombre a esta práctica que consistía en enterrar los cadáveres con una botella entre sus piernas en la que se introducía un papel de media cuartilla con anagramas oficiales y escrito a máquina con los datos de filiación y fecha de muerte, así como un número que aparece recogido en el mapa anteriormente citado.
No obstante, han sido pocos los textos recuperados debido a que algunas botellas aparecieron rotas y otras no conservaban el tapón. Cabe destacar que dos de las tumbas se encontraban vacías, sin restos ni botella.
La investigación ha sido dirigida por Francisco Etxeberria, profesor de Medicina Forense de la Universidad del País Vasco y presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, mientras que los trabajos han sido coordinados por Koldo Pla, que destacó las dificultades de los últimos días debido al barrizal formado por las tormentas caídas recientemente.
Asimismo, Pla, en nombre de Txinparta, señaló que después de todo el trabajo realizado quieren conservar el lugar tal y como ha quedado ahora y no descartan colocar algún monolito en homenaje a los 131 republicanos enterrados en el lugar. No obstante, volverán a divulgar la lista en las diferentes comunidades autónomas y a través de las asociaciones de Memoria Histórica para que en caso de que los familiares lo deseen puedan recuperar los cuerpos de sus antepasados.
"Mi padre nunca quiso decirme nada para que no tomara represalias"
Familiares de agustín raya sánchez acuden al monte ezkaba para recuperar los restos de su antepasado
Agustín Raya afirmó tener pocos recuerdos de su abuelo y reconoció saber poco sobre las causas que le llevaron a pasar sus últimos años de vida en el Fuerte de San Cristóbal donde murió en 1945 como consecuencia de una enfermedad. "En mi casa no se quería hablar del tema, se tenía como un secreto y mi padre decía que no convenía hablar de ello", señaló. Agustín Raya comprende el ocultismo de su padre indicando que "eran recuerdos muy dolorosos para él". "Nunca quiso decirme nada para que no tomara represalias", añadió.
No obstante, el paso de los años y lo que ha ido conociendo de su abuelo le hace creer que "fue denunciado como venganza por algún vecino de Argamasilla de Calatrava" (Ciudad Real), localidad donde vivía y en la que cree que fue concejal.
Agustín Raya agradeció el trabajo llevado a cabo por los técnicos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y por los miembros del colectivo Txinparta. "Aunque mi padre no quiso indagar mucho, me parece muy bien que haya gente que esté trabajando por recuperar la memoria, algo muy importante para mucha gente", indicó.
Por su parte, su hijo y biznieto de Agustín Raya Sánchez, Darío Raya Maravall, reconoció que a pesar de que se trata de una historia "algo lejana" en el tiempo, "se siente mucha rabia sabiendo lo que han hecho a gente de tu propia sangre". Por ello, destacó la importancia que tiene "seguir buscando información para que la gente pueda saber lo que sucedió durante aquella época".
Al igual que Agustín y Darío, durante las dos semanas que han durado las excavaciones han subido hasta el monte Ezkaba varias familias de los 36 republicanos prisioneros exhumados que hoy comienzan a recuperar la identidad que en su día les arrebataron.
http://www.noticiasdenavarra.com/2010/06/14/sociedad/navarra/familiares-de-los-exhumados-de-ezkaba-recibiran-los-restos-al-final-del-verano
Lo que me parece deleznable es que Adolfo Suárez sea recordado por un demócrata y no por uno de los políticos que más culpa tuvo en que los torturadores y asesinos franquistas no entraran en la cárcel.
ResponderEliminarFue uno de los que más luchó por cerrar la herida del pasado, gracias a Adolfo, a Felipe González y algunos más Bili el niño y muchos otros torturadores, al igual que otros muchos militares fascistas morirán tranquilos sin entrar en la cárcel.
Adolfo Suárez impidió que los militares y policías del régimen franquista que asesinaron y torturaron a gente como mi bisabuelo no entrara la cárcel.
ResponderEliminarLos mismos conservadores que hoy lloran la muerte de este político nefasto son los mismos hipócritas que piden cárcel para Inés del Río que estuvo 35 años en prisión.
Sólo quieren cerrar la herida de los crímenes del franquismo, no de los otros crímenes.