Esther Elizalde Marquina
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro
La insigne capital del antiguo reino de Navarra; que siempre fue una de las más imponentes plazas fuertes de la Península Ibérica, ciudad inexpugnable, según La Ilustración Española y Americana en 1881, había perdido su eficacia ante las nuevas técnicas bélicas. La última Guerra Carlista (1872-1876) evidenció la incapacidad defensiva del antiguo recinto amurallado pamplonés aceptada, definitivamente, por el ramo militar. Los bombardeos que los partidarios del Pretendiente dirigieron a la capital navarra desde la cumbre del monte San Cristóbal en mayo y octubre de 1875, confirmaron la necesidad del reforzamiento defensivo de “la llave del Reino”. Por esta razón, al finalizar la guerra, se decidió construir un fuerte situado en la cima del monte citado debido a su situación estratégica y táctica.
“Cuando todas las naciones redoblan sus esfuerzos para aumentar el ejército, el armamento y las condiciones defensivas de sus respectivos países, se hacía necesario no permanecer por más tiempo en nuestro estado habitual de indolencia”. A estas consideraciones apuntadas porLa Ilustración Militar respondía el Fuerte de Alfonso XII.
Denominado así en honor al monarca en cuyo gobierno se fraguó y emprendió (1878-1919), también conocido como Fuerte de San Cristóbal, fue proyectado y dirigido por el Comandante de Ingenieros José Luna y Orfila, sucediéndole en la dirección de las obras el Coronel Miguel Ortega Sala (1901-1906) y, más adelante, el Ingeniero Comandante de Pamplona Antonio Los Arcos y Miranda (1908-1918). De carácter fundamentalmente ofensivo, los principales objetivos de la fortaleza radicaban en: resistir los ataques de la artillería e infantería enemiga, tener la capacidad de autodefensa, impedir la aproximación del enemigo a la Cuenca de Pamplona y ocupar la cumbre del monte.
Gracias a los dos grabados que presentamos, publicados en La Ilustración Española y Americana y La Ilustración Militar entre 1881 y 1882, respectivamente, percibimos el avance de las obras de la fortaleza en estos años.
El primero de ellos pertenece al pamplonés Nemesio Lagarde y Carriquiri (1845-Toledo, 1902), divulgado por La Ilustración Española y Americana en abril de 1881. Nacido en 1845 en la capital navarra, Nemesio Lagarde formó parte durante su juventud del grupo cultural más selecto de la ciudad junto a su hermano Aniceto. En 1864, ingresó en la Academia especial del Cuerpo de Ingenieros de Guadalajara, licenciándose en 1870. Participó activamente en la última Guerra Carlista con el Ejército del Norte. Tras la finalización de sus estudios en ingeniería militar, su carrera fue en ascenso, siendo nombrado Capitán en 1883, Comandante en 1895 y, finalmente, en 1902 recibió las divisas de Teniente Coronel, tal y como relata Urricelqui Pacho en Recuerdos de una guerra civil. Álbum del bloqueo de Pamplona. A todo ello se une la concesión de importantes condecoraciones como la Cruz de San Hermenegildo obtenida en 1898.
En cuanto a su faceta artística, patente ya desde su juventud, destacamos su trabajo como profesor de Dibujo en la Academia General Militar de Toledo desde 1883 hasta 1892, donde lo describieron como un “artista hasta la médula”, y se le confirieron diversos honores. Igualmente, publicó varios libros sobre ingeniería militar.
Sin embargo, es su labor como ilustrador gráfico la que nos interesa en este momento. Iniciada durante la Tercera Guerra Carlista con el envío de varios dibujos a La Ilustración Española y Americana, llegó a ser considerado como uno de sus corresponsales gráficos, continuando su colaboración tras el fin de la guerra. En la mencionada revista y en La Ilustración Militar, lo que corrobora su calidad como ilustrador gráfico. En esta última publicación llevó a cabo tanto ilustraciones originales, partiendo de sus croquis tomados del natural (après nature) pasados posteriormente al grabado, como reelaboraciones de dibujos enviados por soldados destinados en los distintos frentes, que servían de corresponsales gráficos de guerra; de esta manera, Lagarde ejerció una ocupación propia de los “Staff Artist o artistas de gabinete”.
Centrándonos en la litografía de 1881, Nemesio Lagarde nos muestra el estado de las obras del Fuerte de San Cristóbal en tres puntos distintos del monte, centrándose en el más adelantado, sin dejar de plasmar los iniciados en la cima. Mediante la representación de los trabajadores en sus diversas ocupaciones añade dinamismo a la escena. Reproduce los distintos gestos y actitudes de los personajes que la conforman, demostrando que se trata de un croquis tomado del natural, captando un momento concreto de la dura jornada de trabajo. Así, se puede apreciar en primer plano la tranquilidad con la que conversan los ingenieros militares mientras vigilan la faena; los jornaleros que pasean próximos a éstos con el pico y la pala al hombro o, incluso a uno de sus compañeros colocándose la boina; contrastando con el esfuerzo de los peones que pican piedra, la acarrean en cestas, o los que realizan trabajos de albañilería. Emplea un dibujo preciso, de trazo seguro y detallista, que nos permite distinguir los distintos atuendos de cada personaje retratado, las herramientas o instrumentos, como el teodolito, los cestos donde transportan los materiales o los animales que suben las carretas localizados en el margen superior derecho. Además, este grabado documenta perfectamente que los trabajos iniciales realizados en el fuerte consistieron en explanar el terreno, sumándose a la creación de la carretera y el suministro del agua, cuestión que se verificará al compararlo con el segundo grabado, donde las grandes rocas y la concavidad montañosa del margen izquierdo ya no existen.
Pues bien, las obras aquí presentadas pudieran corresponder a la “Obra Avanzada del Oeste o Fuerte Viejo”, al ser la primera edificación llevada a cabo del conjunto del Fuerte, atendiendo a la descripción de Marrodán. De hecho, en ambas estampas se aprecian dos zonas de construcción en la cima del monte, las cuales en 1881, se encuentran menos adelantadas que la principal.
La segunda litografía fue publicada por La Ilustración Militar en marzo de 1882, firmada por Masí (José Masí del Castillo), uno de los más relevantes xilógrafos de la segunda mitad del siglo XIX y colaborador de las más importantes revistas. No obstante, si recordamos la labor de Lagarde como “artista de gabinete”, puede ser que el propio Masí del Castillo desempeñase la misma función en esta litografía, reproduciendo uno de los dibujos del propio Lagarde, algo muy común en la época. Así, planteamos la posibilidad, aunque con las lógicas reservas, de que el autor originario sea Nemesio Lagarde, tesis avalada por varios motivos: la idéntica perspectiva de la litografía anterior, modificada ligeramente por los avances constructivos del Fuerte, el dinamismo de las escenas, así como la actitud de los distintos personajes; a pesar de que, a decir verdad, pierde cierta calidad, nitidez y frescura en el dibujo; y, por último, la confirmación de que Lagarde regresaba asiduamente a Pamplona durante sus permisos militares para visitar a su familia asentada en Navarra.
La Ilustración Militar confirmaba los avances en el cerro de San Cristóbal, patente en la escena principal, el posible Fuerte Viejo, al igual que las escenas ubicadas en la cima del lado derecho, en la cual se percibe una pequeña construcción, mayor número de jornaleros trabajando y los carros tirados por animales; igualmente, en el izquierdo la concavidad montañosa aparentemente ha desparecido, sustituida por un túnel.
Aunque estos grabados manifiesten los progresos del Fuerte de Alfonso XII en sus primeros años de construcción, su culminación no llegaría hasta 1919, tiempo en el que este tipo de fortificación resultaba inútil, debido a los adelantos en el arte de la guerra claramente visibles en la Primera Guerra Mundial con la introducción de la aviación. Con todo, el Fuerte de Alfonso XII o Fuerte de San Cristóbal fue la última de las defensas de la capital navarra y la más importante de su género en España en su tiempo, además de un excelente ejemplo de la arquitectura militar de finales del siglo XIX.
Bibliografía:
MARRODÁN VITORIA, A., “El Fuerte de Alfonso XII en el monte de San Cristóbal” en Muraria, Pamplona, Gobierno de Navarra, Departamento de Cultura y Turismo, Institución Príncipe de Viana, 2005., pp. 298-314.
OSSORIO Y BERNARD, M., Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX, Madrid, Giner, 1975.
URRICELQUI PACHO, I. J., Recuerdos de una guerra civil. Álbum del bloqueo de Pamplona, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2007.
La Ilustración Española y Americana, Madrid, 22 de abril de 1881. nº XV, pp. 251- 253.
La Ilustración Militar: revista literaria, científica y artística, Madrid, marzo de 1882, nº 18, pp. 301-303.
Pamplona.- Importantes trabajos de defensa en el cerco de San Cristóbal, en ejecución por el Cuerpo de Ingenieros militares. (Dibujo de D. Nemesio Lagarde). La Ilustración Española y Americana, Madrid, 22 de abril de 1881.
nº XV, p. 253.
Pamplona.- Importantes trabajos de defensa en el cerco de San Cristóbal, en ejecución por el Cuerpo de Ingenieros militares. (Dibujo de D. Nemesio Lagarde). La Ilustración Española y Americana, Madrid, 22 de abril de 1881.
nº XV, p. 253.
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