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El Mapa de Fosas de Huelva destapa 118 enterramientos de la Guerra Civil
La Asociación Andaluza Memoria Histórica y Justicia ha hecho público el Mapa de Fosas Comunes en Andalucía, un documento que localiza 614 enterramientos masivos con más de 47.000 víctimas provocadas por la sublevación franquista.
RAFAEL MORENO / HUELVA | ACTUALIZADO 17.01.2011
Exhumación de restos en la fosa de Calañas.
El trabajo documenta en la provincia de Huelva 118 enterramientos, refresca los datos de las 6.019 víctimas con nombres y apellidos del denominado terror fascista, mantiene los 200 muertos por la violencia de izquierdas y abre una puerta tenebrosa y macabra con el recuento de decenas de zanjas, osarios, tumbas, fosas y macrofosas repartidas por todos los pueblos que evidencia la calculada magnitud de la represión fascista en Huelva.
Una pregunta deja en el aire. Si en la fosa de la capital hay más de 4.500 cuerpos enterrados y en la de Nerva 1.500, hasta dónde llegó la venganza.
El trabajo de campo ha sido desarrollado por Agustín Peláez, Sebastián López, Juan Luis Carrellán, historiadores, y la antropóloga Luisa Zabaleta bajo la coordinación de Rafael López, presidente de la Asociación Memoria Histórica y ha costado 50.000 euros. El montante ha sido aportado por la Consejería de Justicia y Administraciones Públicas de la Junta para el proyecto Todas las fosas.
El objetivo confeso es difundir entre el público, estudiosos y los familiares de las víctimas la realidad de la represión y facilitar la búsqueda de los fusilados, "bien para exhumaciones futuras, bien para dar por finalizado un proceso de búsqueda demasiado largo en el tiempo". A partir de esta información se pretende crear, identificados mediante la pertinente señalización, unos lugares de memoria en los sitios donde aun existen o existieron personas asesinadas y enterradas que "perdieron la vida por defender unos ideales".
El trabajo ha contado con no pocos obstáculos debido a la ausencia de documentación archivística donde se especificara la ubicación de las fosas.
La Asociación recuerda que "las autoridades franquistas se cuidaron mucho, durante la represión y después de ella, de que quedara la mínima información indispensable que indicara la brutal serie de asesinatos indiscriminados que realizaron durante esos años. Además, durante los 40 años de franquismo fue muy común la destrucción de documentación pública referente a la segunda mitad de los años 30 y primera de los 40. A lo que se añade la situación de abandono y desorden de los archivos de ayuntamientos, juzgados y prisiones".
A los equipos de trabajo les quedaban pocas alternativas para garantizarse el éxito de su histórica empresa. Camino abonado para las fuentes orales, que han esquivado dudas, miedos y controversias que 75 años después se mantienen latentes en la sociedad.
Los investigadores son conscientes de que "nunca se logrará saber toda la verdad sobre lo que sucedió en aquellos años". A pesar de todo se ha llegado a una serie de conclusiones que ponen en evidencia el modus operandi de los vencedores de la Guerra Civil.
Los fusilados no solían ser enterrados en sus localidades de origen sino en los municipios próximos a las mismas "para ampliar más el desconcierto y la desesperación a sus familiares y amigos, al mismo tiempo que esta labor servía para oscurecer más este sucio trabajo y dejar la menor huella conocida posible".
El informe sostiene que "la principal costumbre de los franquistas fue la de abrir fosas en los cementerios de las poblaciones, que se caracterizaban por ser las más grandes en dimensiones y en víctimas". La práctica dificultó concretar las cifras exactas de los enterramientos y en algunas de ellas se habla de centenares o miles de víctimas, casos de Nerva (1.500 cuerpos) o el camposanto de Huelva (4.500).
La mayor parte de las fosas se encuentran dentro de los cementerios de los pueblos y se desconoce el número exacto de cuerpos que alojan. Pero hay lugares donde los vecinos han localizado enterramientos y donde se tiene constancia del fusilamiento de represaliados. Los casos conocidos de fosas fuera del cementerio suponen, advierte el trabajo, la punta del iceberg.
Este tipo de enterramientos se dan fundamentalmente en la Sierra y el Andévalo y están ocupadas en su mayoría por los huidos. Se trata de las personas señaladas como izquierdistas que escaparon por temor a la represión y que luego cayeron en las batidas del ejército o la Guardia Civil.
En total, en Huelva se han encontrado 118 fosas, la mayoría dentro de los cementerios. El porcentaje de enterramientos fuera de los camposantos apenas alcanza el 10%. Al margen de estas fosas se ha detectado un número importante de zonas rurales, que el informe califica como lugares de fusilamientos. Queda por descubrir pues esos lugares dispersos que sin duda agrandarían las cifras de la represión.
Una vez más, para el trabajo de campo se ha echado mano de un libro fundamental para comprender los pormenores de la contienda en Andalucía, Extremadura y por extensión en España. Se trata del texto La Guerra Civil Huelva, de Francisco Espinosa (Diputación Provincial 1996). La obra recorre la ocupación de la provincia de norte a sur y de este a oeste y aporta un pormenorizado estudio, con nombres y apellidos, de lo que ocurrió en cada rincón. El libro incluye los listados de fusilados por localidad y sirve para poner de manifiesto que el número de represaliados que se ha podido documentar no coincide con el número real de asesinados en cada municipio. Se demuestra así que todavía quedan en la provincia un gran número de desaparecidos que no constan oficialmente en ningún sitio, lo que eleva aun más las cifras de la represión fascista en Huelva. La obra de Espinosa permite aun hoy acercarse a cada localidad con una visión muy certera de los años de plomo del franquismo.
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