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miércoles, 6 de octubre de 2010

"Ninguna mujer abandonó a su marido preso, cosa que sí hicieron muchos hombres republicanos"

la historia de las presas de saturraran 

Los espejos reflejan realidad y ficción. La película sobre las presas de Franco en la cárcel de Saturraran, 'Izarren Argia', cuenta desde ayer con un libro científico que exhuma los porqués de aquella política de exterminio. Lleva por título 'No lloréis, lo que tenéis que hacer es no olvidarnos'


Iban gorriti - Miércoles, 6 de Octubre de 2010 
SATURRARAN. La periodista e investigadora, María González, es la autora del volumen que contextualiza la realidad de las presas en plena represión. Y lo analiza desde una perspectiva de género. Por otro lado, el responsable de la productora Baleuko, Eduardo Barinaga, se convierte en espejo en este diálogo. Contrasta los datos de González, que se plasman en la ficción cinematográfica de Izarren argia.
¿Qué les ha parecido la película?
EDUARDO BARINAGA: Cuanto más tiempo pasa, me doy cuenta del acierto que ha sido hacer Izarren argia. Es una historia que va creciendo. En un principio era un compromiso, ahora es una emoción y empieza a ser una ilusión. Recoge de una manera creativa lo que realmente ocurrió.
MARÍA GONZÁLEZ: Lo primero que me llamó la atención fue su contenido divulgativo, que permitía llevar a más público que aquél que se especializa en memoria histórica. Es más, yo empecé a verla con los datos que conoces, y, de repente, la trama te llena. Ya dejas de analizar y te metes en la historia que cuenta.
E.B.: Me encanta que María diga eso porque eres una estudiosa de los datos y al final, el haberle conseguido meterle en la trama es el gran logro de la película.
En muchos casos, el único delito de las presas era ser mujer.
M.G.: Muchas estaban organizadas políticamente y otras eran familiares de rojos. Hay que reivindicar que algunas estaban por sus propios delitos contra el código militar español franquista, pero habían participado en la vida pública a través de sindicatos, partidos políticos. Ellas subrayaban su pertenencia y actividad política. En ese sentido, se puede distinguir lo que en los campos de concentración llamaban presos políticos y presos por desgracia, aquellos que al no tener conciencia política no tienen capacidad de analizar lo que les estaba pasando. Son los que peor lo llevaban. Ése es el caso de las mujeres de Saturraran.
E.B.: La película es una síntesis. La hemos desarrollado desde la óptica de condición de mujer. No hemos entrado en tanto detalle porque es una película, pero trata lo que se ha desarrollado en esa cárcel desde la óptica de la mujer.
¿Cuáles fueron los métodos de represión franquista contra las mujeres?
M.G.: Está la violencia visible y la invisible. La primera es la directa, la que se palpa en la guerra. La invisible se divide en dos: por un lado, está el clima sociocultural asfixiante en esa época y, por otro, la que ejerce el régimen para afianzarse. Una de las armas ejercidas por el franquismo era deshacerles de sus raíces.: les traían de Andalucía, Madrid, o los países catalanes hasta Saturraran, que estaba fuera de todo, no había ni tren ni nada. Además, les hacían trabajar gratis para un régimen que les estaba masacrando. Por último, hay que tener en cuenta la cuestión de los hijos, que aparte de suponer un castigo para ellas, suponía el triunfo del ideal fascista, en el que ya no iba a quedar nada del régimen democrático anterior.
E.B.: Me quedo con lo de la violencia invisible, catarsis que hemos vivido quienes hemos estado en el rodaje. Según avanzaba el guión notabas que las actrices comenzaban a sentir la violencia que había existido. Les entraba como una responsabilidad de decir, ¿estaré a la altura yo de las personas que en la cárcel sufrieron lo que sufrieron? Las actrices me han dicho que son distintas a como eran antes del rodaje porque han interiorizado lo que ha supuesto esta represión soterrada.
En el libro también se habla de una represión institucional franquista contra las mujeres republicanas ejercida por hombres republicanos.
M.G.: Se considera que la República es la República de la mujer, pero no porque los hombres le hubieran dado ningún sitio público, ni nada. Ellas mismas reivindicaron la lucha feminista de años anteriores. Indalecio Prieto se negó a votar a favor del voto femenino. Y eso que el PSOE quería votar a favor. Ni siquiera votó. En ese sentido, una vez acabada la guerra se da una diferencia entre perdedores y vencidos.
En ese caso no fueron sinónimos...
M.G.: Perdedores son los que perdieron la guerra; pero los vencidos son los que interiorizaron el ideal fascista del régimen de Franco y lo aplicaron en la represión contra la mujer.
¿Qué ocurrió entonces?
M.G.: Se dejó de lado a todas las mujeres en las luchas clandestinas de la posguerra. Se les relevó a tareas administrativas, a cuidado de presos... Es lo que presas francesas de campos de concentración llamaban muerte afectiva. Significa que los hombres renegaron de las que habían sido sus parejas. Les dejaron abandonadas en las cárceles y reorganizaron su vida con mujeres que no tuvieran significado. Ninguna mujer ha hecho eso. Por último está la violencia privada: la machista en casa, casos de violencia de género de hombres que maltrataban a mujeres que habían querido y que están sin documentar. Aparte de los fascistas, también hubo republicanos.
E.B.: Yo me quedo con la parte que me corresponde en el libro -ha escrito un abecedario-, el vocabulario de la memoria histórica en la que hay un caso muy significativo. Las tropas fascistas italianas tomaron Ondarroa. Entonces, los hombres se marchan, escapan; otros van al frente, y se quedan solas las mujeres, que son violadas. En una canción popular de Ondarroa le preguntan a un niño a ver por qué es de color negro y responde Italiarrek jakingo dute.
Por ello, el lema de "Izarren Argia" es: Les arrebataron todo menos la esperanza.
E.B.: El fascismo, en este caso el franquismo, buscaba aniquilar invisiblemente y qué cosa más sibilina que la esperanza de vivir o de futuro, la esperanza de ser madre. Todo.
M.G.: La estrategia nazi de los campos de concentración consistía en eso, en pensar que nunca ibas a salir de ahí.
Por lo que se puede considerar Saturraran como un campo de concentración.
M.G.: Sí. De hecho, Tomasa Cuevas, una mujer que estuvo en cárceles y que en el año 77 se dedicó a recoger testimonios de sus compañeras para autoeditar un libro, no las denomina cárceles de mujeres, sino almacenes de mujeres.
En los testimonios recogidos por Tomasa había mucho humor. ¿La película también lo contempla?
E.B.: Cuando asumes un trabajo de esta dimensión, te da temor incluirlo. Ahora, si quieres hacerlo realista, en la película hay dos o tres secuencias que están limpiando la ropa, cantan… Había diversión y la protagonista tiene un enamoramiento con un joven de Ondarroa... No pueden ser personajes uniformes y monolíticos. Tiene un punto de humor.
M.G.: De todos modos, si para la película se hubieran tomado frases con humor reales dichas por presas, el público las hubiera considerado como un fallo. Rosario Dinamitera cuenta que a ellas les racionaban el agua. Les daban un vaso al día y debían elegir si lo empleaban para beber o para asearse. Se decían: ¿Qué hacemos con esto: nos lo bebemos o lo dejamos para la noche?
E.B.: El cine debe sugerir, emocionar y dar pie a que personas como tú, estudiosas del tema, lo veáis y corroboréis que fue así.
También se puede corroborar que han editado el libro vasco con el título más largo.
M.G.: (Risas) Es la frase que dice una mujer, testigo de otra a quien iban a fusilar. El peor, peor, momento para una mujer era cuando por la noche venían a buscar a una compañera. Es lo que le dijo a ella y lo hemos usado de manera textual. (Barinaga, se guarda su respuesta)
En Saturraran, murieron 177 mujeres y 59 niños.
M.G.: Es que, además, ningún hombre se hacía cargo de sus hijos. En 1939 los franquistas cambiaron algunas leyes. A los 3 años ya no podían estar allí. Además, no eran registrados. Sólo sus madres. Había una ley, incluso, que, una vez fuera, si el niño no se acordaba de sus apellidos, se le podía cambiar el nombre. Se calcula que hay más de 10.000 aún desaparecidos.
E.B.: El libro incluye una carta, de un adulto que de niño fue enviado de la cárcel a familiares de Extremadura. Volvió a buscar a su madre. En Ondarroa, durmió en una cueva y cogió una pulmonía. Un baserritarra oyó sus toses y se lo llevó hasta hoy.
M.G.: El auxilio social servía entonces para que los menores se dieran cuenta de que habían fusilado a sus padres con derecho.
¿Cómo se puede llegar a la juventud para que no vean la memoria histórica como "el rollo de los viejos"?
E.B.: ¡Con esta película! En el Zinemaldi, en Zabaltegi, el jurado joven, votó a Izarren Argia como la segunda que más les gustó, después de Blog, con una nota de 7,9.
El libro ayudará a comprender el contexto que sufrieron las mujeres.
E.B.: Aporta un sentido más, se entiende mejor la película. El fascismo tenía pensado qué hacer con la mujer en su política de exterminio.
Maria, usted colabora con el asociación Durango 1936 Kultur taldea.
M.G.: Estamos preparando el acto Agurrik Gabeak! para el día 29 y hemos comprobado que en Saturraran sólo de Durangaldea hubo veinte mujeres.
E.B.: Volviendo a lo del título más largo... lo es porque es el proyecto más largo abordado en este país. Hoy hablamos de un libro, el día 15 de un autobús de la memoria, el 22 de una película y desde hace tiempo está en la red. Lo que era una buena historia se ha convertido en un proyecto emocional. Por eso ha sido tan largo, porque las emociones cuesta a veces sintetizarlas.

http://www.deia.com/2010/10/06/politica/euskadi/ninguna-mujer-abandono-a-su-marido-preso-cosa-que-si-hicieron-muchos-hombres-republicanos

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