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viernes, 11 de enero de 2013

LEMOA RESCATA LA MEMORIA HISTÓRICA


Viernes, 11 de Enero de 2013 13:22


Ayuntamiento y vecinos recuperarán el escenario de una batalla en la que murieron cientos de combatientes.
elcorreo.com / ALBA CÁRCAMO / 11-01-2013


Lemoa fue un punto estratégico de la resistencia en la Guerra Civil española. La importancia de la cantera de Lemoa, comienzo del «cinturón de hierro», atrajo a millares de combatientes -sobre todo asturianos-y gudaris. Fue el último reducto fiel a la República junto a Bilbao, que se rindió apenas dos meses después de «la sangrienta lucha» de Peña Lemona. Cientos de milicianos y gudaris perdieron la vida en la batalla, entre el 29 de mayo y el 15 de abril de 1937.
«Fue la batalla más sangrienta, murieron más de mil personas y nunca se hizo nada para recordarlo», afirman los expertos. Dada la importancia de la localidad en la contienda, un grupo de vecinos y el Ayuntamiento han decidido que hay que investigar para «recuperar, comprender y dar a conocer lo ocurrido en nuestro pueblo».
A través de una comisión de la memoria histórica que se conformará este mes, entre otras actividades, el proyecto municipal incluye el arreglo de la ermita que corona la cumbre de Peña Lemona, construida por la duquesa del Infantado en honor de su hijo, que según afirman, fue un alférez sobrino y ahijado del general Mola y cuyocadáver nunca apareció.
En su honor, ordenó construir el templo. «Queremos que la ermita de la cima se convierta en museo de la batalla», han apuntado expertos de Elizondo Lagunak. El objetivo pasa por que sea «una herramienta de reconciliación para recuperar la memoria histórica».
Con la misma metodología que la Kultur-Gune de Elizondo, serán los lemoarras los que devolverán el esplendor a un templo religioso casi olvidado y ante todo «deteriorado», explicó el concejal de Deportes, Cultura y Euskera, Aitor Erauzkin. Sin embargo, no será la única edificación que será sometida a un lavado de cara.
 
Campos de trabajo
 
Otra de las actividades previstas pasa por celebrar en verano campos de trabajo para jóvenes-tanto del pueblo como foráneos-en los que se recuperen las trincheras en colaboración con la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Todo ello, precisó el edil, «con la aprobación de la comisión popular», que se creará el día 24 en el hogar del jubilado, a las 19.30 horas, y que será una reunión abierta a todos los interesados.
El objetivo de estas labores veraniegas pasa por «concienciarnos a los jóvenes de lo que ocurrió porque fue una batalla sangrienta», recordó Erauzkin antes de aclarar que «aparte de Durango, Otxandio, Gernika y Bilbao, Lemoa fue una de las localidades que más sufrió y ha quedado olvidada».
De hecho, se convirtió en la última posición en manos republicanas antes de la rendición de Bilbao. Cientos de restos aún yacen en las laderas de una montaña que fue testigo de intensos combates. La aviación alemana e italiana regó de sangre este enclave del valle de Arratia. Todavía hoy se encuentran restos de munición y diversos objetos por las laderas. Recuerdos que vecinos y visitantes podrán ver en las exposiciones que se programarán este año. «Se quiere recopilar información de particulares, de revistas, periódicos, fotografías...»-adelantó el concejal- para «arrojar algo de luz sobre unos hechos tan oscuros».
Los responsables locales creen que, en el 76 aniversario de la batalla, ha llegado el momento de profundizar en el pasado más triste de la localidad aunque el momento no es casual. La exhumación del cuerpo de un miliciano realizada en Lemoa por la sociedad de ciencias Aranzadi a mediados de 2011 despertó la curiosidad y supuso un acicate para la recuperación de la Memoria Histórica.
Enterrado en un pinar, en el que destacaron los antropólogos, «se han hecho que sepamos tres repoblaciones», su cuerpo terminó saliendo a la luz. Además, «estaba enterrado a muy poca profundidad por lo que se puede concluir falleció en el cuerpo a cuerpo».

Fuerte de San Cristóbal 1938. La gran fuga de las cárceles franquistas, de Félix Sierra e Iñaki Alforja


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viernes, 11 de enero de 2013


Fuerte de San Cristóbal 1938. La gran fuga de las cárceles franquistas, de Félix Sierra e Iñaki Alforja


Título: Fuerte de San Cristóbal 1938. La gran fuga de las cárceles franquistas
Autores: Félix Sierra e Iñaki Alforja
Editorial: Pamiela
Año de publicación: 2006 (segunda edición)
Páginas: 294
ISBN: 8476814852

En noviembre leí La fuga, de Carmen Domingo, una novela que ficciona lo que ocurrió en el fuerte de San Cristóbal de Pamplona el 22 de mayo de 1938, cuando de los 2.487 presos que había en la prisión franquista en la que se había convertido esta fortaleza militar 795 decidieron fugarse. 584 fueron capturados y 207 muertos a tiros en el mismo monte. Solo cuatro lograron llegar a Francia.

Después de lo mucho que me gustó la novela, quería conocer más sobre este capítulo de la Guerra Civil, descubrir los datos, las cifras, los documentos y los testimonios a fondo, de primera mano. Y gracias a Hedy Herrero, nieta de Teodoro Hernán Aguado, que pasó seis años encarcelado en el fuerte de San Cristóbal, que me ha prestado el libro, he podido disfrutarlo durante los últimos días de 2012 y los primeros de 2013, por lo que desde aquí le doy las gracias por su ayuda, su apoyo y su confianza.

El libro, de 294 páginas, se publicó por primera vez en 2005 y en 2006 vio la luz la segunda edición, mejorada con un nuevo diseño y ampliada con más información documental y gráfica, que es el que he tenido la suerte de leer con correcciones y nuevos testimonios.

La introducción nos explica la construcción del fuerte, su uso como prisión, los motivos por los que fueron encarcelados los presos, las condiciones de vida que tenían en San Cristóbal, la fuga del 22 de mayo de 1938 o los motivos que llevaron a los autores del libro, Félix Sierra e Iñaki Alforja, a iniciar esta investigación y recuperar la memoria de las víctimas de la represión franquista.

La primera parte de la obra, la más extensa y valiosa, incluye los testimonios de 35 presos que ese 22 de mayo de 1938 se encontraban encarcelados en San Cristóbal. A lo largo de las páginas estos hombres relatan con todo detalle por qué fueron encarcelados, cómo era la vida en el fuerte, sus recuerdos sobre la fuga, cómo fue la situación en el penal después de la fuga y, por último, cómo y cuándo se produjo su liberación.

Otro apartado del libro que me ha sorprendido y me ha gustado mucho son los cinco testimonios de mujeres que visitaron, llevaron dinero, comida y ropa y dieron todo su apoyo y consuelo a los presos, a pesar de que no eran sus familiares o amigos y ni siquiera los conocían, lo que no impidió que viajaran desde Pamplona, Salamanca o Cáceres hasta el fuerte de San Cristóbal a pesar de la distancia, el frío o el peligro que corrían sus propias vidas con tal de luchar, a su manera, por sus ideales.

La segunda parte del libro incluye diferentes documentos sobre los consejos de guerra contra los fugados, los 17 promotores de la fuga, el fusilamiento de 14 de los cabecillas, el consejo de guerra contra 568 fugados, los nombres de los 4.951 presos que estuvieron en el fuerte de San Cristóbal, diferentes órdenes del director del penal, tarjetas de la Cruz Roja Internacional, sentencias y testimonios de familiares de los presos y la letra de los himnos de la fuga y del fuerte.

Otro aspecto que llama la atención del libro es el gran número de fotografías que contiene, tanto del exterior y el interior del fuerte como de muchos de los presos antes, durante y después de haber estado encarcelados, así como de los distintos homenajes que año a año se celebran cada 22 de mayo en la entrada principal del fuerte de San Cristóbal, a donde acuden presos supervivientes, por desgracia cada año menos, y muchos de sus familiares para recordarlos y evitar que algo así pueda volver a ocurrir. 

En definitiva se trata de una obra completa, ampliamente documentada, amena, didáctica, compleja y profunda que nos adentra de lleno en el fuerte de San Cristóbal, en el día a día de los presos, en sus sufrimientos, su miseria, su frío, su hambre, sus humillaciones, su miedo, su dolor, su soledad. Pero también en el compañerismo, la solidaridad y la amistad que forjaron los presos entre los muros de esta cárcel franquista, amistad que en muchos de los casos ha perdurado con el paso de los años.

Sin duda os invito y os animo a descubrir cómo fue la gran fuga de las cárceles franquistas que tuvo lugar en el fuerte de San Cristóbal el 22 de mayo de 1938. Testimonios, anécdotas, recuerdos que os sorprenderán, que no os dejarán indiferentes, que os harán llorar pero también reír, que os emocionarán, os impresionarán, os impactarán y, por encima de todo, ayudarán a que los nombres y las vidas de todas estas víctimas no caiga jamás en el olvido.  


domingo, 6 de enero de 2013

Paco Etxeberria «Yo titularía esta historia 'la vida es eterna en cinco minutos'»

LA MEMORIA DE CHILE

«Yo titularía esta historia 'la vida es eterna en cinco minutos'»Etxeberria continúa su trabajo en el País Vasco mientras prepara nuevas investigaciones en Chile y Colombia
Francisco Etxeberria. :: USOZ

05.01.13 - 00:09 -
M. EZQUIAGA | SAN SEBASTIÁN.
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Su tarea es trabajar entre huesos, pero el escenario impresiona al visitante no familiarizado. Francisco Etxeberria nos recibe en el laboratorio de las estancias donostiarras de la facultad de Medicina. Hay restos óseos recuperados de fosas de la guerra civil española, sobre los que se están investigando en este momento. Etxeberria enseña el lápiz encontrado en el bolsillo de un republicano muerto en el conflicto, que resulta más emocionante que los cráneos o el casco de bala que terminó con su vida. «El arma de este hombre era simplemente eso, un lápiz», dice el forense.
 
A Etxeberria no le gustan los focos, pero su trabajo le ha mantenido siempre en primera fila, desde el caso 'Lasa y Zabala' pasando por las fosas de la guerra civil o sus investigaciones en América. Por si faltaba algo, el caso Bretón le dio relieve mediático.
 
«La experiencia chilena ha alumbrado una forma de trabajar que vendría bien en España y que habría evitado desatinos como lo sucedido en el caso Bretón», explica el forense. «Allí se realizan unos 'informes periciales integrados' en los que participan conjuntamente los especialistas en las diferentes áreas, lo que permite un contraste de opiniones y da más luz al proceso investigador de los jueces».
 
El ejemplo chileno
Todo el mundo le llama Paco. Y Paco está entusiasmado por el modo en que Chile se está enfrentando a su pasado. «Buscan la verdad, la verdad está aflorando y no hay catástrofes», dice este médico admirador de un país «que fue una democracia avanzada y en apenas unos días fue víctima del terror de la dictadura, con mecanismos de tortura instalados a lo largo de todo el país en poco tiempo».
 
Etxeberria se queda con dos fotos como símbolos del nuevo Chile: la imagen de la hija de Allende con los restos de su padre y la presidenta Bachelet, por un lado, y la viuda de Jara, también con la presidenta del país, en el funeral por el músico en medio de la solidaridad de miles de ciudadanos.
 
Y destaca también la labor de «un gran profesional como Patricio Bustos, director del Servicio de Medicina Legal de Santiago, víctima en su momento de las torturas, exiliado luego en Italia e incansable trabajador hoy en la recuperación de la verdad».
 
«Hay un museo de la memoria y los derechos humanos en Santiago de Chile que es también ejemplo», añade este hombre que pronto volverá a territorio chileno para completar una nueva investigación y prepara también otra tarea en Colombia, donde ya ha colaborado en distintos procesos.
 
¿Le da tiempo a todo? «Sí», responde el forense, también profesor en la UPV y presidente de la sociedad de ciencias Aranzadi, que al despedirse, y al hilo de su investigación chilena, recuerda con humor una cita de Miguel de Unamuno. «El escritor decía que las tres grandes aportaciones de los vascos a la civilización fueron: 1, demostrar de manera práctica la esfericidad de la Tierra gracias a Juan Sebastián Elcano; 2, crear la Compañía de Jesús, gracias a San Ignacio de Loyola, y 3, crear la república independiente de Chile».
 
Pero Etxeberria, primo de la saga de periodistas Gabilondo, tiene su titular para la historia de Jara: 'La vida es eterna en cinco minutos', verso de 'Te recuerdo Amanda'. «Cinco minutos, en el éxito o en el fracaso, pueden resultar eternos. Los cinco minutos que bastaron para asesinar a Víctor Jara. En el dolor, en el amor, cinco minutos se hacen eternos», concluye.