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martes, 21 de mayo de 2013

¿Quién fue el enigmático cuarto fugado de Ezkaba?


795 PRESOS INTENTARON FUGARSE, CUATRO LO CONSIGUERON

EL MIÉRCOLES SE CUMPLEN 75 AÑOS DE LA MAYOR FUGA DE UNA CÁRCEL VIVIDA EN EUSKAL HERRIA CON LA CURIOSIDAD DE QUE HUBO UN CUARTO HUIDO DEL QUE NO SE CONOCE SU IDENTIDAD

LAS AUTORIDADES HAN PUESTO TRABAS AL ACTO
I. GORRITI - Domingo, 19 de Mayo de 2013 
Imagen histórica de los presos en la cárcel de San Cristóbal (Ezkaba).
BILBAO
EL miércoles se cumplen 75 años de la considerada mayor fuga de un penal acontecida en Euskal Herria. La fuga del Fuerte de Ezkaba (San Cristóbal) en mayo de 1938 ofrece la fascinación de los acontecimientos épicos, y ocupó en su momento las portadas de la prensa republicana e internacional, antes de caer en el olvido y el interesado ocultamiento de los ganadores de la Guerra Civil. Fueron ganadores pero nunca vencedores, porque los franquistas nunca consiguieron hacer su discurso suyo a los perdedores, los alineados con el bando republicano. Ese mes de mayo de 1938, abandonaron la cárcel 2.500 presos, si bien algunos dieron marcha atrás y terminaron continuando la senda un total de 795. Hasta hace poco se consideraba que solo tres de esos fugados lograron alcanzar la muga. Pero, tras años de investigación, un nuevo libro, Los fugados del fuerte de Ezkaba, obra de Fermín Ezkieta, ofrece sólidos indicios de la existencia de un cuarto llegado a Iparralde no documentado.
El investigador de Iruñea aporta información sobre el paradero de los olvidados, aquellos fugados que, ejecutados, quedaron abandonados en los valles entre el fuerte y la frontera. "Recupera el papel protagonista de algunas mujeres que, compartiendo ideales con los presos, fueron perseguidas y encarceladas por los burlados militares, como ilusorias cómplices de los fugados", explican desde la editorial Pamiela.
Ezkieta desmonta la tesis del enfrentamiento entre fugados y perseguidores para encubrir una matanza: 206 fugados, más 14 fusilados en agosto como dirigentes, a los que sumar los 46 capturados, que fallecerían en el fuerte hasta 1943. El texto se interesa por las rutas que tomaron, pero también por sus rostros, sus biografías. La de los que alcanzaron la frontera y volvieron a Barcelona, para atravesarla nuevamente en 1939 con el ejército derrotado, siendo confinados en el Estado francés; la de Amador Rodríguez, oculto durante casi tres meses a la vista del fuerte; la de Jacinto Ochoa, capturado y vuelto a fugar en 1944; la de Leopoldo Picó, cerebro de la fuga, y de los otros dirigentes. "Vidas dignas de no caer en el olvido", valoran los impulsores del libro. La gran evasión tuvo lugar el 22 de mayo de 1938 y se cobró 239 ejecuciones. El cuarto héroe de aquella gesta, un fugado no documentado, oriundo de Azagra.
Todo lo que presenta Ezkieta en su libro sobre el cuarto posible escapado es tan enigmático como real. Todos los datos de los testigos consultados coinciden y convergen en una versión: en un momento determinado, regresó un hombre al pueblo donde sucedió todo, habló con los lugareños y todo lo que contaba parecía cierto. Los detalles encajaban. En aquellos escenarios cuenta a los locales lo que él vivió, cómo se escapó, que le dieron alcance cerca de Urtasun, que fue herido de escopeta pero consiguió llegar al pueblo de Banka. Allí un médico lo ayudó y, gracias a una familia, consigue huir primero hacia México y más tarde a Estados Unidos. En América se enrola o lo obligan a hacerlo en el ejército, y lo envían a la Segunda Guerra Mundial como tanquista.
A su regreso a Estados Unidos fundó una empresa de transporte, firma que hoy debe seguir funcionando. El hombre regresó a Nafarroa a contar su testimonio con la casualidad de que, a día de hoy, nadie recuerda si dijo cómo se llamaba. Se desconoce su identidad. "Es muy curioso, cómo habiendo hablado con diferentes personas, nadie lo identificara. Lo que hicieron aquellos tres escapados y este posible cuarto fue toda una epopeya", valora a DEIA Koldo Pla, uno de los componentes de la asociación Txinparta, colectivo que cumple 25 años de entrega a la sociedad.
DESMENTIDOS La agrupación ha dado pasos muy importantes. Ha conseguido desmontar creencias ya asentadas en la sociedad local. Una pasaba por afirmar que los mandos habían abierto la puerta del fuerte para que salieran y cargar contra ellos. "Tenemos la seguridad de que no fue así", confirma Pla. Existen también periódicos de la época que citan que fueron los falangistas los que habrían promovido la fuga, hecho tampoco real. Se conoce que fue un grupúsculo el que ideó la salida con Leopoldo Picó a la cabeza, un hombre que vivió en Ezkerraldea, y era amigo de Dolores Ibarruri, La Pasionaria. "Al parecer, se llegaban a comunicar en esperanto", aporta Pla.
Hoy finalizan los actos de conmemoración del 75 aniversario del episodio, y se realizarán en la misma puerta de la prisión de Ezkaba, aunque se ha prohibido a Txinparta hacerlo en el interior de la cárcel. La Comandancia militar de Barcelona lo ha impedido. Ha denegado los permisos "por cuestiones de seguridad".
A esta barricada hay que sumar la actuación de la delegada del Gobierno español en Nafarroa, Carmen Alba, del PP, quien en un informe ha tratado de torpedear el acto de hoy. "Ella ha añadido un punto en el que dice que cuando se realizan las conmemoraciones queda todo sucio con pintadas, basura por el suelo… Es una calumnia total porque solemos subir de víspera, incluso, a cortar la hierba. Salvo que la delegada de Gobierno llame basura a las flores que depositamos en memoria de los represaliados", lamenta Pla. Entre los muertos republicanos por la fuga, hubo catorce fusilados en la Ciudadela de Iruñea, lugar que a día de hoy parece un paraíso de tranquilidad.

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