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jueves, 7 de enero de 2010

Corte Inglés: planta baja, hostias en oferta

martes 5 de enero de 2010



Por ELOY RABO
Con casco, por si acaso


Gobernadores civiles (dos puntos):

Hay un momento en la vida, y a Elma Saiz ya le ha llegado, en que los antidisturbios te dan un revolcón. Un revolcón en lo que a tu a carrera como Delegado o Delegada del Gobierno se refiere, claro, no vayamos a pensar mal y la liemos. Es ese día en que tú no diste la orden, pero el mando en plaza de los de azul dice que venga, que una pasadita con leña, y llueven las hostias en las calles y después te llueven a ti en los comunicados y en los medios. Y te joden la trayectoria, chica. A ti, que estabas más pendiente de leer bien en los actos oficiales (el gran Jorge Nagore ya dijo que un día Elma leerá "Hoja 2 de 2") y competir por el cetro de las moderpijas forales frente a Barcina, García Malo y Elena Torres. A ti, que estabas pasando de puntillas, quien sabe si llamada a metas más altas.

El revolcón de Elma fue el domingo, con la huelga del comercio, los piquetes en el Corte Inglés, los cocos, los de ELA y los del sindicato hermano. Ante las protestas ya has dicho que se investigará. Me juego el aperitivo en La Olla a que la investigación dictaminará que se actuó correctamente. Que estos sindicalistas se pican como condón de pela, jodé, que parece mentira que sus padres corrieran delante de los grises; que, a día de hoy, el Policía español, cuando hostia, no hostia por frivolidad.

Elma es el último ejemplar - descafeinado, de diseño y perfecta peluquería -, de una estirpe mítica: la de los Delegados de Gobierno en Navarra. Antes de llegar a ella, tuvimos otros próceres que merecen un recuerdo. Lo merece Ruiz de Alegría, aquel iluminao que dijo que con un mando de la Guardia Civil y 4 gaiteros acababa con ETA. Supongo que, tras su destitución, se iría al conservatorio a tocar la gaita. Merece recuerdo también Ansuátegui, demócrata convencido, que tras su paso por Merindades, fue ascendido a la Delegación del Gobierno de Madrid. Allí, tierra de porras por excelencia, pudo ejercer la repostería con fruición y repartir bollos a pacifistas, estudiantes y otras gentes de mal vivir. Y de uno que hubo por ahí en medio, un tal Milano, no se acuerda ni San Pedro.

A mí, qué decirles, me caía bien Vicente Ripa. Aquellos guiños al euskera, aunque fuera con acento mirandés; aquella plaquita bilingüe; aquella petición de "patrullen alrededor del edificio, pero con disimulo"; aquellas formas suaves y pose de currela, oficinista planchasellos... parecía normal, cojones. Ni muy duro ni muy blando, ni descuidado ni cliente de honor de Zara. Pero nada: incluso él sufrió el revolcón de los antidisturbios. El suyo fue cuando el gaztetxe del Euskal Jai. El sambenito estaba puesto. Entre eso y algún congreso sociata donde no apostó por el caballo ganador, te mandan a Soria en un decir amén jesús.

Pues eso: que estás perdido. Que puedes cuidar tu trayectoria, pero siempre habrá una mañana o tarde aciaga en la que haya hostias y se te vuelvan en contra. Y ojo, que no voy contra los de la porra; que a mí siempre me tratan bien los antidisturbios (será que me ven un señor formal), y creo que los números tienen poca culpa porque son unos mandados. Si a alguien tienen que pedir explicaciones los delegados del Gobierno es a los de los walki-talkis. Esos son los que cortan el bacalao... y lo maceran a golpes


http://txistorradigital.blogspot.com/2010/01/corte-ingles-planta-baja-hostias-en.html

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